Bilbao - La carpintería de ribera se incluirá en la visita al Museo Marítimo a partir del próximo mes de enero. Las personas que acudan a la pinacoteca podrán conocer de primera mano cómo era esta técnica de construcción naval tradicional y qué importancia tuvo en la Bizkaia del siglo XX.

Por una parte, se va a habilitar una exposición permanente sobre este oficio tradicional, dentro del propio museo. “Se va a poder ver un mapa de los carpinteros de ribera de Bizkaia, qué astilleros había en cada pueblo, qué personas eran, qué tipo de barcos hacían, en qué instalaciones trabajaban...”, enumera Jon Ispizua, carpintero de ribera del Museo Marítimo y responsable del proyecto Erain. También, a través de antiguas herramientas, se explicará cómo era el proceso de construcción de un barco. Para ello, los voluntarios están recuperando las piezas que donó el astillero Cortázar, de Bermeo, cuando cerró sus puertas en 2007 después de más de seis décadas de actividad. Dos conservadores enseñan actualmente a los voluntarios las bases para restaurar esas herramientas. El inventario lo componen desde máquinas grandes, como sierras, a herramientas de mano, como azuelas, hierros de calafetear o remesas de clavos galvanizados -elaborados en Durango de forma específica para los astilleros de carpintería de ribera de todo el Cantábrico-, e incluso planos. “Tenemos aquí todo el taller según quedó cuando se cerró”, describe el responsable del proyecto.

La exposición se completará con las fotografías de Juan Antonio Apraiz, marino mercante de Bermeo e investigador y divulgador de temas náuticos, que documentó este trabajo en la década de los 70 en astilleros de su localidad natal, con los últimos barcos que se construyeron en ellos. En la visita también se podrá contemplar in situ el trabajo que el grupo de voluntarios de Itsas Lagun desarrolla en el taller.

Todo el proyecto Erain, de recuperación de la carpintería de ribera, se enmarca dentro de la línea de trabajo de conservación del patrimonio marítimo de la Diputación. “Es un oficio que se está perdiendo y es muy importante para poder conservar todo el patrimonio marítimo que tenemos dentro del museo”, explica Zuriñe Antoñana, jefa del servicio de Patrimonio de la Diputación. “Una de las formas de que no se pierda es que personas que han trabajado en esos astilleros, que han construido embarcaciones de la forma tradicional, enseñen a otras personas. Ahora estamos a tiempo de mantener estos testimonios: sus vivencias, cómo vivían, cómo trabajaban, cómo eran las botaduras, sus tradiciones...”. También se están recopilando los testimonios de las últimas personas que trabajaron en aquellos astilleros, para que ese oficio no se pierda para siempre.

Más allá de la recuperación del Antxustegi, el objetivo final del proyecto es sentar las bases para poder mantener y conservar el resto de embarcaciones que forman parte de la colección del Museo Marítimo. En total, la pinacoteca cuenta aproximadamente una decena de barcos de madera.