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La restauración del ‘Antxustegi’ podrá ser seguida con visitas guiadas

El Museo Marítimo quiere que los ciudadanos tengan la oportunidad de contemplar los trabajos en la boniteraLas visitas comenzarán en 2019, una vez sea estabilizada la embarcación

La restauración del ‘Antxustegi’ podrá ser seguida con visitas guiadasFoto: Pablo Viñas

Bilbao - La restauración del Antxustegi está en marcha. Los voluntarios del equipo del Museo Marítimo han empezado ya a trabajar en la recuperación de la histórica bonitera, la más antigua de madera que se conserva. La intención de la entidad es que, el próximo año, los visitantes del museo puedan conocer de primera mano los trabajos que se están llevando a cabo en la embarcación, a través de visitas guiadas. “Salvando las distancias, nos gustaría trasladar la experiencia que se está llevando a cabo en la catedral de Santa María de Gasteiz y que ha sido un gran éxito”, explica Jon Ispizua, carpintero de ribera del Marítimo.

Después de pasar por varias vicisitudes, la histórica bonitera de madera empieza a volver a la vida. Aunque varios informes técnicos determinaron hace unos años que su estado era irreversible, finalmente la embarcación de madera volverá a lucir su antiguo esplendor. Lo hará desde el mismo dique seco en el que se encontraba -su traslado se ha descartado por considerarlo peligroso para su integridad- y en el que ahora se ha colocado una cubierta para protegerla de las inclemencias del tiempo. “Al menos, se evitará el daño que le produce el sol directo y el agua dulce de la lluvia, que es muy dañino para la madera porque crea muchos microorganismos”, explica Ispizua. Las piezas de la embarcación, además, se tratarán para soportar la humedad “extrema” que existe en el dique.

A lo largo del último año se han llevado a cabo trabajos de estabilización del barco, apuntalándolo para asegurar su estabilidad, y retirando algunas partes de su estructura que se habían desprendido y podían resultar peligrosas. Actualmente, las labores se centran en registrar todas las piezas del barco. “Es un trabajo a caballo entre la carpintería de ribera y la restauración museística”, apunta el ebanista especializado.

La Diputación impulsó, dentro del patronato del Museo Marítimo, un taller de carpintería de ribera que tuviera, como uno de los principales objetivos, la recuperación de esta embarcación. Se ha conformado ya un equipo de trabajo, cuyos miembros son una treintena de voluntarios del propio museo. Un grupo que en el último año ha recibido una completa formación en los secretos de este oficio, también de una forma práctica: participando en la construcción de un gemelo del bote auxiliar del gánguil Portu, la primera embarcación que se construyó en los antiguos astilleros de Euskalduna. Se hará cargo no solo de la recuperación del Antxustegi, sino también de la conservación y mantenimiento de todo el resto de embarcaciones de madera que componen la colección del Museo Marítimo, aproximadamente una decena.

Para acometer la restauración de la bonitera se ha creado un grupo técnico, con personal del Museo Marítimo, la UPV y la fundación Otxarki, una asociación que facilita la inserción laboral de jóvenes de Otxarkoaga a través de una formación extra y que participa también en el taller de carpintería de ribera.

A lo largo de los últimos meses se han estado analizando y registrando una a una todas las piezas que componen la embarcación, para determinar el grado de deterioro de cada una y si se puede o no recuperar. También se han elaborado varios planos del barco. El proceso de diagnóstico está a punto de culminar. “Cuando finalicemos esta fase tendremos el plan de trabajo para la recuperación de la embarcación, lo que nos permitirá determinar un presupuesto más exacto y la duración de los trabajos”, explica Ispizua. A la espera de lo que se determine en esta fase de diagnóstico, los trabajos de recuperación del barco está previsto que se prolonguen entre seis y ocho años. El hecho de trabajar con voluntarios alargará el proceso pero, al mismo tiempo, le imprimirá un valor especial.

Aunque este análisis ha confirmado algo que ya sabían, que el barco está bastante “afectado”, el equipo de trabajo se ha sorprendido al comprobar que algunas piezas se encuentran en mejor estado del que preveían. “Las cuadernas antiguas, por ejemplo, están bastante bien. La parte original que se conserva del barco -algunas zonas se repusieron en 2002 antes de que fuera donado al Museo Marítimo- creemos que están bastante mejor de lo que pensábamos a priori”, relata.

Conservar el máximo La intención es mantener todas las piezas posibles de la embarcación, tras someterlas a un tratamiento de consolidación adecuado. “Como es un barco que no va a volver a la mar, sino que va a quedar expuesto como una pieza del museo, el objetivo no es que tenga una gran solidez como para navegar. Queremos mantener el máximo número de piezas originales posible; se trata de conservar su forma original, no de transformarlo. Y sustituir solo lo imprescindible: las piezas que están en muy mal estado, las que pueden seguir estropeando el resto o aquellas que llevarían a malentendidos. Por ejemplo, si no recuperamos la cubierta, los futuros visitantes pueden pensar que nunca la tuvo”, advierte Ispizua. Hay otras, añade, que son insustituibles, como la quilla, “por dimensiones y por cómo van unidas al resto”. Es ahí donde entra en valor la experiencia que ha adquirido el grupo de voluntarios a lo largo de este año: las piezas que no se puedan recuperar se sustituirán por otras elaboradas con técnicas de carpintería de ribera, de forma artesanal, tal y como se concibieron y realizaron originariamente.

A futuro, los responsables quieren que los ciudadanos conozcan el trabajo de recuperación. “En estos momentos ya lo estamos mostrando a grupos determinados como personal de otros museos, pero el acceso es un poco peligroso todavía, por el estado en el que se encuentra el barco”, admite el carpintero. Por eso, quieren esperar a estabilizar definitivamente algunas partes del barco, como la cubierta, para que esas visitas las pueda realizar el público en general sin recurrir a elementos de seguridad como arneses.