La urbanización del kilómetro y medio de frente fluvial tendrá espacios verdes y de ocio como protagonistas girando en torno al agua como elemento esencial. “Todo va a estar lo más naturalizado posible, con zonas de campas y praderas que van a mirar al canal”, describe Marta González Cavia, arquitecta del estudio G&C Arquitectura y Urbanismo, que junto a Jansana Arquitectes ganaron allá por 2013 el concurso abierto por la Comisión Gestora de Zorrotzaurre para diseñar los dos paseos que flanquean el Canal de Deusto.
Si en la margen derecha del tajo artificial por donde discurre la ría recrearon el concepto de camino de sirga del que disfrutan desde hace cuatro años los viandantes, para la otra orilla se plantean diversos espacios interrelacionados entre sí y con el agua, los cuales se van a empezar a conformar a finales de este año. Todo ello rodeado por más de 400 árboles de 22 especies diferentes.
El primero de los dos tramos parte del puente Gehry y acaba a la altura de la zona ribereña enfrente de Sarriko. El segundo se desarrolla desde antes del puente de San Ignacio y acaba en la punta creada con los rellenos. En estos dos tajos se generará un paseo en la orilla del canal entre 15 y 20 metros de ancho, según las zonas, que tendrá en medio un alargado jardín de unos cinco metros de anchura.
Diseño funcional
“Es un diseño funcional obligado por la Dirección de Costas ante la necesidad de dejar un paso de seis metros de ancho mínimo que permita el tránsito vehículos de emergencia, como los de bomberos”, desvela la autora del proyecto.
Salpicados en el recorrido destacan tres elementos singulares paisajísticos que “aprovechan los ensanchamientos existentes hacia el interior de la isla que generarán espacios estanciales muy naturales”, relata la arquitecta.
El primero será el denominado parque del agua, una gran zona para disfrutar de 250 metros de largo por 65 de ancho que acogerá un estanque de escasa profundidad “será como una lámina de agua”, de casi 700 m2 de superficie describe González Cavia, ademas de una fuente con 29 surtidores que lanzarán agua al aire entre colores “similar a los existentes al lado del Guggenheim”.
Pegada a ambos elementos una gran campa de hierba donde tumbarse será la protagonista por encima de los árboles que también darán sombra a los paseantes que quieran descansar en el césped. El conjunto se complementa con espacios para urinarios y algún kiosco.
Siguiendo el paseo aguas abajo, la urbanización se interrumpirá unos 500 metros hasta llegar al segundo tramo, aunque está previsto habilitar algún tipo de conexión peatonal que conecte ambas zonas de forma provisional hasta que se urbanice esta sección del centro de la isla dentro de unos años.
En la zona de rellenos que rodea el puente de San Ignacio se ubica el otro hito del parque. Un área de juegos muy especial para los más pequeños donde una estructura con troncos de madera destaca entre las campas que la rodearán. Tras este ensanchamiento, el recorrido se estrecha de nuevo para llegar a la punta norte de la isla, la proa de Zorrotzaurre. “Aquí aprovechamos que es la zona donde hay más diferencia de altura e instalaremos una gradas de madera para ver el horizonte y bancadas del mismo material más elevadas para sentarse y descansar”, detalla.
El nuevo paseo tendrá algunos elementos idénticos a su recorrido hermano al otro lado del canal. Contará con la misma barandilla, asientos de colores, el paramento del suelo o los báculos de la iluminación. “En el nuevo paseo se han priorizado las zonas verdes al máximo pero el lenguaje del diseño y sus criterios son los mismos que en la margen derecha”, especifica Marta González Cavia.
Concluye diciendo que “mientras el primer paseo estaba condicionado por la elevada altura entre el muelle y los taludes de tierra, en el segundo apenas habrá diferencia al asentarse sobre los rellenos que ya se hicieron con cota elevada”.
