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Marije Calvo: “Las personas que atendemos nos dan un chute de realidad”

La coordinadora del centro relata a DEIA el cambio que ha tenido Hargindegi en sus 25 años de vida. “Los cambios han sido siempre muy positivos”, asegura.

Marije Calvo: “Las personas que atendemos nos dan un chute de realidad”Borja Guerrero

Bilbao - Los cambios siempre son para mejor. Esa es la sensación que tiene Hargindegi después de dar servicio, durante 25 años, a cientos de personas que provienen de diferentes países y que guarda cada uno una historia especial. “La gente que viene aquí es muy potente, gente que realmente tiene muchas capacidades y potencialidades”, asegura. Además, confiesa que el perfil de la socia (en su gran mayoría son mujeres) ha ido variando según pasaban los años así como también la función que tiene el centro.

¿Cómo ha cambiado el centro en los 25 años que tiene de vida?

-Alrededor del año 90 en Bilbao comenzó a afincarse un perfil diferente. Primero venían de países subsaharianos pero ahora hay gran diversidad de culturas. Tenemos también socios nacionales que participan en los talleres.

¿Qué es lo que os hizo cambiar el enfoque de la actividad del centro?

-El hecho de que vengan varias vías de redes culturales nos hizo plantear un nuevo giro y pensamos que debíamos hablar también en clave de familia e infancia.

¿Cuál es la función?

-En el centro ofrecemos varios talleres a los adultos. Hay quienes tienen hijos y no pueden dejarlos en la escuela, bien porque son pequeños o porque no tienen recursos económicos. Por eso, mientras los padres están recibiendo algún curso, sus hijos están en una sala con varios voluntarios que se encargan de su cuidado.

Es un cambio de realidad.

-Sí, porque cambia la realidad cultural y empezamos a tener niños en un centro de adultos. Pero los cambios siempre han sido muy buenos. De hecho, a todos los socios de Hargindegi nos da un chute de realidad porque algunos nos cuentan por todo lo que han pasado. La gente que viene aquí es muy potente, es gente que realmente tiene muchas capacidades y potencialidades.

A día de hoy, ¿Cuál es el perfil que más abunda en el centro?

-Extranjera en su gran mayoría. Hacemos una discriminación positiva hacia la mujer porque hay muy pocos espacios en los que la mujer pueda acceder son sus bebés. Provenientes de África subsahariana, Marruecos, Argelia o Latinoamérica. La media de edad es joven, hay socias de entre 18 y 30 años, la gran mayoría.

¿Qué es lo que hacen cuando una nueva persona llega a Hargindegi?

-La intervención es integral. Cuando una persona llega al centro le realizamos una entrevista pero eso no quiere decir que vayan a participar en algún taller. Nosotros vamos viendo cuál es realmente la necesidad que tiene esa persona. Es decir, si esa persona necesita una ayuda económica, una formación o una derivación a alguna otra área.

¿Cuáles son las áreas a las que pueden optar los socios?

-Lo dividimos en tres áreas. Por una parte está el área familiar, en la que intentamos que adquieran conocimientos, habilidades y actitudes relacionadas con el autodesarrollo y con la ejecución eficaz de tareas. Además, también enseñamos a que tengan un buen vínculo de apego con los hijos. En la segundo área tratamos la iniciación pre laboral para que adquieran hábitos de asistencia, puntualidad, escucha... y en el área relacional les enseñamos a que formen parte en los espacios de ocio y de tiempo libre.

¿Y los talleres?

-En el ámbito relacional trabajamos la música, manualidades o el ganchillo. En el ámbito sociolaboral están los talleres de cuidado de personas dependientes, plancha, repostería, el segundo nivel de costura, cocina, organización en el hogar o electricidad. Y, en el ámbito familiar, les ofrecemos talleres donde trabajen el proyecto de educación familiar, la autoestima, el castellano, la cultura del euskera y trabajamos también la lectura.

¿Echan algo en falta?

-Siempre se puede mejorar la intervención. Tratamos con gente que está en situaciones vulnerables y quizá necesitamos apoyo. Lo tenemos, al igual que tenemos un buen equipo de trabajo y de voluntarios. De hecho, hay más de 70 personas voluntarias en el centro. Tenemos que seguir apostando por las personas y nosotros seguir formándonos para poder ver todas las realidades que hay. Hemos hecho 25 años pero no quiere decir que tengamos que hacerlo todo de la misma manera.