Los vecinos piden más control de las terrazas del Casco Viejo
Denuncian que la turistificación del barrio está provocando diversas afecciones a los residentes
Bilbao - Toldos que rebasan las limitaciones, terrazas cubiertas que se asemejan a chabolas, mobiliario con fines comerciales que ocupa el espacio público... Los vecinos del Casco Viejo denunciaron ayer la “colonización abusiva” llevada a cabo por los establecimientos hosteleros en beneficio de la turistificación del barrio. Por ello, solicitaron al Ayuntamiento de Bilbao que realice un control más exhaustivo de los veladores, ya que, según señalan, actualmente solo se llevan a cabo inspecciones cuando hay denuncias de por medio. Con el fin de expresar su “hartazgo”, la Asociación Vecinal Bihotzean y la plataforma SOS Alde Zaharra han convocado una manifestación que tendrá lugar el próximo miércoles a las 19.30 horas.
A través de esta alianza, el grupo de trabajo recién instituido pretende evidenciar que la paulatina turistificación está motivando la conversión del barrio “hacia un espacio dirigido únicamente al disfrute turístico” a costa de “una serie de afecciones a los residentes”. Con todo, Javier Rodríguez, portavoz de la asociación Bihotzean, aseguró que están “orgullosos” de vivir en un lugar de encuentro. “No tenemos turismofobia, nos encanta que nos visite la gente; pero no puede ser que la economía dedicada a los visitantes nos modifique la vida”, señaló en una rueda de prensa en la que, además, evidenció el “exponencial” incremento del precio de las viviendas o la sustitución del comercio minorista por locales de hostelería.
Uno de los aspectos más visibles de la turistificación es la “clarísima privatización” del espacio público por parte de las 130 terrazas -según el último censo municipal- distribuidas en el Casco Viejo. Los vecinos señalaron ayer que “sombrillones gigantes, lámparas de pie o aparadores” impiden a los vecinos el libre tránsito por las calles. “No podemos acercarnos a los aleros”, criticó ayer Rodríguez. En palabras del portavoz de los vecinos, además de la ordenanza de Espacio Público, se está incumpliendo el Plan Especial del Casco Viejo, que limita que los toldos puedan ocupar más de un 10% de lo que mide una calle. En ese sentido, citaron infracciones de la regulación en la Plaza Unamuno o en la calle Jardines, por ejemplo.
Los vecinos, que criticaron que el Ayuntamiento no haya abierto “ningún expediente”, solicitaron que las inspecciones se realice de oficio, no solo cuando hay denuncias de por medio. Además, instaron al Área que dirige Ricardo Barkala a que presente cuanto antes el Plan Director de Terrazas que están ultimando y darán a conocer próximamente. Se trata de una normativa que, según anunciaron desde el Consistorio, “determinará con parámetros objetivos, las autorizaciones que se den en la villa así como el tamaño y sus características”.
Pisos turísticos Otra de las grandes preocupaciones de los vecinos se traduce en el aumento de los precios de los pisos. Según revelaron, de agosto a septiembre de 2017 el alquiler de las viviendas del Casco Viejo subió un 14%. Se trata, expusieron, de una consecuencia negativa derivada de la alta concentración de pisos turísticos en el barrio. Precisamente, el pleno del Ayuntamiento aprobó ayer la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para limitar la implantación de viviendas turísticas a las primeras plantas y, en el caso del Casco Viejo, para permitir solo una vivienda por bloque. Sin embargo, esta regulación no convence a los vecinos. “Todo lo que regula la situación está bien, pero hay una trampa”, señaló Rodríguez.
Según relató Ansel Delgado, miembro de la Asociación Vecinal Biho-tzean y residente en la Plaza Nueva, uno de los arrendatarios de una vivienda turística existente en la cuarta planta de su comunidad ha hallado un subterfugio a la nueva normativa. De esa forma, explica que, en lugar de anunciar su vivienda turística como tal, ha decidido empadronarse en el piso y alquilarlo por dormitorios. Se trata de una posibilidad que la regulación del PGOU no contempla, ya que dejó fuera de su reglamento las habitaciones turísticas. “Nos gustaría que hubiera un registro”, aseguraron los vecinos, que ven que las molestias ocasionadas por los pisos turísticos son las mismas, ya sean viviendas enteras o habitaciones por separado las que se alquilan.
Por último, los vecinos denunciaron el escaso impacto económico del turismo en el comercio de proximidad, lo que ha provocado el cierre de pequeñas tiendas en beneficio de la hostelería. “Entre 2008 y 2015 se vieron obligados a cerrar 79 comercios minoristas”, señalaron desde la asociación. De esa forma, criticaron que, aunque el Consistorio suspendiera temporalmente la concesión de licencias para abrir bares y restaurantes, se permita que haya “tiendas de jamón que venden alcohol”.