El fin de obra de obra de los tanques de tormentas de Zorrotzaurre, en construcción desde hace dos años, se demora hasta noviembre. Desde el Ayuntamiento de Bilbao apuntan que el retraso, de seis meses con respecto a las primeras previsiones, se debe a que se trata de “una obra de ingeniería muy complicada”, que requiere unos procesos de trabajo “muy precisos”. Así, los depósitos subterráneos, que permitirán minimizar los efectos de las inundaciones de calzada y las afecciones en episodios de mareas altas, están implicando algunas modificaciones y ajustes a medida que se va llevando a cabo y ultimando la ejecución de la obra. Será a partir de este invierno cuando el desbordamiento de la ría a su paso por Zorrotzaurre sea una imagen del pasado.
Los trabajos, que contaban con un presupuesto de 5.671.801,66 euros (con IVA), comenzaron en octubre de 2022 con un plazo de ejecución de 20 meses. Concretamente, la última fase de las obras de ambas infraestructuras, ubicadas en dos parcelas municipales en Ribera de Deusto –próximos a los edificios de Artiach y Papelera– ha requerido cortar la Ribera de Deusto, lo que ha condicionado el tráfico en la isla durante los últimos meses. Fuentes municipales apuntan que “tanto el proyecto como sus ligeras variaciones han sido visadas por el Consorcio de Aguas, que está prestando, desde el primer momento, asistencia técnica a la dirección de obra”.
Según apuntan, las causas de que no se hayan podido cumplir los plazos establecidos son varias. Por un lado, la realización de nuevos estudios por parte del área de Movilidad en la formalización y ejecución de los desvíos de tráfico previstos ha influido sobre cada uno de los depósitos de inundación. También el desarrollo de nuevos estudios técnicos para adecuarse a la futura urbanización modificada por la Junta de Concertación o la definición técnica del sistema de drenaje a ejecutar sobre la estructura de cada depósito. Por otro lado, se han vuelto a estudiar las unidades de electricidad para poder adecuarse a las nuevas necesidades y diferentes especificaciones establecidas por los propios técnicos del Ayuntamiento en materia de regulación y control de las instalaciones de bombeo ejecutadas.
Dispositivo
Uno de los últimos desbordamientos de la ría en Zorrotzaurre ocurrió el pasado mes de febrero, cuando la pleamar de la madrugada anegó parte de la punta sur de la isla así como varios negocios de la Ribera de Deusto. Según el dispositivo habitual para estos casos, el Ayuntamiento dispuso sacos de arena para evitar que el agua entrara en lonjas y portales, en una zona en la que hubo vigilancia in situ de agentes municipales. Asimismo, tuvieron que emplearse camiones y otros medios del área de saneamiento municipal para limpiar el sistema de alcantarillado. No obstante, en dicha ocasión lo más reseñable fue que el muro de hormigón de más de un metro instalado meses antes en la Ribera de Deusto no pasó la prueba de fuego, ya que no consiguió contener la crecida del agua.
El dispositivo que hay que activar cada vez que la pleamar combinada con una tormenta amaga con sumergir la isla –así como la posibilidad de que los daños ocasionados puedan ser muy cuantiosos– ha provocado que el Ayuntamiento de Bilbao busque soluciones más operativas y de ahí los tanques de tormentas en construcción. Las infraestructuras contarán con un volumen de almacenamiento suficiente que les permita acumular el agua en episodios en los que la marea no permite el alivio por gravedad y su posterior vaciado cuando desciende el nivel en la ría. Según lo proyectado, se estima un volumen útil de 1.031,7 metros cúbicos para uno de los depósitos y 1.190,25 metros cúbicos para el segundo tanque.
En cuanto a las características técnicas, teniendo en cuenta los episodios de llenado y vaciado de los depósitos –en función de distintos escenarios–, se ha optado por tanques de mayor superficie y menor profundidad. Esto ha exigido la excavación hasta cota aproximada de menos dos metros. Asimismo, por cada uno de los depósitos se han previsto tres conducciones que verterán a la ría, las cuales han requerido excavaciones bajo rasante de más de cuatro metros en algún caso. La ejecución de estas conducciones son las que han obligado a plantear desvíos de tráfico con el fin de dar continuidad a la circulación peatonal y rodada por la Ribera de Deusto.