Una alternativa que apelotonaba más las viviendas sobre la avenida Zumalakarregi

Ricardo Bofill no se concentró en un único diseño para el enorme espacio que otea desde las alturas el resto de la villa. El arquitecto catalán se implicó mucho en el proyecto y esbozó otras alternativas para ocupar la gran explanada que iba a quedar con la salida de la centenaria fundición. La expuesta en la imagen inferior supone una variación sobre el diseño que más gustó a los promotores del proyecto. En esta opción concentraba –aún más si cabe– la zona residencial en torno a esa calle salón y la pegaba al área más alta de la parcela, la que delimitaría con la hoy avenida de Zumalakarregi.

Por delante del conjunto de esa especie de hipódromo estrecho dibuja una serie de construcciones almenadas que casi simulan una fortaleza medieval. Aunar en pocos metros cuadrados los edificios residenciales implicaba una mayor superficie verde que se asemeja al proyecto principal, pero con distintos tamaños de manzanas con árboles y setos e incluyendo un gran espacio en forma de elipse que se incrusta entre las torres mencionas. En esta alternativa se mantiene la esquina con anfiteatro y la conexión con las calles adyacentes es más fluida al carecer de construcciones.

Con unos viales cercanos a los paseos del actual parque

La que Bofill numeró como Solución 0 parecía, con los ojos del urbanismo actual, la más racional de todas las que pergeñó el arquitecto catalán. El primer elemento a destacar es que no prevé ocupar toda la parcela, que en sus otras alternativas copaba al completo. Como se observa en la imagen de la izquierda se mantienen los colindantes campos de fútbol de Mallona y la vaguada de la fábrica del gas se parece mucho a la actual. Además, prevé casi un parque de Etxebarria como el existente hoy en día pero que en vez de contar con las actuales extensas campas de césped, y algunas con arbolado, el arquitecto las llena de edificios residenciales. 

Dentro de los espacios habilitados y sobre fondo verde se dibujan más de una veintena de bloques para viviendas de diferente altura, tamaño y composición que salpicados sobre el amplio terreno quedan hasta equilibrados, sobre todo si lo comparamos con el proyecto que inicialmente se iba a desarrollar. La vista aérea expone también cómo practicó una división de la gran parcela en tres grandes solares delimitados por viales para vehículos que se conectaban de forma armoniosa con la trama viaria colindante y que son muy similares a los que hoy pisan los usuarios del parque.

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Un gran anfiteatro esquinero sobre un perímetro que cerraba más el parque verde

 En la Variante 1, como se observa en la imagen, Bofill pensó en un alternativa al proyecto principal que perimetraba todo el área en cuestión con una gran hilera de edificios residenciales en formato cuadrado. Excepto en el lado que se asoma sobre la calle Sendeja, que es continuo, en los restantes varios arcos en medio de cada lado permiten acceder a los vecinos al gran espacio central ajardinado con un estilo también muy versallesco. Todo el conjunto suponía una figura particular ya que tan solo tenía un esquina pura, la que, de existir, hoy miraría a las casas de Panera. Otros dos vértices se prolongan en sendos espacios -uno cuadrado y otro rectangular- formando plazas a las que se podría llegar por los arcos desde el gran espacio abierto central y las calles adyacentes. La última esquina no existe. Bofill la abre a la ciudad en forma de anfiteatro con gradas por encima de varias terrazas que servirían para salvar con escaleras la diferencia de altura con la zona de la plaza del Gas y el Ayuntamiento. 

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