Bilbao - El actual subdirector de Proyectos y Obras Públicas es de los técnicos más veteranos del Ayuntamiento de Bilbao. Con edad cumplida para jubilarse, este bilbaino de Atxuri, de lo cual se muestra muy orgulloso, ha pasado por las áreas de Obras y Servicios, Circulación, Transportes y Aparcamientos. Múltiples tajos y proyectos en casi cuatro décadas hasta llegar a tener la confianza de diferentes concejales y pilotar las complejas obras que el pasado lunes abrieron el canal de Deusto. Javier Orduna es de los técnicos especialistas en gestión que son muy pocos conocidos pero sin los que sería imposible acometer grandes infraestructuras como la citada apertura.
Menudo final de carrera profesional que le ha tocado. Responsable de la apertura del canal...
-... y del soterramiento de la terminal de autobuses Termibus. Espero aguantar para terminar todo.
Mucha responsabilidad ¿no?
-Son dos obras estratégicas que ya en época de Iñaki Azkuna me las encargaron por el curriculum que acumulaba y porque he estado en todas las movidas de los últimas décadas.
¿Tenía experiencia en estas obras tan especiales en las que tienen el agua como elemento principal?
-Me tocó remodelar los muelles de la ría de Bilbao. Hubo una partida de 11 millones de euros que le tocó gestionar al Ayuntamiento, con la que se acometió el arreglo de los muelles, que estaban en muy mal estado. Y eso que el municipio nunca había acometido estos trabajos, los cuales siempre los han llevado Costas o el Puerto de Bilbao.
Fue una buena escuela, entiendo.
-Sí, porque había muchos tramos de ribera con tipología diferentes desde La Peña hasta Elorrieta. Fue un buen bagaje y me dijeron después: ¡Venga al canal!
Una obra muy difícil en todos los aspectos, con complejidades técnicas, empresas que abandonaron el tajo, múltiples controles...
-Ha sido muy complicada, sí. Parecía gafada. Nuestro equipo en el Ayuntamiento ya es veterano y nos preguntábamos si íbamos a terminar esta obra. Nos vamos a jubilar y todavía va a seguir, bromeábamos.
¿Cuál ha sido el mayor obstáculo que les ha tocado superar?
-Quizás la complejidad técnica que enfrentábamos por el gran volumen de materiales que se han utilizado. Diría que ha sido un proyecto de dimensión monumental.
Póngame algún ejemplo.
-Los más de 50.000 metros cúbicos de escollera y protecciones de todo tipo colocadas, los 12.530 metros lineales de pilotes que aguantarán los muelles, más de 12.000 metros cúbicos de agua contaminada vertidos a la ría tras su depuración previa o los 2.400.500 kilos de acero usado en todo el proyecto, incluida la construcción del puente Gehry.
Sí, porque parece que la apertura del canal ha sido la última fase de la excavación pero el proyecto conjunto empezó en mayo de 2014 e integraba tender el viaducto que conectara Zorrotzaurre con Deusto.
-Parece olvidado y es de destacar que el último puente construido en Bilbao lo han hecho técnicos municipales.
Ha sido una obra además muy fiscalizada en todos los sentidos.
-Sin duda, no me veré en otra. Tengo anécdotas varias en este sentido, ya que muchos conocidos me iban controlando si avanzábamos mucho una semana o estaban paradas otra.
Interesaba a la ciudadanía.
-Está claro, por lo estratégica que es y porque tenía muchas tribunas desde las que mirar su evolución. Desde la zona al lado de San Mamés, cuando entró en servicio el puente Frank Gehry, desde ese punto; desde la parte de Olabeaga...
¿Y las otras inspecciones, las de las instituciones varias que tenían competencias de vigilancia en los trabajos por efectuarse en la ría?
-Esas han sido más exhaustivas. Hemos estado controlados por el Gobierno vasco, a través de la dirección de Medio Ambiente y la agencia del agua, URA, que supervisaba que no se vertieran aguas contaminadas a la ría. Desde Costas también había exigencias y la Autoridad Portuaria de Bilbao ha estado examinando que las tierras que iban en cada draga por la ría a Santurtzi estuvieran limpias. Capitanía Marítima estaba encima del tráfico marítimo que hemos generado, la Diputación...
... ¿La Diputación? Si es una institución sin competencias en esa zona.
-Pues hemos tenido un arqueólogo que ha buscado unas cuadernas de un barco de un antiguo astillero que había a principios del siglo XX e incluso un ornitólogo que ha analizado el paso de aves por la zona del canal.
¿Y el entorno? ¿Han tenido problemas con vecinos o con el IMQ?
-No, los hemos cuidado muchísimo. Hemos controlado el aire para que no afectara a la clínica, también las vibraciones que podíamos generar con las grandes maquinas, los ruidos para no molestar. Ha sido un trabajo muy polivalente a nivel profesional, hemos aprendido de todo.
¿Cuál fue el momento más crítico de las obras?
-Quizás cuando surgió el conflicto con la primera UTE y veíamos que no se avanzaba. Teníamos que empezar a excavar y no se arrancaba. Fueron momentos horrorosos. Estuvimos once meses parados, bueno no, estuvimos preparando el nuevo contrato, pero la obra no avanzó.
¿Y en esta última fase? ¿Fue complicado quitar la tierra bajo el puente? No lo podían tocar.
-Ahí, por contra, tuvimos fortuna. La idea era quitar la primera capa de dos metros con retroexcavadoras y luego extraer el resto por succión desde la draga. Pero empezamos a excavar con maquinaria limitada en altura para no pegar por debajo del tablero, que también estaba protegido con maderas forradas, y nos dimos cuenta que el agua que se generaba se podía extraer con bombas sin problemas. Así que llegamos hasta el fondo. Fue lo mejor que nos pudo pasar en esta etapa final.
¿Y qué resta todavía para culminar la apertura del canal?
-Retirar unos 35.000 metros cúbicos de terreno y habilitar las dos orillas generando una tapa de hormigón, que conformarán los muelles, y colocando una pared vertical, que oculte los pilares que ahora se ven.
¿Cuándo va a colgar el casco de obra y el peto reflectante?
-Bueno, estoy en prórroga, pero vamos a espera a que concluyan las obras de Termibus.
Ese tajo sí que va rápido ¿eh?
-Lo tenemos totalmente lanzado y quemando etapas.
Influye que las constructoras también son las concesionarias de la nueva Termibus.
-Sí, porque cuanto antes terminen la obra, antes empiezan la explotación y a tener ingresos por los servicios de autobuses en la concesión a 40 años que tienen. De todas formas, también al Ayuntamiento le interesa concluir cuanto antes.
¿Por qué?
-Porque estamos prestando el servicio en una terminal provisional muy apretada y afectando a los vecinos. Cuanto antes se estrene la terminal soterrada mejor para todos.