“En Euskadi solo tenemos un recurso: las personas”
José Antonio Garrido, presidente de Bilbao Metrópoli-30 y testigo del cambio de Bilbao en los cuarenta años de DEIA
OCUPAMOS un espacio que no está ocupado, que es el del largo plazo”. No es fácil centrar tus esfuerzos en horizontes tan lejanos, pero a José Antonio Garrido, presidente de Bilbao Metrópoli-30, es algo que le apasiona. Siempre mira hacia delante. Incluso cuando se le invita a enfocar la mente cuarenta años atrás, en el nacimiento de DEIA, su discurso se niega a anclarse en el pasado. Siempre termina hablando de lo que vendrá, porque el futuro es mucho más interesante. Tanto es así, que el año pasado, cuando su asociación cumplió un cuarto de siglo, Garrido presumía de que era “el primero de los próximos 25 años”.
Garrido ha visto transformarse Bilbao durante las últimas cuatro décadas. “1977, cuando sale el primer número de DEIA, del que soy accionista, todavía no es la época del Bilbao más duro”, apunta el ingeniero nacido en Santander, “el Bilbao que nos hace reaccionar es el de los años 80. La ciudadanía estaba preocupada y sin ánimo porque a lo largo de esa década habíamos perdido ocho grandes grupos empresariales: Altos Hornos, Babcock & Wilcox, Echevarría, Down Unquinesa, Euskalduna, General Electric, Sefanitro y Westinghouse”. Como consecuencia de esa preocupación nació en 1990 Bilbao Metrópoli-30. Garrido señala que entonces “el gran reto fue hacer un plan estratégico” para atacar ocho puntos críticos: recursos humanos, metrópoli de servicios avanzados en una moderna región industrial, movilidad y accesibilidad, regeneración medioambiental, regeneración urbana, centralidad cultural, colaboración público-privada y acción social.
Aquel proyecto enganchó a José Antonio Garrido desde el primer día, cuando todavía trabajaba en Iberduero. “Si a mí me llama el presidente de mi país, no me puedo negar”, relata, “y me da igual el color del presidente. Tengo que servir a mi país. Eso es fundamental. En los fines de la asociación se piensa a largo plazo. Un proyecto a largo plazo es un proyecto apasionante, aunque nosotros no lo realicemos y solo lo reflexionemos y marquemos líneas estratégicas. Luego viene otro que lo tiene que coger. A veces no lo cogen. Pero eso me apasiona”.
Hoy en día Bilbao Metrópoli-30 lo componen 140 socios de naturaleza bien diferente. Convergen instituciones públicas y privadas, grandes y pequeñas. Pocos proyectos en Euskadi han conseguido poner de acuerdo a tantos agentes: “El consenso se logra planteando estrategias, reflexiones estratégicas, en donde los conceptos sean compartidos. Nuestras reflexiones tienen que ser compartidas”. En 26 años de trabajo Bilbao Metrópoli-30 no ha incrementado su plantilla. Cuenta con una estructura de un director general y siete trabajadores. Tampoco ha subido las cuotas a sus 140 socios. Pero a pesar de ello, sus miras y objetivos han ido creciendo para ambicionar un país próspero y sano en el futuro. “Nuestro horizonte es Euskadi”, detalla José Antonio Garrido, “Bilbao tiene influencia sobre Cantabria, Burgos? Queremos que Euskadi, que es la medida, sea uno de los cinco primeros territorios europeos de igual tamaño. Nosotros nos estamos comparando con veinticinco regiones europeas definidas de forma no geográfica, sino de radio de influencia. ¿Y en qué querría estar entre los cinco primeros cualquier ciudadano corriente? En renta per cápita, en PIB, en educación, en ciencia y tecnología, en atención a los mayores, en sanidad, etcétera. Es en el largo plazo donde se pueden alcanzar esos objetivos, que tienen que ser medibles y realizables”.
Como el propio Garrido recuerda, Bilbao Metrópoli-30 no es la primera institución que piensa en el largo plazo. “Los catorce kilómetros de ría hace cincuenta años no tenían ni vida animal ni vegetal y eso la gente no lo sabe”, apunta, “gracias a un plan que desarrolló el Consorcio de Aguas a largo plazo, desde los 70, en veinte años teníamos vida animal y vegetal. Se había resuelto el problema del abastecimiento. Todo eso se ha hecho casi sin que lo conozca la población”.
El valor de las personas Desde 1990 Bilbao y su entorno se ha sometido a una intensa cirugía estética. Este cambio no ha sido ni sencillo, ni natural. La transformación ha sido costosa y, sobre todo, gracias a la audacia y valentía de diferentes personas e instituciones. “Esta metamorfosis ha sido gracias a personas”, confirma el presidente de Bilbao Metrópoli-30. Concreta que “nosotros no tenemos recursos, no hay gas, no hay petróleo, no hay oro, no hay diamantes? No tenemos prácticamente recursos naturales. Tenemos solo uno, que es muy importante: las personas. Esto se ha hecho gracias a personas que tienen nombres y apellidos. Hemos tenido la suerte de tener unas instituciones públicas a lo largo de este tiempo que han sido artífices de este Bilbao. Hemos tenido personas: alcaldes, lehendakaris, gobiernos...”.
En sus inicios era vital invertir y trabajar para conseguir la mejora de infraestructuras de gran calado. Para ello Bilbao buscó inspiración al otro lado del charco: “Vimos una asociación parecida en Pittsburgh y la copiamos. Es una ciudad parecida a Bilbao, con una pasado industrial y un declive importante en los años 70, e hizo un planteamiento estratégico muy parecido al nuestro. Nuestro plan fue de 1991 al 2000, donde lo importante eran las infraestructuras: el puerto, el aeropuerto, la ría, etcétera”. Después Bilbao aprendió de otras ciudades europeas. “Nos fijamos en Newcastle”, relata Garrido, “era una ciudad parecida a esta, deprimida por la crisis de los ochenta y noventa. También nos fijamos en Mánchester. Y luego pasamos a Asia, a Singapur, porque era una ciudad-estado de tres millones de habitantes. Después, lo que hemos hecho es reflexionar sobre las más de 200 regiones europeas de parecido tamaño al nuestro y estamos estudiando 35 que tienen entre dos y ocho millones de habitantes”.
Un proceso constante El trabajo de Bilbao Metrópoli-30 se divide en varias etapas bien diferenciadas que han desembocado, por ejemplo, en pequeños triunfos como la celebración de la gala de MTV. “Hoy recogemos el fruto de muchas pequeñas satisfacciones”, confiesa José Antonio Garrido, “creo que el cambio de Bilbao ha sido un proceso muy constante y en el que las virtudes han ganado a los defectos. Los éxitos han ganado a los errores. Eso hay que recogerlo ahora y pensar ya en 2035”.
Si en la primera década se puso el foco en las infraestructuras, en 2000 Bilbao Metrópoli-30 apeló a otro tipo de proyectos: “Pusimos en marcha el eslogan Traiga sus sueños a Bilbao. Gehry, por ejemplo, en el atardecer de su vida, no pudo hacer en Los Ángeles un proyecto y vino a Bilbao y lo realizó”. En esa etapa se trabajó en base a unos valores que se resumían en las iniciales IPICA: innovación, profesionalidad, identidad, comunidad y apertura al exterior. “Innovar, para mí, es hacer hoy las cosas mejor que ayer”, explica Garrido, “primero hacer bien lo fácil, que es condición necesaria, que no suficiente, para hacer bien lo difícil. Para innovar tienes que ser un buen profesional e innovas y eres un buen profesional si te identificas con un proyecto de empresa, de vida o de lo que quieras. El proyecto hay que vivirlo en comunidad, en equipo. Y el equipo tiene que ser abierto”.
A Bilbao Metrópoli-30 le ha llegado el momento de pensar en 2035 y para ello tiene que solventar los actuales problemas de la sociedad vasca. El envejecimiento de la población, el desempleo o las desigualdades salariales son algunos de estos retos. “Nuestra misión ahora es generar estado de opinión y ser un centro donde los líderes puedan desarrollar sus proyectos”, detalla el presidente de la asociación, “debemos poner en práctica nuestros valores en las variables clave”.
Las concreta en empresa, ciencia y tecnología, urbanismo, ordenación del territorio, educación, formación y empleo, demografía, igualdad y cohesión social, función pública y administración, salud y calidad de vida y atención a los mayores. “Esto es lo que estamos desarrollando ahora para poder dar pistas de hacia qué industria y sectores tenemos que ir en Euskadi”, indica.
La villa ha sido nombrada este mes la mejor ciudad europea de 2018, un galardón que avala los resultados de Bilbao Metrópoli-30. Aunque Garrido dice que en lo personal “no supone nada”, admite que la noticia le hizo feliz: “Yo soy feliz viéndole al alcalde recibir ese premio. Está tirando del carro muy bien. Nosotros estamos pensando ya en futuro y lo ponemos al servicio de los demás”. Fue Aburto quien distinguió a José Antonio Garrido como Ilustre de Bilbao.
“A mí Bilbao me lo ha dado todo”, se enorgullece, “cómo iba a pensar cuando vine a estudiar que llegaría a esto. ¿Cómo les digo yo a mis padres que voy a ser director general de Iberduero en 1985? No se lo cree nadie. ¡Un tío de Santander! Pero es que luego he podido estar en muchos sitios. Por eso digo que a mí Bilbao me lo ha dado todo. Cuando me nombraron Ilustre de Bilbao me emocioné muchísimo. Estaban Iribar y Sara Estévez, a la que escuchaba por la radio en la pensión cuando estaba estudiando. ¡Aquello era gloria bendita!”.
Bilbao y el futuro El Bilbao de José Antonio y su anhelado futuro, el que disfruta imaginando, diseñando y sembrando. ¿Cómo será la urbe cuando DEIA cumpla otros cuarenta años? “Me gustaría mantener, por lo menos, mucho más vigor que el que tenemos ahora”, desea en voz alta, “más allá del aurrera. Quiero vigor para que aquí tengamos la posibilidad de dar posibilidades y oportunidades de destacar a todo el que venga”.
Garrido rompe una lanza por la diversidad. El suyo es el claro ejemplo de que alguien foráneo puede poner su granito de arena para engrandecer la ciudad: “No somos excluyentes. Eso es mentira. Dentro de veinte años aquí tiene que haber vigor de salud, lo primero. Hay que hacer niños. Si no, no hay nada que hacer. Y trabajar con una identidad propia como la que ha tenido esta ciudad y este pueblo a lo largo de los siglos. Tenemos que acertar. Acertar en transmitir a la gente estas ideas claras: hacer bien lo fácil. Quiero un Bilbao en el que todos tengan igualdad de oportunidades. Y las desigualdades, irlas limando”.
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