SIEMPRE ha sido y seguirá siendo una de las partes más emblemáticas de la ciudad. El Casco Viejo transmite historia por todos sus rincones; calles, cantones... y al echar un vistazo a sus edificios, se descubren verdaderas joyas arquitectónicas; unas joyas que, ahora además tienen un valor añadido. Desde hace un mes se está celebrando la segunda edición del concurso de decoración floral de balcones del Casco Viejo al que se ha inscrito medio centenar de miradores.

Socorro Valiño es una de las participantes del certamen. Su obra Pinpilinpauxa itsuak-Mariposas ciegas es un fiel reflejo de ella misma. Hace cinco años, su vida cambió cuando comenzó a tener problemas por un glaucoma. Y, con 50 años, cruzó la línea hacia la discapacidad cuando la oscuridad llegó a su vida. “Yo quiero seguir volando aunque sea con un bastón”, reconoce.

Socorro confiesa a DEIA que esta no es la primera vez que se presenta al concurso. En la primera edición fue galardonada con un premio “pequeñito”. Pero este año quería cambiar. Le apetecía hacer algo diferente y decidió dar un giro a su representación. Su obra es una reflexión sobre la incapacidad de ver. Decidió colocar aproximadamente veinte mariposas porque los sentidos más deficitarios de estos insectos “son la vista y el oído”. De tal manera que si ella misma quería ver la ceguera, la tenía que simbolizar y no encontró mejor forma que esa. “Así también demuestro que los ciegos somos capaces de participar en un concurso tan visual como es este”.

No tardó más de quince minutos en crear cada mariposa. Y además, según asegura, esta tarea le sirvió también para demostrarse a sí misma que “a pesar de estar ciega podía hacer algo visual”. En palabras de Socorro, el proceso fue “muy fácil” y solo necesitó tres tipos de materiales: “Alambre, alguna que otra media y pintura”. “Primero hice la forma con el alambre, palpándolo con los dedos, y después lo cubrí entero con medias de colores. Después, le hice unos nudos a las medias para que quedase sujeta y, para terminar, las pinté un poco con óleo para darle más vida”, explica.

Para esta bilbaina, el color rojo es “muy de Bilbao”, y por eso quiso que esa tonalidad fuese dominante en su representación, “porque además es uno de los primeros colores que dejamos de ver con la ceguera”.

El concurso Ver los balcones decorados hace que el corazón de Bilbao tenga un aspecto más primaveral y veraniego. Llevan desde principios de mes expuestos para toda la ciudadanía y será a finales cuando se repartan los premios. El concurso tiene un presupuesto de 2.300 euros en vales de compra, de los que 500 se irán para el balcón ganador.

Del mismo modo, las personas que se paseen por las calles del Casco Viejo tienen un papel relevante en este concurso. En su mano estará apoyar al balcón ganador, ya que podrán votar a su mirador favorito a través de unas papeletas que se han elaborado expresamente para el certamen y que están disponibles en los comercios del casco histórico.

Los más de 500 miradores del Casco Viejo tienen una protección especial y cualquier cambio que se realice en ellas está sujeto a unos estrictos requisitos. “Creo que debería seguir siendo así, porque si no puede convertirse en un circo. Con que nos dejen un mes al año para sacar la imaginación al balcón es suficiente”, confiesa Socorro.

Además de verse ganadora del concurso, cree que “debería haber más iniciativas como esta”. Lo único que le entristece de todo el proyecto es que no puede ver el resultado como le gustaría. “Por lo menos me lo puedo imaginar”, concluye.