Cubanos, alemanes, ingleses, chinos, japoneses... Los hosteleros de Bilbao recibieron ayer en sus establecimientos a cruceristas de todas las partes del mundo. El buen tiempo animó a los turistas a callejear por Bilbao así como a hacer algunas de las visitas de la ciudad histórica. También hubo grupos que se acercaron a San Juan de Gaztelugatxe o a La Rioja. La masiva afluencia de los cruceristas sumado a los remolones del concierto de Guns N´Roses que tras el apoteósico concierto alargaron su estancia en la villa para conocer los secretos de la capital del rock, al menos esa noche, sonaron a pregón de verano y buen ambiente. Así lo interpretaron los hosteleros botxeros. “Ojalá vengan a Bilbao muchos cruceros como estos y se celebren más conciertos”, señalaron a este periódico.

A pesar de la multitud de gente que llegó ayer a la capital, a casi nadie le pilló desprevenido, con lo que la villa dio la talla como anfitriona ante el mundo entero representado en esta delegación de cruceristas. La clave estuvo en que ya desde hace dos meses estaba prácticamente concertado el menú, los itinerarios y las visitas. Solo podía fallar el tiempo, pero también cumplió. Así, no es de extrañar que la hostelería estuviera también de celebración.

“Unos grupos estaba previsto que llegaran sobre las 11.15 horas y prácticamente una hora más tarde han venido los siguientes. Teníamos reservadas las mesas en la terraza y los pintxos y bebidas que se iban a servir”, explicó Emmanuel, un joven cubano que se encargó de atender a los comensales que llegaron al bar Ahoan de la Plaza Nueva.

Según Vittor, encargado del bar Ekain, alrededor de 600 personas ya tenían encargado el menú, a lo que sumó la asistencia de otras tantas que llegaban por libre. “Una empresa les ha traído con todo organizado. Los turistas estaban repartidos en varios establecimientos, prácticamente eran 40 por local, en dos grupos de 20 con distinto horario”, señaló.

“Ojalá que la racha de los cruceros siga así”, decía satisfecho. También hubo a quién le pilló más de sorpresa pero que igualmente respondió con celeridad. “Sobre todo me han pedido jamón y cervezas. Creo que había bastantes alemanes”, señalaba Itziar del bar Culmen.

La gastronomía de Bilbao se ha convertido ya en un elemento a añadir al calendario de visitas. Tanto es así que los cruceristas y también gente que viene a otros congresos llega con bonos en los que se incluye el pintxo-pote en varios bares del Casco Viejo. El responsable del bar Víctor lo corroboraba enseñando uno de estos bonos que ya están comprados para una asamblea general de Peritos y Tasadores que tendrá lugar mañana. Así que Bilbao es ya mucho más que el Guggenheim, el puente Calatrava o la catedral. Ahora su gastronomía permite a los turistas convivir en la ciudad, aunque sea unas horas.