La presencia de determinado tipo de locales, que amplían la concentración de personas en la calle durante prácticamente todo el periodo nocturno, es la que favorece que en zonas como San Vicente-Uribitarte, Ledesma, Somera Barrenkale y Poza se superen niveles sonoros aceptables. El Mapa de Ruido de Ocio de Bilbao ha decretado como prioritarios estos ámbitos en los que se detalla que hay una superación “amplia” de los objetivos de calidad acústica, especialmente en periodo nocturno y que afecta a las dos noches de fin de semana aunque a menudo también se extiende a la noche de jueves a viernes. “La presencia de locales del grupo 4 están condicionando el ambiente sonoro de las calles en las que se ubican”, revela el estudio sobre aquellos establecimientos cuya hora de cierre se establece a las 6.00 horas.

Con este análisis específico de la contaminación acústica del ocio nocturno, el Consistorio va a aprobar la actualización del Plan Zonal de la Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE), diseñado para reducir la contaminación acústica de la ciudad y mejorar la calidad de vida de los vecinos. Este plan está basado en el Mapa Estratégico de Ruido 2022 y en el nuevo Mapa de Ruido de Ocio, con lo que se pretende responder a los desafíos específicos del ruido urbano, tanto el generado por el tráfico como por el ocio. Estas actuaciones vienen derivadas del Plan de Acción del Ruido de Bilbao, elaborado recientemente para los próximos cinco años. Según detallaba, casi un 5% de la población de la capital vizcaina, el equivalente a más de 16.000 bilbainos, soportan por las noches unos niveles de ruido superiores a lo legalmente establecido como objetivos de calidad acústica.

La voz, sonido predominante

Para recoger los datos que sustentan el Mapa de Ruido de Ocio se han llevado a cabo monitorizaciones en diferentes puntos de las áreas prioritarias. De ahí han podido concluir que en las zonas evaluadas “el sonido predominante es la voz; incluso en las ubicaciones en las que durante el día o en las noches del resto de días laborables el sonido predominante es el del tráfico”. Por lo tanto, el estudio detalla que en las zonas con solo bares convencionales, como Ledesma, Somera, parte de Poza y Barrenkale, es de esperar que la alta concurrencia de personas en el fin de semana finalice poco después de las 3.00 horas, mientras que la presencia de locales del grupo 4 aumenta esta situación hasta prácticamente el final del periodo de noche, las 7.00 horas, generando una situación diferenciada en cuanto a los niveles de ruido de estas zonas.

Por otro lado, en el caso de San Vicente-Uribitarte, donde se encuentran locales como Kafe Antzokia o Back&Stage en un espacio bastante reducido, el estudio indica que puede contribuir a una mayor concurrencia de personas en la zona. Asimismo, especifica que esta situación también es trasladable a otros puntos de la ciudad con presencia de locales del grupo 4 como los existentes en las calles Rodríguez Arias, donde está la discoteca Moma, o Ibáñez de Bilbao, donde están la Sala Azkena y Memorial Bilbao. A ellos también se podría añadir la evaluación complementaria efectuada por el Ayuntamiento en la calle Bailén, donde se ubica El Balcón de la Lola. “También estas zonas requerirán estudios más detallados previos a su posible declaración como zona de actuación prioritaria”, indica el documento en el que se expone que en Poza o Barrenkale Barrena, mayoritariamente conformadas por locales del grupo 2 –cuyo cierre es a las 2.30 horas–, ven alargado el periodo de ruido por ocio debido a la presencia de algún local de grupo 4, como Budha Bilbao o Consorcio.

Además de las zonas de acción prioritaria, el Mapa del Ruido del Ocio también ha especificado zonas de vigilancia como en los alrededores de la Diputación, Particular de Indautxu, el muelle de Ripa o Marzana o la zona de El Carmelo en Santutxu o Peña Lemona en Rekalde. En estos ámbitos, se concluye que “los resultados muestran que hay superación de los objetivos de calidad acústica pero que, aunque hay niveles elevados en algunas de las ubicaciones, los niveles medidos no llegan a las de las zonas clasificadas como prioritarias”. En ese sentido, se concreta que las zonas adicionales evaluadas (Basurto, Marzana, Castaños, Santutxu, Rekalde y Bilbao La Vieja) permiten detectar “la contribución clara del ruido de ocio en las tardes y las noches, aunque con diferente grado en función de las zonas”. En ese sentido, mientras Basurto y Castaños son definidas como “zonas de ocio más tranquilas”, en Rekalde, Santutxu y Marzana se afirma que “el ocio es la principal causa del ruido en las noches de fin de semana, otras noches de fin de semana y por las tardes”.

Recomendaciones

El Mapa de Ruido de Ocio recomienda completar el Plan Zonal de la ZPAE con planes específicos para las zonas de actuación prioritaria. El texto propone incorporar en el futuro análisis sobre el ruido asociado a locales aislados (debido a actividades de hostelería del grupo 4) y el asociado a la alta concurrencia de personas en la calle o debido a la concentración de eventos a lo largo del año. En ese sentido, recomienda gestionar de forma diferenciada dos tipos de situaciones asociadas al ruido de ocio: por un lado la alta concurrencia de personas por la práctica de botellón y, por otro, la alta concentración por eventos en zonas como Ripa, El Arenal o la Plaza Nueva.

Con todo, el Plan Zonal diseñado por el área de Movilidad y Sostenibilidad, que pone el foco en el ruido del tráfico y en el del ocio, establece algunas recomendaciones globales para mejorar la calidad del ruido. Se trata de un documento que constituye una hoja de ruta transversal. Entre otras cuestiones, el plan contra el ruido propone medidas como la implementación de medidas técnicas como insonorizaciones en locales, los controles específicos, fomentar la movilidad sostenible o aumentar las zonas verdes. Hasta la fecha, con las medidas implantadas tras el Mapa Estratégico del Ruido, centrado en la contaminación acústica del tráfico viario, ferroviario y de las actividades industriales, se ha reducido de un 24% en 2017 a un 5% en 2022 el porcentaje de la población que vive expuesta a ruidos superiores a los objetivos de calidad acústica.