Bilbao - Cierra los ojos y en su mente intenta recordar con las pocas fuerzas que todavía le quedan uno de los amaneceres más hermosos del mundo que disfrutó con sus dos amigos, Mikel e Irene. Ander H. el bilbaino herido en el accidente en Uyuni, en Bolivia, intenta sobrellevar desde la distancia el trágico accidente de coche en el que perdieron la vida sus dos compañeros de viaje. La última imagen de los tres juntos está tomada un día antes del suceso, el sábado, en el salar de Uyuni, retrato de felicidad infinita que nadie ni nada podrá borrar jamás. Es a esa imagen a la que se aferra Ander cada vez que intenta conciliar el sueño. “Desde el accidente apenas duermo; el brazo es lo que menos duele”, explicó a DEIA a miles de kilómetros de Euskadi. Ander todavía continúa en el país andino a la espera de que hoy mismo, a las 16.00 horas, de Bolivia, un avión le traíga a casa junto a los cuerpos de Mikel e Irene, en la que será su última travesía juntos. Según relata el bilbaino, los trámites burocráticos para repatriar los cuerpos de los dos vizcainos están siendo mucho “más complicados” de que lo que imaginaba. “Ha sido muy difícil. Todo se ha llevado entre la embajada y el Ministerio. Tenemos previsto llegar el viernes a Madrid y desde allí, en coche a Bilbao”, confirma.

El joven bilbaino confiesa sentirse agotado después del trágico suceso que le tocó vivir y que, pese a todo, está demasiado presente en sus últimas horas en Bolivia. Le acompañan otros tres amigos, también de Bilbao. “Están siendo unos días muy duros... Demasiado”, relata.

En un comunicado, Ander, que inició el viaje con Mikel en Perú semanas antes, mostró su más sentido pésame a las familias de Mikel e Irene. Además, relató con todo detalle cómo transcurrieron los hechos el pasado día 9 en el salar de Uyuni para aportar “información veraz sobre lo sucedido”.

Eran las 8.00 horas del domingo: “Al finalizar la parte de la excursión que nos hacía volver hasta el lugar donde pernoctamos, y aún disfrutando de los primeros rayos de sol, con el coche en movimiento a velocidad muy escasa, el conductor perdió el control del vehículo”. Todo transcurrió rápido, demasiado. “El coche donde viajábamos se precipitó hacia el terraplén situado a la izquierda haciendo que el coche volcara y nos aplastará a los tres. El golpe provocó el fallecimiento de ambos en el acto”. Los tres jóvenes viajaban sobre el techo del todoterreno, a la espera de captar con sus cámaras las imagen del mejor amanecer del mundo y del paisaje boliviano. “En ningún momento vimos riesgo de sufrir un accidente. En la ruta habíamos visto a cientos de personas en la parte superior del vehículo disfrutando de la experiencia mágica. Mikel amaba sacar fotos a la naturaleza”, recuerda Ander.

Rescate Tras el vuelco del vehículo las personas que se encontraban en el interior -tres israelíes y el conductor- salieron para ayudarles. “La gente del pueblo, situado a escasos metros, se acercó también para ayudar así como algunos miembros de otros coches que pasaban por allí”, recuerda. Tardaron más de cuarenta minutos. El bilbaino herido, en la carta, muestra su eterno agradecimiento a las personas que colaboraron durante la maniobra, “dándome una segunda vida y consiguiendo quitar el coche de encima de nosotros”. Y prosigue: “Sin ellos, el desenlace habría sido aún más trágico, si no lo es ya hasta el límite extremo”. Ander H. recuerda que los servicios sanitarios llegaron dos horas más tarde al lugar de accidente y que la policía todavía llegó una hora más tarde que la ambulancia. “Entre los turistas se encontraba una enfermera que intentó sin éxito reaminar a Irene. La ambulancia, con escasos medios sanitarios y tras certificar que no se podía hacer nada por Mikel e Irene, a mí junto a las tres compañeras israelíes del tour, nos llevaron al hospital”.

Otra de las cosas que el joven bilbaino relata en su carta y que denuncia es la manera de actuar de la Policía boliviana. Según explica Ander, de camino al hospital se cruzaron con el coche de la policía que se dirigía al lugar de los hechos. “Pararon nuestro vehículo, hablaron un minuto con la doctora que nos acompañaba y siguieron su camino”. Lo sorprendente, en opinión del joven, fue que los agentes “en ningún momento preguntaron nada de lo sucedido y no se preocuparon por conocer la versión de quienes íbamos en el coche accidentado”.

El destino, siempre caprichoso, puso a prueba a Ander. La intensa claridad que ilumina el paisaje andino de Uyuni se tornó en oscuridad en cuestión de segundos. La fina línea que separa la vida de la muerte transformó un “momento feliz en un desenlace terrible”. Las últimas líneas de su escrito, Ander las dedica a la pareja fallecida. “Se han ido por la puerta grande. Estando juntos y siendo plenamente felices. Nunca olvidaré todo lo que me han dado”.

Cronología

Tres días de ‘tour’. Mikel, Irene y Ander habían cogido un ‘tour’ de tres días con una agencia local para visitar el salar de Uyuni. El primer día transcurrió con normalidad.

Amanecer. El segundo día, el grupo madrugó con el objetivo de visitar el Salar de Uyuni y disfrutar de lo que se conoce como uno de los amaneceres más bonitos del mundo.

Regreso. De regreso a la zona en la que estaban pernoctando, el conductor del coche en el que viajaban siete personas -tres vizcainos y tres chicas israelíes- perdió el control del vehículo y se precipitó por un terraplén. Los tres vizcainos se encontraban contemplando el amanecer sobre el techo del coche y al volcar quedaron atrapados debajo.

Tragedia. Mikel e Irene perdieron la vida en el acto y Ander resultó herido en un brazo. Tras los correspondientes trámites burocráticos, los cuerpos de Mikel e Irene llegarán mañana a Madrid y, desde allí, en coche a Bilbao; les acompaña, su amigo Ander.