LLEVO esperando este día como agua de mayo. Me encantan los carnavales y el buen ambiente que se respira en Bilbao durante estos días de fiesta”, dice Mikel Ruiz mientras sostiene entre sus manos un disfraz de Deadpool. Confiesa que cada año, desde que tiene uso de razón, se disfraza. “Es un momento para pasar unos días alegres con amigos y con familiares”, comenta. No tenía muy claro de qué disfrazarse, pero al final se animó con uno sencillo porque está seguro de que podrá reciclarlo. Como viene haciendo los últimos años, acudió al establecimiento Disfraz Jaiak de la calle Somera en el Casco Viejo bilbaino. “He venido por la mañana pensando que iba a haber poca gente, pero de aquí no me marcho. ¡No sin mi disfraz!”, dice entre risas.

La tienda acoge desde hace días a una multitud de personas para hacerse con su disfraz favorito. Unos los encargan y otros van directamente a por él para probar suerte. “La máscara de Dalí y un buzo rojo de La casa de papel es lo que más se vende. Es uno de los disfraces más demandados porque está de moda. Lo van a llevar grupos de amigos, así como familias. Lo tenemos en todas las tallas pero también es verdad que ya nos quedan muy pocos”, cuenta. Sin embargo, los superhéroes continúan siendo uno de los favoritos por los bilbainos. “Todos hemos tenido infancia y nos gusta recordar los dibujos de Son Goku o Dragoi bola, por ejemplo. Se venden también mucho”, cuenta.

Otro de los disfraces estrella según comenta el encargado, son los que ayudan a combatir el frío. “Los típicos pijamas de unicornio u oso panda”. Sin embargo, esta edición no será necesario abrigarse mucho.

Disfraz Jaiak, además de la tienda física, cuentan también con una página web muy visitada y demandada. “Estamos teniendo las mismas ventas por Internet que en la tienda. Además, mandamos a toda Europa”, explica. De momento no se han quedado sin existencias, ya que la experiencia les ha enseñado a estar prevenidos para todo. “Tenemos a tres personas en un gran almacén y once estamos en tienda y tenemos de todo. Esto es un no parar. He llegado trabajar desde las 8.00 hasta las 1.00 de la madrugada”, admite.

Los días previos a los carnavales son duros para las tiendas de disfraces. En sus baldas se pueden encontrar cualquier tipo de artículos para hacer especial y único cualquier disfraz. “Quería unas gafas graciosas y aquí las he encontrado”, admite Nerea Aguirre mientras rebusca por las estanterías. “Tenía miedo de quedarme sin lo que quería porque ando siempre a última hora, pero con estas colas me he dado cuenta que le pasa a todo el mundo”, cuenta. Según Cuñado, los primeros clientes carnavaleros acudieron a su establecimiento semanas después de las navidades. “Pero los últimos quince días viene mucha gente y estamos hasta arriba”, comenta, mientras la imaginación de sus clientes vuela entre disfraces.