Como ya vienen haciendo otros cuerpos policiales, los agentes municipales de Bilbao comenzarán a utilizar cámaras corporales entre sus herramientas de trabajo habituales. No será en todo momento, sino que se emplearán para grabar determinados tipos de actuación. Con ese objeto, el Ayuntamiento de Bilbao ha sacado a licitación un contrato por valor de 78.650 euros en el que contempla la adquisición de 27 cámaras corporales, también conocidas como bodycam. Teniendo en cuenta que la Policía Municipal de Bilbao está formada por 900 agentes, es evidente que el uso de estos dispositivos será más bien puntual.
Según se concreta en la licitación, “la experiencia del uso de este tipo de sistemas en otros cuerpos policiales ha demostrado contribuir a una mejora en la transparencia de las actuaciones policiales, a reducir el número de quejas emitidas por los ciudadanos, a generar un efecto disuasorio frente a la escalada de conflictos, y a mejorar el soporte evidencial de cara a procesos judiciales, entre otros beneficios”.
Sin embargo, antes de lanzarse a incorporar estos dispositivos a sus herramientas cotidianas de trabajo basándose en experiencias ajenas, la Policía Municipal de Bilbao llevó a cabo durante la Aste Nagusia del año pasado un proyecto piloto para testar este tipo de cámaras. Fuentes municipales revelan que en ese periodo pudieron testar 15 cámaras, también para actuaciones concretas dentro de sus quehaceres diarios. El resultado del proyecto fue “satisfactorio”, como recoge el propio pliego.
Desde el Área de Seguridad Ciudadana revelan que el objeto del contrato se enmarca dentro de la “política de garantías de seguridad y de protección tanto de la propia actuación policial, como y sobre todo de los agentes y del conjunto de la ciudadanía”. De hecho, la inclusión de este tipo de cámaras dentro de la dotación material de los cuerpos policiales es una tendencia cada vez más extendida, entre otras cuestiones, por la seguridad que pueden proporcionar a la hora de blindarse ante posibles denuncias por abuso de poder.
Por el momento, se adquieren para que se dé un “uso continuado y aleatorio, en función de los turnos”. La distribución de las 27 cámaras incluye 2 centros con 6 cámaras por centro, y 5 centros con 3 cámaras por centro. “La idea es, según se vaya implementando su uso, ir adquiriendo más”, revelan las mismas fuentes sobre el contrato en el que se aclara que “el sistema deberá incluir cámaras corporales que permitan a los agentes grabar actuaciones en cualquier momento a lo largo de su turno”.
Así, está previsto que las cámaras almacenen las grabaciones hasta ser depositadas en una estación de cámaras. Una vez depositadas, las grabaciones se transmitirán a un sistema de grabación centralizado. Además, se contempla que se incluyan cursos de formación a un grupo reducido de formadores de la Policía Municipal de Bilbao que, a su vez, formarán a los usuarios finales del sistema, así como cursos de formación a los técnicos del Área de Seguridad Ciudadana.
Aunque el uso de las cámaras por parte de los cuerpos policiales ha sido controvertido en relación a la protección de datos, parece que la incorporación paulatina de este tipo de sistemas de vigilancia ha llegado para quedarse. De hecho, a finales de 2022, los agentes municipales de Bilbao ya testaron el uso de drones con cámaras de vigilancia para mejorar la seguridad en la ciudad, principalmente en eventos multitudinarios.