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Responsable de Sostenibilidad de la Fundación ‘Visit Benidorm’

Laura García: “El modelo urbano de Benidorm es sostenible desde 1956”

Participó ayer en la mesa redonda sobre ‘Turismo Inclusivo’ del seminario de Bilbao Metropoli 30 para exponer la experiencia de Benidorm en esta y otras áreas

Laura García: “El modelo urbano de Benidorm es sostenible desde 1956”Oskar González

Es una de las ciudades de turismo de sol y playa por antonomasia de la península, que atendió el pasado año 15 millones de pernoctaciones, y que está olvidando su imagen de masificación por otra de modernidad y sostenibilidad. Por ello ha recibido varios premios y reconocimientos.

Sostenibilidad y turismo no son términos que se asocien últimamente y más en turismo de masas ¿Cómo los combinan en Benidorm?

—De base, no me gusta eso de turismo de masas, es peyorativo. Nuestro modelo urbano en sí ya es sostenible desde 1956, cuando comenzó a gestarse la actual ciudad. El modelo vertical, compacto, de edificios altos que consume poco territorio, ya en sí es sostenible. Lo que ocurre es que, visualmente, ese perfil de Manhattan puede llamar la atención, pero los datos dejan patente que la ciudad es sostenible.

¿Qué datos son esos?

—Actualmente el 72% de la movilidad en Benidorm es a pie. Eso es mucho. En cuatro horas se recogen los residuos de la ciudad. La eficiencia hídrica es de un 95%, cuando la media que en España se encuentra entre el 72 y el 74%.

Admito mi ignorancia sobre ese escenario.

—Desde la Fundación Visit Benidorm llevamos mucho tiempo trabajando a nivel de comunicación para que se reconozca y el punto de inflexión ha sido que la Comisión Europea nos haya otorgado el premio European Green Pioneer of Smart Tourism 2025, una distinción que premia a las ciudades que destacan en sostenibilidad, innovación y accesibilidad en el ámbito turístico.

¿Qué han llevado a cabo para conseguirlo?

—En 2018, fuimos el primer destino turístico inteligente (DTI) del mundo certificado por AENOR; eso nos permitió valorarnos como ciudad especial y trabajar intensamente en ello.

¿Y ahora mismo?

—Estamos pudiendo reactivar muchas políticas de regeneración urbana y social, de las que ya teníamos una base para mejorar el destino. Ser DTI ayuda a conseguir fondos del Estado y Europa para acometer esas políticas.

Dígame un ejemplo exportable que hayan ejecutado en sostenibilidad.

—La gestión hídrica de la ciudad. Tener un 95%, a veces un 96% de eficiencia hídrica en un sitio donde llueve poco y mal es un ejemplo a seguir.

Veo que está mutando la imagen de la urbe.

—Lo estamos percibiendo a nuestro alrededor. El estar aquí hoy, hablando de accesibilidad, inclusividad en un destino como Benidorm significa que algo estaremos haciendo bien. Se ha invertido mucho en que todo sea muy sencillo para que la gente pueda moverse. En priorizar la ciudad para el peatón, no para el coche. Y también en la movilidad social.

Defíname ese concepto. Es nuevo.

—En enero, hemos sido certificados también por AENOR por primera vez como destino con compromiso para las personas mayores. Es una certificación nueva con 18 compromisos dirigidos a evitar la exclusión social, dejar de estigmatizar el edadismo y no sólo para el turista senior, también para los vecinos.

¿Pueden aprender una de otra muchas políticas de turismo Bilbao y Benidorm?

—Sí, por supuesto. Aunque son dos tipos de turismos diferentes, aquí más urbano y allí de sol y playa. Nosotros ahora también estamos enfocando el turismo a lo urbano, pero no en un modelo global como ciudad o como tipo de turismo, sino en acciones más de nicho, como puede ser enfocarse en la gente mayor, venta de congresos o deporte. Hay muchas políticas combinables en ambas ciudades

Como experta foránea, ¿cómo ve la evolución de Bilbao como ciudad turística?

—Soy muy seguidora, muy followerde Bilbao desde hace mucho tiempo. Tengo raíces aquí y en la Universidad hice un estudio sobre la regeneración de la ría, que me pareció un ejemplo brutal. La reconversión urbana de Bilbao ha sido espectacular. Es un modelo a seguir. Se ha pasado de una ciudad industrial a otra con un bienestar impresionante, por no decirte una palabra más fea.

Ha participado junto a otras expertas internacionales en la mesa de Turismo Inclusivo. ¿Hasta dónde se puede llegar en este área?

—Primero hay que dejar de pensar solo en inclusividad en términos de accesibilidad física o lo social, es mucho más general, tenemos que meternos en lo generacional y en lo cultural. La inclusividad tiene que ser transversal en todas las áreas de una municipalidad. Se tiene que cambiar el discurso en ese sentido y hacerlo a una escala global.

Antes hablaba de los mayores. Benidorm está especializado en ellos, muchos son vascos desde hace muchas generaciones.

—Sí, son muy importantes y todavía existe la calle del coño (risas). Creo que con este colectivo hay que hacer un esfuerzo de regeneración social. Empoderarles más. Ten en cuenta que para 2050, el 30% de la población europea va a tener más de 65 años.

Y van a ser, bueno, ya lo son, muy activos.

—Desde luego salen más, quieren disfrutar de la vida, viajan más, con estancias largas y cuentan con una mayor capacidad de gasto, incluso a veces hasta un 15% más comparados con otros segmentos.

¿Tiene techo el turismo en su ciudad?

—Ya no pensamos en cantidad de turistas, pensamos en calidad, aunque hay que saber definir este término.

¿En qué sentido?

—Pensamos en bienestar de nuestros visitantes y entonces no tenemos tope. Siempre hay margen de mejora. Benidorm, si queremos que sea una ciudad para visitarla, tiene que ser una ciudad para vivir, lo dice el alcalde y lo suscribo. El enfoque es ser una ciudad humanizada para el peatón y con un nivel de bienestar más elevado.