ES imposible imaginar una Navidad sin turrones, esos que a pesar de tener el estómago lleno hasta los topes siempre tienen un huequito después de la cena. En la gran mayoría de las casas, cada uno tiene su favorito y cuidado con acabar con el que no es el tuyo, porque en ese caso, la guerra está servida.

Sin embargo, para que en ninguna mesa falte este icono de las navidades, las turronerías han trabajado a toda máquina la última semana antes de Nochebuena y lo siguen haciendo para que en Nochevieja y Año nuevo, no falte ninguno. A primera hora los turroneros no paran de preparar paquetes y organizar pedidos, y a partir de mediodía y durante toda la tarde, no dejan de atender a las decenas de clientes que entran cada hora.

La turronería Iváñez lleva afincada en Bilbao desde 1955. O. GONZÁLEZ

En la turronería Iváñez de Bilbao nos atienden a primera hora de la mañana, ya que según cuentan “es el momento más tranquilo del día”, sin embargo, no lo parece. “Son momentos de prisas, estamos en plena efervescencia hasta Nochevieja”, cuenta Eladio Iváñez, de la cuarta generación de esta turronería que lleva afincada en Bilbao desde 1955.Metemos 27 horas al día, y hay días que incluso treinta”, bromea haciendo alusión a la gran carga de trabajo con la que lidian cada día durante estas fechas aunque asegura hacerlo “ilusionado”.

La turronería Iváñez lleva afincada en Bilbao desde 1955. O. GONZÁLEZ

Y es que esa ilusión, asegura, aumenta cuando cada Navidad vuelven a ver a sus clientes más fieles. “Estamos acostumbrados a verles cada año y es una tradición muy bonita”, explica y asegura que nunca dudó en continuar con la tradición de su familia de crear un turrón propio de Bilbao en Jijona, la cuna de este producto. Y es que desde hace 68 años crean sus turrones en Alicante con una “fórmula propia exclusiva para Bilbao”. Según detalla, el turrón blando y el duro de Iváñez son los números uno, muy apreciados entre los bilbainos al ser parte de las navidades bilbainas y contar, además, con el sello del Consejo Regulador de Jijona.

Y aunque Jijona está considerada la cuna del turrón, en Bizkaia también se crean unos turrones que llevan encandilando a los vizcainos desde 1957, y es que los de Bizkarra, tienen sabor vasco. Desde su fundación han buscado la innovación desde lo tradicional, llegando a crear turrones tan especiales como el de intxaursaltsa, hace 25 años, el de queso, hace ocho, o el de sokonusko. “Somos especialistas en turrones especiales”, señala Eduardo Bizkarra, quien asegura que aunque la campaña ha empezado un poco lenta al contar con buen tiempo hasta principios de diciembre, “en esta recta final hay mucho ánimo y movimiento”. Y es que asegura, “lo fuerte es hasta Navidad”. Empezaron en octubre que la molienda de almendra para los huesos de santo de primeros de noviembre y durante todo ese mes se dedicaron a hacer turrón.

“El turrón artesano es fresco por naturaleza, por lo que no podemos empezar antes; los primeros turrones empiezan a asomar a primeros de diciembre”, cuenta. Son ahora las semanas más duras. “Estamos cansados pero no perdemos la ilusión, el espíritu de Navidad y seguir trabajando con la misma alegría”, relata. Como maestro turronero, Bizkarra recomienda consumir el turrón a temperatura ambiente “para poder notar bien los sabores”. “Es recomendable sacarlo de la nevera dos horas antes de consumir”, explica.

Durante estos días los turroneros no pararán, porque tampoco lo hará la ciudadanía. María Lavín asegura que ha comprado ya los turrones pero señala que en casa “van desapareciendo las tabletas”, por lo que tendrá que volver a hacer una parada en alguna turronería de Bilbao. “Mi hijo se las come y no avisa”, cuenta entre risas esta bilbaina. Alberto Galeón, por su parte, señala que ha comprado algunos de los turrones pero que le queda comprar el favorito de su mujer. “A mi mujer le gustan los que son artesanos y ese es el que me falta. Y tiene que estar en casa, si no…”, bromea. Confiesa que en su familia “no es Navidad si no hay turrón” y por ello, tras la cena, “siempre se saca una bandeja con los turrones partidos”. Así lo asegura este bilbaino mientras se recorre el Casco Viejo de Bilbao comprando aquellos detalles que faltan para despedir el año.

Al igual que Alberto, miles de vizcainos ultiman los preparativos para las fechas navideñas, donde no faltará la alegría, la ilusión, el amor y sobre todo, el turrón.