Cada mañana, cuando abre la persiana de su bar, Óscar Pérez, cocinero y propietario del Erronda Zaharra, mira hacia arriba y ve la casa que compartía con su amama, una persona “muy importante” para él que siempre le aconsejaba que hay que ser bondadoso en la vida. Quizás por eso en 2019 se le ocurrió que la mejor manera de aportar una buena ración de felicidad a los que más lo necesitan es ofreciéndoles una comida totalmente gratuita y su compañía el día de Nochebuena.
Este año será la tercera vez que Óscar ofrecerá una comida para cuarenta personas sin recursos económicos o que no tienen con quién compartir mantel en navidades. Empezó antes de la pandemia por iniciativa propia y, tras la gran repercusión que generó en redes sociales, organizaciones como Bizitegi o T4 se pusieron en contacto con él para conseguir que más personas necesitadas pudieran acudir a comer a su local. Bizitegi es una asociación sin ánimo de lucro que trabaja en favor de las personas en situación de exclusión social, mientras que T4 es una entidad que busca mejorar la calidad y la esperanza de vida de las personas afectadas por VIH y otras patologías asociadas.
Tras el parón por el coronavirus, solamente ha faltado a su compromiso con sus vecinos en 2022, debido a situaciones personales: “El año pasado no lo hicimos porque me habían saturado mucho los medios de comunicación. Yo soy una persona que pasa muchos nervios con las cámaras y me contactaron desde muchos canales de televisión para contar mi historia. Eso me echó para atrás. Me dio pena porque quería organizar la comida como cada Nochebuena, pero no me encontraba con fuerzas. Me acordaba mucho de mi familia y, al final, decidí no hacerlo”, confiesa.
Este año, sin embargo, se encuentra con la energía suficiente para cocinar una vez más esta causa solidaria. “La pandemia me hizo abrir mucho los ojos. Yo lo tengo todo: trabajo, dinero, amor y a mi hija, y me gusta compartir lo poco que tengo con la gente que lo necesita de verdad”, comenta emocionado.
A pesar de que las fechas navideñas no le gustan demasiado, el ver día a día a gente pasarlo mal en su barrio le hizo querer aportar su granito de arena. Sin embargo, lo que más le emocionó las anteriores veces que organizó este tipo de comidas fue ver allí a vecinos que aparentemente estaban bien económicamente y tenían familia.
La última vez que se celebró este evento, en 2021, el menú estaba compuesto por sopa de ajo, bolas de carne picante y polvorones. Sin embargo, este año Óscar quiere tirar la casa por la ventana y los comensales encontrarán sobre la mesa, desde las 13.00 hasta las 15.00 horas, platos llenos de jamón ibérico, langostinos, mousse de pato, sopa de pescado para calentar en estos días fríos y carrilleras de cerdo al vino tinto de segundo. De postre, podrán disfrutar de polvorones, turrones y una buena conversación.
El domingo es el día más fuerte de la semana para el Erronda Zaharra, aunque a Óscar no le importa dejar de ganar dinero con tal de hacer felices, al menos en ese día tan especial, a los que más les hace falta. “Soy un privilegiado y esta gente lo necesita más que nosotros. Yo haciendo esto igual me gasto 400 euros, pero ese dinero no va a ningún sitio y la satisfacción que tengo no se paga con dinero ”, afirma.
Según su punto de vista, la sociedad es egoísta y más aún desde la pandemia. En esos difíciles meses para todos, pero aún más para los hosteleros, Óscar perdió dinero y uno de sus dos negocios. En su peor momento, lamenta, no recibió la ayuda de nadie. Fue entonces cuando se propuso, siempre que pudiera, intentar prestar todo lo que estuviera en sus manos para facilitar la vida a los demás.
Sus planes de futuro pasan por hacer cada vez más grande esta obra solidaria. Para ello le gustaría trabajar con diferentes organizaciones benéficas, como Cáritas, para poder alquilar un local en el que albergar a más comensales. “Me gustaría hacerlo todos los años porque con lo poco que he aportado me siento muy realizado y orgulloso. Luego, cuando salgo por ahí con mi pareja o con mi hija, noto que la gente es muy agradecida”, comenta.
No es habitual en una sociedad como en la que vivimos encontrarse con personas como Óscar, que dejan a un lado su beneficio económico y personal solo por hacer pasar un buen rato a personas que no tienen con quién disfrutar esos días tan especiales. No hace falta tener muchos recursos para hacer felices a las personas de nuestro entorno. Basta con tener voluntad y un buen consejo como guía. El día de Nochebuena, después de que sus comensales salgan por la puerta del Erronda Zaharra con la tripa llena y una sonrisa en la cara, Óscar bajará la persiana de su negocio como cada día, aunque seguro que en esta ocasión lo hará sabiendo que, en algún lugar, su amama estará orgullosa de su gran labor.