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Con la gratitud por bandera

El alcalde Aburto recibe a las familias que acogen a menores saharauis y de Europa del Este

Con la gratitud por bandera

Bilbao - “Estos dos meses son únicos e inolvidables”. Así define Javier Blanco su experiencia con Victoria Sitsinska, una menor ucraniana que desde hace cinco años le ha cambiado la vida. Victoria forma parte del programa municipal Vacaciones en paz que el Consistorio bilbaino viene organizando desde 1999. Todos los niños que visitan la villa en verano, vienen para mejorar su desarrollo y crecimiento ya que la mayoría de ellos viven faltos de atención o residen en zonas con radiación nuclear.

Ayer, el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, junto a la concejala de Igualdad, Itziar Urtasun y miembros de la corporación, dieron la bienvenida a los menores y a sus familias de acogida que en esta época estival procurarán que pasen momentos inolvidables.

“Yo quisiera pediros que les agradezcáis mucho a las familias que os acogen”. Con estas palabras comenzaba su discurso el alcalde de Bilbao. Aburto reforzó la importancia del papel de las familias abriendo las puertas de sus hogares ya que este es “un acto solidario y comprometido”. “Bilbao quiere ser una ciudad amiga de la infancia y vosotros hacéis que esto se haga realidad”, prosiguió el alcalde.

Como muestra de agradecimiento, los menores obsequiaron al Consistorio bilbaino con diferentes regalos que han traído de su país. Además, una pareja de niños interpretó un aurresku bajo la atenta mirada de los familiares y los responsables municipales que no quisieron perderse este acto de bienvenida que se celebra cada año.

Todos los niños que proceden de Rusia, Bielorrusia, Ucrania y Sahara, aterrizaron en Bizkaia el 19 de junio y permanecerán con sus familias de acogida hasta el 24 de agosto. “Hay veces que es mejor no pensar en la despedida. Es amarga y dulce a la vez. Amarga porque se va, pero dulce porque sabemos que se estará de vuelta con su familia biológica”, confesaba Blanco.

Su familia no es la única que ha vivido esta experiencia. Karmele Rementeria lleva tres años acogiendo a un niño saharahui que se llama Hama Nayem. “Se les coge un cariño terrible y al final durante el año tendremos que ir nosotros a visitarle también”, comentaba esta madre de acogida. Por su parte, Belén Ibarretxe lleva compartiendo cuatro veranos con Nastia Pislisakova, una niña bielorrusa de 10 años. Ibarretxe forma parte de este programa desde 2003. “La experiencia es muy buena, si no no hubiese repetido”, admitía.

Durante el resto del año, las tres familias no pierden el contacto con los menores. “Nos comunicamos por Skype o WhatsApp porque ellos tienen móvil así que es fácil hablar con los niños gracias a las nuevas tecnologías”, dicen los padres de acogida. Este hecho hace que la relación sea aún más estrecha.

“Una ciudad solidaria” En este acto también estuvieron presentes las distintas asociaciones que hacen posible que este proyecto pueda llevarse a cabo. “Para nosotros es muy importante que los niños saharauis vengan en verano porque Bilbao es una ciudad abierta y solidaria”, decía el delegado del Frente Polisario de Euskadi, Abdulah Arabi. Además, durante estos dos meses, Azkuna Zentroa ofrecerá acceso gratuito a su piscina a las familias y Bilbao Kirolak, les facilitará bonos para las piscinas exteriores y los polideportivos. Gracias al programa Vacaciones en Paz, los niños pueden disfrutar de un verano alejados de las dificultades a las que tienen que hacer frente en sus países. “Intentaremos aprovechar al máximo todos los días que estén con nosotros. Viajaremos y haremos que se lo pasen muy bien entre todos viéndose de vez en cuando”, concluía Rementeria.