La conservación del carácter industrial del barrio de Rekalde está garantizada. El Ayuntamiento de Bilbao tiene contabilizadas hasta 26 zonas de actuación para remodelar edificios o conjuntos manufactureros de forma que acojan usos residenciales o terciarios. “Responde a un modelo del Plan General de Ordenación Urbana que ha sido bien acogido. Pretende continuar con la regeneración del entorno de Ametzola y Rekalde”, asevera Javier Martínez Callejo, director de Planificación Urbana, quien adelanta que ya están en marcha 6 o 7 de esas actuaciones. Las últimas intervenciones promovidas corresponden a los números 13 y 15 de la calle Andrés Isasi, en edificios que cuentan con protección patrimonial, y al número 5 de Aita Larramendi.
“El objetivo es proteger el entorno y el valor ambiental que tiene el barrio de Rekalde con esos pabellones”, indica el director de Planificación Urbana. En ese sentido, revela que hay pabellones con valores arquitectónicos más destacables y se han protegido y otros que no se ha estimado oportuno preservar. “Los valores son de diferente índole. Ningún edificio es una obra maestra de la arquitectura ni está declarado como especial a efectos de la Ley de Patrimonio vasca”, apunta Martínez Callejo, quien enumera aspectos como la composición o la volumetría a tener en cuenta. “Se trata de edificios representativos de su época. En algunos casos corresponden a la arquitectura racionalista de los años 30”, añade el técnico, quien expone que aunque estén muy deteriorados pueden tener un valor para mantener el aura industrial por el que se caracterizó el barrio a mitades del siglo XX.
Protección de los edificios
Con carácter general, la protección de los edificios se limita a la fachada principal con las envolventes, en muchos casos compuesto por ladrillo caravista que conforman los zócalos sobre los que se colocan las vidrieras formadas por pequeños cuadros. Es el caso de los edificios situados en la calle Andrés Isasi. “Los edificios que no están protegidos pueden derribarse para volver a edificarse”, indica sobre el caso del inmueble de Aita Larramendi en el que no se observaron características singulares que justificaran su conservación. “Un edificio protegido tiene que pasar por la Comisión de Patrimonio. Y hay que valorar los edificios más en conjunto que como una pieza”, explica Javier Martínez Callejo.
Parte de la transformación consistirá en que los edificios, que albergaban usos netamente industriales, puedan albergar usos que responden a una tipología distributiva diferente. En ese sentido, viendo los proyectos que están más avanzados, como en el número 12 de Eskurtze, donde Neinor Homes está construyendo 74 viviendas, la tendencia es que las iniciativas privadas desechen el formato loft a la hora de disponer las viviendas para decantarse por formatos con más tradición en Euskadi: con una, dos o tres habitaciones con salón, cocina y baños. “Empezamos a ver proyectos en Bilbao y también hay ejemplos en Europa, donde se consiguen adecuar las carpinterías, las dimensiones y se consigue dar una nueva vida al edificio cambiándole de uso sin que merme la imagen originaria. Es posible”, asevera Martínez Calleja.
En ese sentido, el director de Planificación Urbana indica que, en tanto que estas iniciativas van de la mano de promoción privada, son complejas. “Son edificios que tienen sus propietarios, muchos son multipropiedad, y es complicado que esas comunidades se pongan de acuerdo para impulsar ellos mismos la actuación o a través de un promotor privado”, detalla. De hecho, algunos de estos edificios, como el número 2 de Aita Larramendi, cuenta con espacios en venta en plataformas on line, donde ofrecen la posibilidad de adquirir en propiedad una nave industrial de 348,70 metros cuadrados por 212.000 euros. En ese sentido, destaca el hecho de que las actuaciones salgan adelante “tan rápido” con un plan que, a efectos urbanísticos, ha sido recién aprobado. “Es una iniciativa 100% privada en la que la administración lo que ha hecho ha sido imaginar la imagen futura y propiciar el tipo de actuaciones”, indica en relación al PGOU de 2022.
Idiosincrasia de Rekalde
“Bilbao no es otra ciudad, igual que otra ciudad no es Bilbao. Y eso es en parte por la arquitectura que nos define”, considera el director de Planificación Urbana. El carácter primero portuario y después industrial de la ciudad no solo se percibe en Rekalde, aunque “es el barrio que más destaca porque hay mucha concentración de estos edificios industriales y le está llegando ahora su reconversión”. Destacan así las naves ubicadas en las calle Moncada, Doctor Díaz Emparanza, Eskurtze, Andrés Isasi, Entrecanales o Biarritz, por ejemplo, donde hay una concentración muy importante de este tipo de inmuebles. “Tenemos algún que otro ejemplo en Deusto, en barrios que históricamente han tenido ese uso industrial más periférico. Y también en el Ensanche de Bilbao, pero en menor medida”, especifica.
La actuación del entorno de Ametzola y Rekalde responde a un interés por continuar con la regeneración urbana de la zona, donde ha habido cambios muy significativos desde que se abordaron las intervenciones previstas en el PGOU de 1995. “La obra más importante y costosa, quizás, porque no había un retorno inmediato, fue la cubrición de la línea de ferrocarril, pero también el enlace del antiguo FEVE hacia Basurto”, indica el director de Planificación Urbana sobre un espacio público repleto de zonas estanciales y bidegorris que se ganó para el ciudadano. “Ahora también se irán abriendo una serie de vasos de relaciones nuevos, de espacios que contribuirán a la permeabilidad del tejido urbano”, considera Martínez Callejo, quien menciona que en la medida en que se vayan desarrollando las propuestas se verá que muchos edificios tienen que retranquearse o se tienen que habilitar nuevos espacios verdes. “Se va a ofrecer una imagen remozada, en la mayoría de los casos como uso residencial, que va a contribuir a una escena urbana mucho más agradable de toda la banda sur de Bilbao”, concluye.