El funicular de Artxanda prevé reabrir antes de Semana Santa
El parón por el desprendimiento ha servido también para rehabilitar la vía del transporte
El Ayuntamiento de Bilbao prevé que el servicio del funicular de Artxanda pueda retomarse antes de Semana Santa después de varios meses parado. Un desprendimiento de tierras ocurrido el pasado 10 de diciembre obligó a interrumpir inmediatamente el transporte municipal como medida de seguridad. Durante este tiempo el área de Obras Públicas y Servicios ha emprendido labores para asentar el talud del funicular con la instalación de una malla de triple torsión para evitar la caída de pequeñas rocas. Asimismo, el Funicular de Artxanda, la sociedad gestora, ha aprovechado la ocasión para rehabilitar las juntas de la vía.
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En palabras de José Luis Azpiazu, director de Servicios, el talud que provocó la afección estaba vinculado a la empresa gestora del funicular. Sin embargo, el Ayuntamiento se hizo cargo del mismo para poder vigilarlo. “Nos tenemos que coordinar con ellos para auscultarlo porque hay un servicio permanente que sube y baja. No podemos acceder a su infraestructura cuando queremos”, explica en relación a la intervención de su área, provocada por un pequeño desprendimiento en el camino de Vía Vieja de Lezama. “Es un talud un poco singular porque toda la contención de abajo está hecha hace años, con muros de hormigón perfectamente ejecutados con drenajes que funcionan, aunque no sea al 100%”, apostilla.
En ese sentido, evidencia que el problema surgió en la parte de arriba, donde detectaron que los muros de mampostería se habían desplazado. “Tenían contenciones que hoy en día no las hubiéramos puesto. Hemos tenido que desbrozar toda la zona para ver cuál era el riesgo real, porque gran parte de la inestabilidad del terreno estaba oculta”, detalla José Luis Azpiazu. Tras descubrir el área pudieron obtener un diagnóstico más certero: “Tenía todos los riesgos posibles. Y no era solo un tramo”. El director de Servicios indica que se trata de un talud muy vertical, ya que “es en la parte en la que el funicular forma una trinchera”. Es ahí donde la roca “se ha ido meteorizando y descomponiendo”, lo que implica que se vayan cayendo pequeños trozos.
Bilbao controla anualmente 319 taludes para evitar desprendimientos
La actuación que se ha llevado a cabo consiste en la colocación de una malla de triple torsión con la que se evita que caigan rocas a la vía. “En algunas zonas muy concretas con roca, además, estamos poniendo una especie de piel de hormigón que se ancla con unos burones a la propia roca. Se trata de proteger toda la zona para impedir desprendimientos”, explica Azpiazu. Esta intervención, que ha supuesto que el servicio de funicular se detenga durante varios meses, también ha incluido insertar sistemas que permitan conocer cuándo está inestable el talud para no tener que hacer inspecciones constantemente.
Trabajos en la vía
Como no hay mal que por bien no venga, paralelamente a esta actuación, la sociedad gestora del Funicular de Artxanda aprovechó la coyuntura para iniciar un proceso de licitación urgente para la rehabilitación de las juntas de carril de la vía de funicular. Así, con un presupuesto de 199.000 euros (sin IVA) la gestora del servicio aborda unos trabajos de mantenimiento de la infraestructura ferroviaria que está previsto que se alarguen durante dos meses.
La idea es minimizar el impacto en la movilidad urbana de Bilbao mientras se abordan estos trabajos que impedirán incidentes futuros derivados del desgaste. Mientras tanto, el Ayuntamiento ha habilitado un servicio de autobús lanzadera que cubre el mismo recorrido. Está operativo de lunes a viernes, con una frecuencia de 45 minutos hasta las 17.00 horas y de 30 minutos hasta las 22.00 horas. Además, sus normas de uso y sus tarifas son las mismas que las de Bilbobus.