IREMOS por la mirilla de la Historia para recrearnos en un retablo insólito. Según algunos historiadores, Diego María de Gardoqui, hermano del Cardenal Gardoqui, que se codeó con personajes de la talla de Carlos III, John Adams o Napoléon Bonaparte, ocupó un lugar de honor durante la jura del cargo de George Washington, el primer presidente de los Estados Unidos y, desde 2008 cuenta con una estatua conmemorativa en Filadelfia, muy cerca de donde se promulgó la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. El empresario y diplomático es, sin dudarlo, uno de los bilbainos más importantes del siglo XVIII.

Arranca este crónica con su recuerdo, habida cuenta que una leyenda reza en su memoria en las Escuelas de Múgica, en los tiempos de su edificación denominadas Grupo Escolar de La Ribera. Fue el primer embajador de España en los Estados Unidos de Norteamérica en 1784. El ilustre diplomático bilbaino nació en una casa que estaba ubicada en el mismo lugar donde posteriormente se construyó la escuela. Así consta en la inscripción que el Ayuntamiento de Bilbao le dedicó en 1964 y que se puede leer en la fachada del edificio orientada hacia la Ribera. El edificio estaba, como ven, tocado por la varita mágica de las grandes gestas.

El siguiente nombre propio ligado a este edificio sería el de Ricardo Bastida. Él fue quien lo diseñó en la silueta que hoy se le conoce. Una pequeña reseña histórica del Ayuntamiento de Bilbao dice que “como lenguaje estilístico, el arquitecto escogió una versión modernista, muy próxima a los dictados de la Sezessión vienesa, consiguiendo una imagen de conjunto equilibrada y elegante que pondera, de manera singular, esta obra de uno de los autores modernistas más llamativos del panorama de la arquitectura bilbaina”. Ricardo Bastida fue durante más de veinte años, de 1905 a 1927, arquitecto municipal y jefe de las Construcciones Civiles del Consistorio. ¿Les suena el apellido? Lo habrán leído en el autógrafo arquitectónico de La Alhóndiga.

Nombre tras nombre, no cabe duda que el principal -o si se quiere, el protagonista que le da nombre al edificio...- es el de Lorenzo de Múgica y Perea. La corporación municipal de la época decidió dedicarle este grupo escolar al “decano de los maestros de Bilbao”. Múgica, nacido en Orozko en 1822, obtuvo la plaza de maestro municipal con el número uno de la oposición, y prestó servicio en la enseñanza durante más de cincuenta años. Cuentan que “el señor Múgica representó a Bilbao en el congreso estatal de Pedagogía que se celebró en Madrid en 1882”. Su nombre siempre se ha mantenido unido a este centro escolar a pesar de que a largo de cien años se han utilizado diferentes denominaciones: grupo escolar, colegio nacional o colegio público, hasta llegar a la actual: Mujika Eskola.

No es fácil conocer cuales fueron los aleluyas y las vicisitudes de este colegio a lo largo de un largo siglo de vida. Se sabe que Eleizalde y Campión promocionaron esta escuela, junto a la de Félix Serrano, para impartir clases de euskera. Pero no hay demasiada información al respecto además de la constatación. También es sabido que en la Guerra Civil hubo un parón, desde octubre de 1936 hasta enero de 1938, y que tras la victoria de las tropas franquistas desde la Inspección educativa se solicitaron los libros cuyo uso estaba prohibido por la superioridad y en su lugar, llegaron al colegio libros patrióticos como Cantos de guerra y de Imperio, y Tradicionalismo español. En aquella época, el grupo escolar estaba dividido en dos edificios, el que ocupan actualmente, que sólo era para niñas, y el que hoy en día es el EPA de Iturribide, que era para niños. Tuvieron que pasar muchos años hasta que se unificaran. En 1966 pasó a llamarse Agrupación Escolar Mixta Múgica.

Viajemos de nuevo a los primeros del siglo XX. Su construcción responde a diferentes actuaciones entre 1907 y 1917. El Grupo Escolar Municipal de la Ribera fue inaugurado el 24 de enero de 1918 y recibió el nombre de Múgica por las razones que antes se han reseñado. A la inauguración acudieron la Corporación Municipal en compañía de la Banda Municipal, el Obispo de la Diócesis y otras autoridades y corporaciones.

Por si alguno de ustedes tienen curiosidad por conocer la semblanza del profesor que tanto nombre tuvo pueden matarla acercándose hasta el edificio que, ya es hora de decirlo, fue el primer colegio que se abrió en el Casco Viejo. En el exterior del edificio se ubica un busto del maestro Lorenzo Múgica, obra del escultor Higinio de Basterra Berastegui (1876-1957). Una escultura realizada en bronce y que se enmarca en un estilo en transición entre el naturalismo y el impresionismo. El busto está instalado en una hornacina de la fachada que se abre a la calle de Santa María.

¿Desean algún otro símbolo de distinción además de los ya reseñados? La fachada recibe una decoración a base de guirnaldas aplicadas, motivo de inspiración secesionista que se prodiga muy poco en los edificios vascos y que por lo tanto es uno de los elementos más interesantes y peculiares de este edificio.

Como es lógico pensar, por su ubicación, tan cercana a orillas de la ría, y al igual que ocurrió en el caso del Colegio Público García Rivero, este centro escolar se vio afectado de manera importante por las inundaciones de agosto de 1983. Hoy sobrevive con orgullo.