Viajar en el tiempo a veces es posible con un solo objeto. Y eso es lo que muchos de los que se han acercado este sábado a la plaza de Corazón de María de la capital vizcaina han experimentado, un auténtico viaje por diferentes décadas, gracias al rastro retro que se ha organizado en Bilbao la Vieja.

Productos vintage y de segunda mano, muchos de ellos ya casi en peligro de extinción, ha hecho que muchos curiosos se acerquen y salgan con algo que jamás habían imaginado entre sus manos. Maquinillas de afeitar manuales, zoquetas, latas de gasolina del 77, tijeras de podar, teléfonos fijos, taladros manuales, un sin fin de objetos que difícilmente se encuentran es lo que ha ofrecido este sábado Carlos García en su puesto.

Un apasionado de la historia detrás de cada objeto, Carlos es una auténtica enciclopedia. Tiene varios trasteros repletos de curiosidades que adquiere en cada ciudad que visita ya que él prefiere eso a ver museos. "De arte no tengo ni idea, por eso no voy a los museos, sin embargo, encontrar objetos curiosos me encanta", ha asegurado.

Y esa pasión, la traslada en su puesto a todo aquel que pregunta por algo, ya que conoce, a la perfección, para que sirve para producto que vende. Este sábado ha tenido a la venta cosas tan curiosas como huchas que solamente se pueden abrir yendo al banco. "Cada hucha tenía su propia llave y, estas las tenían requisadas los bancos para que solamente ellos pudieran abrirla, así tú no podías sacar por tu cuenta el dinero", ha explicado en su puesto.

De curiosear a comprar

Nerea Hermida ha sido una de las que ha acudido hasta allí simplemente "por curiosear" con su madre y al final se ha vuelto con un par de muñecas para su sobrina. "Me han costado las dos seis euros, y están en perfecto estado", ha señalado.

"Muchas veces gastamos dinero en productos nuevos cuando en sitios como esto puede encontrar lo mismo, o parecido, a la mitad de precio", ha justificado. A igual que muchos otros, su intención no era comprar, pero allí ha encontrado "una oportunidad única". "A mi sobrina le encantan las Barbies y se las regalamos puntualmente, pero cuando ves ocasiones así no puedes resistirte, así que ya verás la ilusión que le va a hacer", ha contado emocionada.

Uno de los puestos contaba con dos cajas abarrotadas con Playmobil y al verlos, Asier no ha dudado en lanzarse a buscar uno que encajara en su gran colección. "Tenemos el circo, la cárcel, la selva, una lancha de agua, una granja, y decenas de muñecos Playmobil, pero para él nunca es suficiente", ha explicado entre risas Carolina, su ama. Allí Asier ha rebuscado hasta dar con la pareja perfecta.

Juguetes de varias décadas

Además de muñecas y juguetes actuales, en alguno de los puestos podían encontrarse juguetes de los años 70 que a muchos de los presentes les ha traído a la memoria su infancia. Bego ha sido una de las que ha puesto estas reliquias a la venta tras habérselas encontrado en una casa que ha heredado recientemente. "Cuando llegamos a la casa encontramos además de juguetes muchísimas otras cosas que considero que tienen cierto valor y que no soy capaz de tirar", ha explicado sobre los trenes de colección, pequeñas cajas de cerámica y juegos de té que ha puesto a la venta.

Sin lugar a dudas, el rastro no ha dejado indiferente a nadie. Y es que allí se puede encontrar lo que en ningún otro lado. Por eso, en diciembre se repetirá previsiblemente una segunda edición para aquellos que quieran seguir descubriendo la historia de ayer y de hoy.