Los bilbainos percibirán un aumento considerable de la tasa de residuos urbanos a partir de 2026. Este incremento viene motivado por aplicación de la nueva directiva europea, pero también por la obligatoriedad de asumir la totalidad del coste de un servicio que a día de hoy solo se sufraga en el 80% a través de los recibos. De esa manera, el Ayuntamiento de Bilbao deberá recaudar 10 millones de euros más, lo que supondrá un 45% de aumento en el recibo medio de los ciudadanos. No obstante, la subida no tendrá el mismo impacto en todos los contribuyentes, ya que el sistema para calcular esta nueva tasa cambiará sustancialmente. Los bilbainos ya no pagarán la tasa de la basura en función de la categoría fiscal de su calle, sino en base al valor catastral de su vivienda y al número de residentes empadronados. 

Con el objetivo de paliar los efectos de esta subida, el Ayuntamiento de Bilbao ha dado cuenta este miércoles de que congelará el resto de impuestos para 2026 y, además, contempla ciertas bonificaciones para familias numerosas –con una reducción del IBI– o para los usuarios del contenedor marrón. Asimismo, otra de las grandes novedades será que la Hacienda municipal gestionará por primera vez este tributo que hasta ahora recaudaba el Consorcio de Aguas y solicitaba al que estaba dado de alta en el servicio y no al titular del domicilio. Según han anunciado, se cobrará cada dos meses y, a partir de 2027, podrá incluirse dentro del pago a la carta. Este nuevo sistema es un paso más en el camino a la implantación al pago por generación bajo el principio de quien más contamina, más paga.

“Nos encontramos en un escenario completamente nuevo”, ha asegurado Marta Ajuria, concejala de Hacienda, quien ha apuntado que la tasa que han presentado para 2026 responde a la realidad actual. En ese sentido, ha recordado a los grupos de la oposición que aún no hay un sistema en el mercado lo suficientemente “preciso” como para medir la generación exacta de residuos de cada domicilio. En todo caso, ha apuntado que “esta no es la tasa que tendrá el Ayuntamiento para los próximos 20 años, incluso en 2026 podrían incorporarse novedades”. En esa línea ha aseverado que el sistema “es más complejo de lo que a primera vista pueda parecer” y que el incremento que percibirán la gran mayoría de ciudadanos en esta tasa “no es una opción de política tributaria”, ya que están obligados por ley a que el coste del servicio se asuma al 100% por los ciudadanos.

CAMBIO DE PARADIGMA

De esa manera, según han explicado, el cambio de paradigma para alcanzar las nuevas metas impuestas por la Unión Europea supone que la tasa no puede ser deficitaria, sino que deberá reflejar el coste real de la recogida, transporte y tratamiento de residuos a la vez que permita implantar el sistema de pago por generación. Así, han detallado que actualmente las arcas municipales ingresan 24 millones de euros con los que sufragan un 80% del coste del servicio, valorado 31,7 millones de euros. No obstante, a partir de 2026 se estima que ese coste será de 36 millones, por lo que el tributo deberá subir inevitablemente para que el Consistorio lo pueda asumir. En ese sentido, han apuntado que su intención es recaudar 35 millones de euros teniendo en cuenta las bonificaciones que se aplicarán por el uso del contenedor marrón.

NUEVO CÁLCULO

Así, según ha indicado Marta Ajuria, la cuota de la tasa de residuos se calculará a través de dos componentes. El componente básico –que cubrirá el 40% del coste del servicio– estará determinado por la mera existencia del servicio y atenderá a la capacidad económica a través del valor catastral del inmueble. Mientras tanto, el componente específico –que cubrirá el 60% restante– se calculará en función de la generación potencial de residuos. Asimismo, en el caso del componente específico, se determinará de forma distinta para los edificios residenciales o no residenciales. En el caso de estos últimos, el componente específico se calculará según su actividad y los metros cuadrados de superficie. “Hemos definido cuatro grupos que son grandes generadores con un coeficiente específico: hospitales, hoteles, residencias, colegios”, ha detallado Ajuria, quien ha aseverado que “no será lo mismo un hotel que una peluquería, pero no será lo mismo un hotel grande que uno pequeño”.

LA OPOSICIÓN

Desde la oposición, la portavoz de EH Bildu, María del Río, ha criticado la “improvisación” a la hora de plantear la nueva tasa de residuos, ya que a su juicio se ha llevado a cabo “solo para cumplir expediente, pensando solo en fiscalidad”. Por su parte, el concejal popular Ángel Rodrigo ha considerado que, tal y como está planteada esta nueva tasa, “no se cumple el principio de quien contamina paga, porque paga todo el mundo”. En esa línea, Xabier Jiménez, concejal de Elkarrekin Bilbao, ha expuesto que el modelo planteado no posibilita “poner en marcha un sistema que permite implantar sistemas de pago por generación, básicamente porque no se está identificando cuánto genera cada uno de los domicilios o inmuebles o unidades familiares”.

CONGELACIÓN

Además de la aprobación de la nueva tasa, el Ayuntamiento de Bilbao ha propuesto la congelación para 2026 del resto de impuestos. Así, se modificará el carácter técnico de las ordenanzas reguladoras del Impuesto de Vehículos o de la Plusvalía. Y con respecto al IBI se incluirán dos cambios. De esa manera, las familias numerosas contarán con el incremento del porcentaje de bonificación en su vivienda habitual para paliar el impacto de la nueva tasa de residuos que tendrá en cuenta el número de empadronados. Por otro lado, en el recargo del 25% de las viviendas vacías que no constituyen la residencia del sujeto pasivo, se propone también incluir el grado I de dependencia como causa de exclusión de la aplicación del recargo, una circunstancia que ya se aplicaba a propietarios con dependencia de grado II y grado III.