No son buenos tiempos para la cultura, ni siquiera para una agrupación como la Masa Coral del Ensanche a la que le avalan numerosos premios y una centenaria historia. Sin embargo, siempre hay quien no se resigna a perder lo que ha formado parte de la vida cultural de Bilbao y de sus ciudadanos. Toño Rodríguez -fue presidente de la agrupación durante años- tras su jubilación, hace dos decidió trasladar su residencia a Alicante y aparcar por un tiempo su pasión por la música. Sin embargo, una llamada de teléfono revivió en su alma todo el tiempo dedicado a la agrupación bilbaina; le dieron la peor de las noticias: el montaje escénico previsto para diciembre, una cita habitual que estaba prevista en el Teatro Campos no se podía celebrar por falta de presupuesto. “Cuando me lo contaron no me lo podía ni creer. Me dio mucha pena que no se pudiese celebrar un evento de este calado por falta de recursos”, cuenta. A partir de ahí comenzó a darle vueltas e intentar buscar una solución a “una situación tan dramática”. “No podía resignarme. Me parecía una importante pérdida para la cultura, para todos”, explica. Por eso, Toño decidió emprender su particular carrera para sacar adelante el montaje escénico. Lo primero que hizo fue renunciar al buen tiempo y regresar con su mujer a Bilbao para dedicarse de lleno a sacar adelante el montaje de este año, Los gavilanes. No ha sido fácil, pero con empeño y dedicación, Toño ha logrado que la miniópera se represente finalmente los próximos 17 y 18 de diciembre.
Además de los cuarenta componentes de la agrupación bilbaina se subirán a escena 35 músicos y ocho actores que han decidido contribuir con el proyecto escénico actuando de forma gratuita. Todos ellos bajo la dirección de José Luis Eguiluz. “Gracias a la colaboración de todas y cada una de las partes que participan en este evento será posible sacar este proyecto”, apunta satisfecho Rodríguez. El año que viene ya se verá. “A los gastos fijos -técnico vocal, director...- hay que añadir la subida del 21% en el IVA y la reducción en los ingresos por actuaciones”, relata, Toño Rodríguez, director musical del evento de diciembre.
Con la misma ilusión y dedicación altruistas, los coralistas preparan el evento de diciembre. Los martes y jueves se reúnen en la sede de la agrupación, en la calle Labairu, para poner voz a cada una de las notas musicales de la mítica zarzuela que volverá a renacer de la mano de la Masa Coral del Ensanche.
Nuevo plan de futuro Los primeros pasos de esta coral tuvieron lugar en un caserío ubicado en el Ensanche de Albia, junto al río Nervión, cuando alboreaba el siglo XX. En aquellos primeros años, el grupo se conocía como Armonía del Ensanche, pero fue en 1903 cuando cambió de nombre y pasó a denominarse Sociedad Masa Coral del Ensanche de Bilbao, dedicándose a la interpretación de todo tipo de composiciones líricas.
En sus inicios, el grupo estaba formado por voces graves, pero, en 1934, los ochenta hombres que lo componían se vieron acompañados por las primeras voces femeninas. Este hecho supuso una verdadera revolución en el grupo y, en 1940, abandonó el repertorio coral clásico para centrarse en la representación de zarzuelas. Esta apuesta encontró el refrendo de público y crítica, que han jalonado de éxitos su dilatada trayectoria.
En 1963, 1964 y 1965 se alzaron con el primer premio de Concurso Nacional de Zarzuela organizado en Torrelavega, interpretando, respectivamente, las piezas El caserío, El anillo de hierro y La pícara molinera. Veinte años después, El caserío volvió a dar premios a los coralistas bilbainos al obtener con esta pieza los primeros premios en los concursos de Abarán (Murcia), en 1987, y Petrel (Alicante), en 1988. El próximo 17 de diciembre volverán a subirse a un escenario para deleite de sus más fieles seguidores.