Carlos Quiroga es un estudiante chileno de posgrado que ha encontrado la fórmula para poder vivir de alquiler sin trabajar. Cierto es que la fórmula contiene ciertos matices, porque el alumno debe pagar 55 euros al mes y, a cambio, participar en un programa de voluntariado. Sin embargo, el intercambio resulta más que rentable teniendo en cuenta que el precio de una habitación en un piso compartido en el mercado libre no baja de los 400 euros. “Esta oportunidad no existe en otros sitios”, asevera Quiroga, uno de los beneficiarios del programa Jóvenes Solidarios que implica a 20 pisos de Otxarkoaga y Bilbao La Vieja habilitados por Viviendas Municipales.
El estudiante del Máster de Derechos Fundamentales y Poderes Públicos de la UPV apenas lleva un mes en Bilbao, a donde llegó desde Barcelona. “Conocí la posibilidad a través de una amiga que conocía a dos chicas argentinas que habían estado el año pasado. Me presenté y me cogieron”, explica el joven de 32 años, que ha abierto las puertas de su nuevo hogar, en la Plaza Corazón de María, a los medios. “Me parece una muy buena oportunidad sobre todo para gente que viene de fuera porque el alquiler es muy barato y te permite estudiar sin tener la obligación de trabajar”, añade Quiroga, que comparte piso con otra estudiante colombiana que forma parte del mismo programa municipal.
El precio de 55 euros –sumando los gastos asciende a unos 100 euros– se justifica con la contrapartida de colaborar en proyectos comunitarios en el propio barrio. Carlos Quiroga, en concreto, participa en una iniciativa de la Fundación Aldauri para la alfabetización digital de mayores de 60 años. “Tengo cinco alumnos que son principalmente españoles. Son personas que quieren aprender a mandar un correo, redactar un texto, hacer un copy-paste... Es muy sencillo tratar con ellos, son muy amables y tienen buena disposición para aprender”, revela el estudiante, quien acude cada viernes por la mañana, al centro que está junto a su vivienda, para ofrecer un curso de cuatro horas. “Es cuestión de traspasarles esos conocimientos que ya tenemos automatizados”, detalla.
Carlos Quiroga no tiene ninguna duda de que este voluntariado compensa. “Además nos sirve a nosotros como experiencia. Es enriquecedor para la vida profesional de cada uno”, asevera el joven, quien no contaba con poder acceder a una oportunidad así antes de escuchar hablar de Jóvenes Solidarios. Su desembarco en el barrio, en pleno corazón de San Francisco, no ha podido ser más grato. “Me gusta que haya tanta vida en la calle, que haya muchas fruterías, niños jugando en las plazas...”, expone el joven que habita un piso de dos habitaciones, soleado durante todo el día y con terraza.
RESERVA DE MÁS PISOS
En palabras de Yolanda Díez, concejala de Vivienda, el programa que celebra su decimoquinto aniversario “da satisfacciones año tras año”. Actualmente cuentan con 20 pisos con 55 plazas para estudiantes que pagan 55 euros. “¿Qué les pedimos a cambio? Que vivan la ciudad, que nos conozcan y, sobre todo, hagan un trabajo comunitario en el barrio en el que están”, revela la edil, quien reconoce que les interesa “que haya una interacción entre los estudiantes y las personas con más dificultades de Bilbao”. De hecho, teniendo en cuenta el compromiso social de la iniciativa, consideran que es “una simbiosis perfecta”.
Durante esta edición participan 42 estudiantes de la UPV/EHU, 8 de la Universidad de Deusto, 4 de IED Kunsthal y uno de la Universidad de Mondragón. La media de edad de los estudiantes que forman parte del programa es de 26 años y, en la presente edición, un 53% son mujeres y un 47%, hombres. “Que vengan ciudadanos de todo el mundo a distintas universidades vascas a través de la colaboración de Viviendas Municipales es perfecto”, asevera la concejala. No obstante, cada año se reciben entre 80 y 90 solicitudes, lo que implica que hay estudiantes que se quedan fuera. “En las próximas ediciones queremos reservar algún piso más para poder dar cabida a todas las personas que solicitan participar en el programa”, afirma la edil.