AQUÍ no buscamos rollos de fin de semana”, aclara Kiko Rodríguez. Será de lo poco que no busquen en esta agencia para singles recién abierta en Bilbao y donde lo mismo te ayudan a encontrar pareja que ropa para acudir a una boda o amigos para ir de fiesta o de viaje. “No somos la típica agencia matrimonial. No enseñamos un catálogo con fotos porque no estás vendiendo zapatos. ¿Vas a descartar a alguien porque es poco fotogénico? A lo mejor es el hombre o la mujer de tu vida”, señala el representante de esta empresa, donde todos, incluidas las personas con alguna discapacidad, tienen cabida “independientemente de su orientación sexual”. “La gente tiene la idea de que en las agencias se apunta la gente menos guapa y no es así. Hay desde abogados y empresarios que no tienen tiempo a gente de 27 años que te dice: Es que salgo un sábado y a las cuatro de la mañana me voy para casa porque no encuentro más que gente borracha”, relata Kiko.

Viajes, quedadas, salidas culturales... hasta clases de cocina. Hace tiempo que los portales de Internet dirigidos a personas sin pareja ofrecen mucho más que la posibilidad de entablar una relación sentimental. El problema, dicen en No estés solo-País Vasco, que es como se llama este nuevo negocio, es que no hay filtro. “La gente está un poco cansada de las páginas, de los perfiles falsos... Hay mujeres que se han encontrado con gente de decir: Si no salgo corriendo... Tienen miedo porque han tenido experiencias malas y quieren algo más serio”, asegura Kiko, que conoce en persona a todos sus clientes. “Una mujer que va a tener una cita por las redes sociales se arriesga a millones de cosas. Aquí hay un test que valora un psicólogo, se conocen en la agencia y no se dan el teléfono. Después de la cita te mandan un WhatsApp o hay una llamada para ver si ha ido todo bien. No es quedar sola en un sitio sin saber a dónde vas. Pagan por la seguridad que ofreces”, explica Lía Velasco, la gerente. La factura asciende a 350 euros por seis presentaciones.

¿Tu pareja o San Mamés? En ese cribado previo que es el test una de las “cuestiones clave” es la referida a si los hijos ajenos supondrían un impedimento. La prueba del algodón, no obstante, es si dejarías de ir a un partido en San Mamés por tu pareja. “La mayoría dice que se irían al fútbol. ¿En serio?, pregunto. Me has dicho que te diga la verdad”, recrea Lía. También se les plantea -mira que son...- si irían a ver a la familia de la pareja. “Hay gente que sin problema y otra, lo estrictamente necesario”, indican y señalan que, aunque superara el test, podrían rechazar a alguien “por las malas formas o notar que es una persona agresiva”.

La primera vez que dos candidatos se ven las caras son como “niños”. “A lo mejor es gente que se ha separado dos veces, pero los ves y te emociona. Ella, inquieta. Él, mira que estoy nervioso, parezco tonto...”, detalla Kiko. Tras el primer impacto, que ya suele determinar si hay o no “química”, enseguida entablan conversación y, a veces, en vez de como pareja, quedan “como amigos para salir o ir al cine”, señala.

Tener la certeza de que la persona es mayor de edad o va a tener “los 50 años que dice que tiene y no 65” son otras de las garantías que aporta “una oficina física” donde se les pide el carné de identidad. Otra ventaja, apuntan, es la discreción porque sus fotos no se exhiben en el tablón público que es Internet. “Me han comentado que a veces van a un bar y dicen: Mira, aquella está en Meetic, aquel está en... A todos estos los he visto yo”, comenta Kiko en una capital que es un puro pañuelo. “Sabemos que hay grupos ya organizados de singles en Bilbao, pero los llevan cuatro o cinco, que son los cabecillas y deciden qué hacer. Nosotros preguntamos a nuestros socios y lo mismo les ofrecemos un fin de semana en la nieve o en La Rioja que el camino de Santiago o un crucero”.

Aunque pensaban que “las personas iban a estar un poquito más retraídas”, en cuanto les proponen cualquier actividad, “están dispuestas a conocerse”, ya sea en una fiesta o en una ráfaga de citas de 7 minutos de duración. “Un señor separado, que tenía todas las amistades en común con su exmujer, me confesó: No tengo ni con quién salir a tomar una cerveza. Le dije que se apuntara al club de amigos, que íbamos a hacer eventos y a presentarle a gente y me respondió: Me vas a cambiar la vida. Aparte de que es tu trabajo, te llevas una satisfacción a casa. Al juntar a una pareja, se te pone la piel de gallina...”, confiesa Kiko, retirando el puño de su camisa.

Hablando de camisas, también asesoran sobre cómo renovar el vestuario o “cómo conquistar a una persona que te gusta y es receptiva”. En este sentido, Lía aconseja “ser sencillo y natural”, tener en cuenta “si la persona ha tenido problemas sentimentales anteriores” y “quitarse miedos, porque las mochilas del pasado no nos dejan avanzar y una ruptura dolorosa de amor te deja muy tocado”. Dado que ofrecen “un curso de seducción”, debe ser porque algunos no saben ligar. “El fallo principal que se comete es el exceso de agobio. Te llamo, te llamo, te llamo. El lado contrario, querer demostrar una prepotencia o un caché que no se tiene”, apunta Lía.

Además de las citas a ciegas, que pueden “ser en un restaurante de nivel o un hotel de cinco estrellas” y del club de amigos, “cuya cuota anual es de 50 euros para evitar que entre gente a cotillear”, esta empresa ofrece la posibilidad de participar en un reality para seleccionar a la soltera y el soltero de oro de Bizkaia, que ganarán un crucero. “No somos una ONG. Tenemos que vivir para mantener la empresa, pero ayudamos a las personas a encontrar personas y este trabajo, si lo sientes dentro, es precioso”, se despide Lía.