Quizá cuando uno piensa en un perro policía se acuerde de Rex, pero no es necesario trasladarse a la Viena de la primera década de los 2000 para conocer de cerca las labores que ejercen este tipo de agentes. En Kobetamendi se encuentra la sede de la Inspección de Refuerzo Táctico, donde se integran la Unidad Canina de la Policía Municipal de Bilbao, en marcha desde 1989, aproximadamente. Loki, Kingdom y Kagul son algunos de los nombres de los nueve perros que forman parte del cuerpo.
La rutina de estos agentes tan especiales es bastante común, al menos durante el turno de mañana. Hasta la tarde, los perros llevan una vida como la de cualquier mascota: se les alimenta, reciben los cuidados básicos de higiene… Pero a la tarde comienza la acción. Reciben cuatro adiestramientos semanales (cuando operan en turnos de día), y, a las tardes, salen a patrullar. Cuando les toca turno nocturno reciben un entrenamiento semanal, e igualmente salen a patrullar.
No obstante, para lograr que los canes logren cumplir todos los servicios necesarios, han de pasar por un proceso de adiestramiento que combina la protección y la detección de sustancias, tal y como explica Amaia S.E, subcomisaria y jefa de inspección de refuerzo táctico. El proceso de adiestramiento se divide en tres fases. Durante la primera se comprueba que los candidatos posean las cualidades y el carácter compatibles con las labores que realizarán durante el servicio. En la segunda se descartan patologías que deriven en lesiones o consecuencias que “lastren su carrera profesional”. Y ya, en la última, se pone a prueba a los candidatos exponiéndolos a distintos escenarios y experiencias en las que “han de ser capaces de realizar las futuras tareas”.
Diversas tareas
Este proceso de aprendizaje es largo y complejo ya que abarca distintos ámbitos de actuación. “Se llevan a cabo trabajos de socialización, habituación a los distintos guías y a los diferentes entornos: vehículos, interiores de vivienda, multitudes…”, desarrolla la subcomisaria. De este modo, se hacen dos tipos de adiestramiento distintos: el de protección de integridad física y el de detección de sustancias. Aunque ha de tenerse en cuenta que no todos los perros son iguales. Tal y como explica, “no hay un periodo fijo de adiestramiento antes de entrar al cuerpo”. Cada perro tiene sus ritmos. “Podemos decir que un perro es operativo al 100% cuando llega al año de edad”, aclara Amaia.
Ahora bien, ¿cuándo es necesaria la intervención de los agentes caninos? Se usan en entradas de viviendas o establecimientos, con personas violentas también, protegiendo la integridad física tanto de agentes como de ciudadanos cuya integridad física está en riesgo. “Recientemente nos llamaron cuando se estaba produciendo un robo en un establecimiento y era de noche. Se advirtió de que se iba a acceder con un perro y no hubo que ejercer ningún tipo de fuerza porque el detenido salió con las manos en alto gracias a la presencia del can”, ilustra la subcomisaria.
Incluso en grandes eventos estos agentes tienen su protagonismo. “En el BBK Live de 2022 se detuvo a una persona que estaba traficando en las inmediaciones del festival porque llevaba las sustancias en un bote de patatas. Evidentemente al ojo u olfato humano no era algo perceptible”, ilustraba. Por suerte, ninguno de los perros que han formado parte de esta Unidad han resultado heridos durante su servicio.
Origen y adiestramiento
Se procura escoger a perros que sean polivalentes; es decir, que puedan cumplir varias labores a la vez en lugar de escoger razas concretas para según qué tareas. “Las razas que más se usan y que mejor cubren las necesidades que tenemos son el pastor belga, el pastor alemán y el pastor holandés”, comenta Amaia. Pero, ¿de dónde vienen los perros policía? Normalmente son adquiridos en empresas especializadas. El adiestramiento, de igual modo, se hace por parte de una empresa a la cual “se le concede una licitación” a través del sistema administrativo y el personal de dicha empresa “trabaja diariamente con los animales”.
Desde 2020, la empresa Okan es la encargada de adiestrar a los canes de la Policía Municipal de Bilbao. La Unidad es de las pocas que cuenta con servicios profesionales, ya que en otros lugares los propios agentes son los encargados de esas labores de instrucción. “La clave está en mezclar dentro del mismo entrenamientos de los dos ámbitos [protección y detección] para que los perros discriminen una cosa de la otra. Si en la calle, en una situación real, están olfateando a una persona y esa persona se torna agresiva, los perros necesitan cambiar de chip y pasar a ejercer tareas de protección”, relata un adiestrador.
Del mismo modo, aquellos agentes que trabajan mano a mano con los perros –denominados agentes guía– aprenden también a convivir con sus nuevos compañeros, a utilizar las órdenes que siguen los mismos y, sobre todo, a crear un vínculo con ellos. “Por lo general cada perro tiene dos guías asignados con los que ha creado un vínculo más intenso. De este modo, si uno de los dos agentes decide descansar, el perro puede seguir estando operativo”, detalla Amaia.
‘Jubilación’
En la recta final de la carrera de estos animales no existe una fecha de jubilación determinada. Tal y como detallan los agentes, “puede depender de varios factores”. Lo normal es que estén operativos hasta los 7 o 9 años, pero esto no es una garantía. Pueden existir otros factores como patologías que “lastren la carrera del animal”. En estos casos, la Policía Municipal jubila al can o procura “que no realice tanto trabajo de impacto o protección” y orientarlo a tareas más livianas como simplemente la detección de sustancias. En caso de que el animal sufra una patología crónica, se le retira del servicio inmediatamente. Pero siempre con final feliz ya que los agentes se preocupan por encontrarles una nueva familia que devuelva al perro “todo aquello que le ha aportado a la sociedad”.