BILBAO - “El Ayuntamiento, y en este caso el Área de Movilidad y Sostenibilidad, no está satisfecho con el servicio que estamos prestando con respecto a la OTA. Ni en la parte tecnológica, que evidentemente se va avanzando, ni en la de los recursos humanos”. Alfonso Gil, concejal del Área de Movilidad y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Bilbao, reconoció ayer que los fallos que está teniendo la nueva OTA no son admisibles y aunque justificó todas las deficiencias que se están produciendo, por tratarse de un sistema novedoso a nivel europeo, no le quedó más remedio que admitir que no está funcionando como debe. “El reto es complejo, pero lo vamos a conseguir. Haremos lo que estimemos oportuno”, dijo.

Más de 3.000 quejas en una semana en octubre, 1.500 en noviembre, seis vigilantes heridos leves, parquímetros que no expedir el tique al usuario, ocho expedientes a la empresa, desajuste entre los avisos de denuncias de los coches con cámaras y la materialización de las mismas... Los grupos de la oposición presentes ayer en la comparecencia de Gil a petición del Partido Popular para conocer los problemas que están surgiendo exigieron medidas correctoras.

El concejal expuso que “se ha buscado el mejor sistema de control de aparcamiento en superficie bajo en sistema OTA. No hay ninguno parecido ni en España, ni en Europa”. Precisamente por lo innovador del planteamiento dijo que “sabíamos que íbamos a sufrir por la parte técnica, pero nos ayudará a mantener dos objetivos ineludibles. Por un lado, la rotación de los vehículos y, por otro, la recuperación del espacio público”.

En ciernes del despliegue de un nuevo Plan de Movilidad, el Ayuntamiento necesita un sistema de estas características para controlar las plazas de aparcamiento.

El teniente de alcalde relató que a la contrata actual se le exigió que no tuviera un sistema propietario propio sino que quedase en manos del Consistorio. Al final, si se cumplen todas las condiciones establecidas en el pliego, el Ayuntamiento acabará controlando todo salvo la gestión del control que se hace con 20 vehículos eléctricos. Con ellos se vigila la presencia de coche ilegales para que luego los vigilantes sean quienes establezcan la sanción. “Quiero aclarar que el vehículo da vueltas e identifica las zonas pero quien sanciona es el vigilante”, indicó Gil. Este fue uno de los asuntos que puso sobre la mesa la concejala del PP, Carmen Carrón. “Que con 1.500 avisos haya 68 denuncias es algo que tiene que contestar la empresa y los recursos humanos, y ahí la contrata tiene un problema”, fue la respuesta que le dio Gil a su pregunta.

Las quejas El concejal apuntó que han tenido que implementar “muchos cambios en un tiempo muy corto. Desde luego no ha sido un camino de rosas” pero señaló que se va ajustando poco a poco. En este sentido apuntó que el número de quejas ha descendido de las 3.600 recogidas en la semana del 2 al 8 de octubre a las 1.256 de la semana del 30 de octubre al 5 de noviembre. “Son cifras que siguen sin gustarme, pero a medida que madure el sistema, tendremos menos”, confío.

Añadió en este sentido que respecto a los parquímetros se ha pasado de un 95,59 a un 98,20 de disponibilidad. “Hemos tenido un problema porque no es lo mismo un sistema on line de conexión permanente, que es lo que pedimos, al sistema out line que es el que teníamos”. Todo esto para saber el espacio disponible que hay en Bilbao. Ello ha implicado la renovación del software, lo que ha causado que en muchas ocasiones los parquímetros se han desconectado. “Han sido microcortes en las comunicaciones”, dijo Gil.

También dijo que la pasarela de pago ha podido resolver ya los problemas generados, pero también dijo que el tique no es necesario colocarlo en el coche. Añadió que se ha trasladado a la contrata la necesidad de ampliar el servicio de atención al cliente y “ya hay una línea más”.

La concejala del PP reconoció que “el sistema es ambicioso y se han dado cambios importantes en la tecnología y en el contrato adjudicatario, seguramente con tensiones, pero no debemos olvidar que más allá de que se quiera poner una medalla por hacer algo pionero”. Incidió en que “esto no deja de ser un servicio público y ante todo debe ser útil para reordenar el aparcamiento y también para el usuario”.

Carrón se negó a que “los usuarios acaben siendo conejitos de indias que además de pagar el sistema paguen los platos rotos por esas pruebas que están provocando disfunciones”, motivo por el que apela a un mayor control de su puesta en marcha.

Para Bruno Zubizarreta, concejal de EH Bildu, “ha habido un fallo de gestión. Nos parece que aunque el camino sea bueno se podían haber hecho mejoras”.

La portavoz de Udalberri, Carmen Muñoz, quiso saber cuáles son las carencias además de las consecuencias. Preguntó si es posible que “cambie la contrata que lleva el servicio” y se mostró “escandalizada” del nivel de quejas, aunque hayan bajado y por todas las veces que se ha caído el servicio, “¿no se podía haber previsto esto?”. Muñoz dijo que “con buenos deseos no lo vamos a solucionar, sino con una buena gestión”. Gil aclaró que las quejas son 3.600 de 180.000 operaciones “aunque no me gustan”.

Finalmente el portavoz de Ganemos, Samir Ladhou, dijo que “los microcortes” que dice “en ocasiones han sido de horas”.