La mitad de los alumnos de Primaria del colegio Maestro García Rivero de Atxuri han sido trasladados al centro de FP Emilio Campuzano como consecuencia de las obras que se están acometiendo en los aleros del edificio. En total, son 141 los escolares que se han visto obligados a salir de sus aulas para no verse afectados por las molestias que puedan generar los trabajos iniciados hace dos semanas, tras la caída de unos cascotes en noviembre. “La reparación es compatible con la actividad escolar, pero a nadie se le escapa que cualquier tipo de obra implica incomodidades”, asevera Javier Riaño, director de Educación del Ayuntamiento de Bilbao, en relación al desplazamiento de los escolares que se ha coordinado junto a la AMPA que, no obstante, sigue reclamando una reforma integral del centro.
Fue la caída de unos cascotes del histórico edificio a la zona donde se encuentra la antigua estación de Atxuri lo que puso en alerta a la comunidad educativa. “Mandamos a los bomberos y a los equipos de mantenimiento, que hicieron una revisión de toda la cornisa”, explica Riaño sobre el suceso ocurrido la tarde del 20 de noviembre. A partir de ahí descubrieron algunos desperfectos que se repararon de urgencia. “Pero posteriormente vimos que había que actuar porque había más daños de los que imaginábamos”, agrega el director municipal de Educación, quien apunta que lo primero fue instalar una visera en todo el perímetro del centro para garantizar la seguridad de toda el alumnado.
Posteriormente se llevó a cabo un plan de actuación consistente, principalmente, en la reparación de los aleros. “También se va a intervenir en la parte superior, donde hay pequeñas esculturas”, indica sobre el edificio, obra del arquitecto Pedro Ispizua, que cumplió un siglo hace dos años. “Es una zona protegida por patrimonio, lo que implica que tenemos que escanearlas para volver a hacer un molde y volverlas a colocar”, apostilla en relación a la intervención en las esculturas durante las obras de reparación que estiman que se alarguen 10 meses. “Vamos a intentar acortar lo máximo posible”, asevera Javier Riaño.
Mientras tanto, con el objetivo de paliar las afecciones a los alumnos más expuestos al ruido generado por los trabajos –las siete aulas de tercero, cuarto y sexto de Primaria ubicadas bajo los aleros–, se planteó la posibilidad de trasladarlos temporalmente a otro centro. “Había varias alternativas y la más cercana era Emilio Campuzano, que libera sus clases ahora porque sus alumnos de FP están de prácticas en empresas. Se trataba de pasar un semáforo y los inconvenientes eran mínimos”, afirma sobre el centro docente al que han sido trasladados, ubicado justo enfrente de Maestro García Rivero. “La idea es que los niños estén ahí hasta junio. Hay un compromiso de que cualquier decisión que se tome en este sentido será de la mano de la dirección, del AMPA y del Gobierno vasco”, matiza Riaño.
REFORMA INTEGRAL
“Que el edificio estaba en malas condiciones ya se sabía. El Ayuntamiento es conocedor de su precaria situación”, afirma, por su parte, Joana Regueiro, presidenta del AMPA Barriketan Atxuri, quien apunta que en 2019 llevaron a cabo una serie de informes que “evaluaban la situación después de que un año antes cayera una ventana al hall de la escuela”. En ese sentido, apunta que actualmente están “haciendo un seguimiento a la obra sabiendo que esto tampoco va a suponer una mejora en la calidad del edificio a medio largo plazo”, ya que, a su juicio, “requiere de una intervención más integral que a día de hoy está planificada”.
En palabras de Regueiro, “están reparando la cornisa, pero las ventanas siguen sin arreglarse, la fachada está que da pena...”. En esa línea, señala que son conocedores de que se trata de un edificio histórico con una protección especial.Sin embargo, censura que la comunidad educativa sigue sin tener constancia del informe técnico de la evaluación de la cornisa y de la fachada. “Es algo que hemos pedido reiteradamente”, garantiza. Asimismo, evidencia que el centro desperdició una oportunidad de oro para beneficiarse de los fondos Next Generation. “Hubo un proyecto para cambiar las ventanas y arreglar la fachada, pero al final, por plazos que no se pudieron cumplir por parte del Ayuntamiento, se perdió ese dinero, que era una partida de 2 millones de euros”, manifiesta la representante de la AMPA.