Fever-Santana 27, diez años de ‘fiebre’ musical en Bilbao
La Fever-Santana 27 de Bolueta celebra la efeméride “trabajando mucho para ser competitiva” y con el concierto de Jon Spencer Blues Explosion
Más de 100.000 personas han pasado por la sala Fever-Santana 27 de Bolueta en sus diez años de actividad para bailar al ritmo de las sesiones de Ritchie Hawtin, Steve Aoki y Carl Craig, y disfrutar de los conciertos de músicos como Patti Smith, The Charlatans, Calle 13 o Los Planetas. Esta semana se cumple la primera década de la apertura del club-sala de conciertos de Bolueta. “Trabajamos mucho para ser competitivos en una iniciativa de ocio de calidad, aunque la gente gasta poco por la crisis y carecemos de ayudas, que se vuelcan en otros eventos”, lamentan a DEIA.
Fever abrió su programación el 5 de noviembre de 2005, influenciado por exitosos ejemplos de “ocio de calidad incontestables” como el de sala Razzmatazz de Barcelona y las iniciativas del Levante estatal, que apostaron por trasladar estos espacios fuera de la ciudad. En el caso bilbaino, a un polígono industrial de Bolueta, tomando como referencia el mítico Saturday night fever de John Travolta y Bee Gees, al ser, en origen, las citas solo los sábados. Hoy en día, una década después, es ya “el club de referencia del norte de la península, que sitúa a la capital vizcaina en el pelotón de cabeza europeo de la cultura de baile y la industria del entretenimiento”, según Adrián Medrano, uno de sus responsables.
Junto a José Vicente López y Javier Franco, del colectivo Nodataclub, que “eran los programadores más activos de electrónica en la época”, pusieron en marcha un club y posterior sala de conciertos que surgió “por la demanda de nuevos y excitantes sonidos que existía en Bilbao y sus alrededores”, según Medrano. “El dueño de la sala, que la montó para hacer cenas y bailes de salón, quería hacer algún concierto para ver cómo podían ir las cosas. Yo le propuse montar un club multiespacios al estilo Razzmatazz, pero con otros enfoques musicales. Entre los tres diseñamos la programación y la oferta”, apostilla.
Una oferta que se ha mostrado exitosa -y que ha creado secuelas, como Sonora, en Astrabudua- al alternar las fiestas con las sesiones de música divididas en cuatro salas “con personalidad propia” y los conciertos en directo, y que cada fin de semana aglutina a tribus diferentes, de ravers a roqueros, niños de papás, góticos, heavies, rockabillies o rastas. “Es la expresión más viva de la cultura underground al alcance de todo el mundo”, explica Medrano, que destaca “el respeto y la convivencia” general que se vive habitualmente en la sala, especialmente en los últimos tiempos. “Las sesiones, que eran los sábados, se abrieron a los viernes también hace seis años. Hemos ido cambiando de periodicidad y espacio atendiendo a las demandas del público”, apostilla.
A pesar de su éxito, que se confirma al haber agotado con meses de antelación las entradas generales para esta Nochevieja, la crisis también ha mordido a la sala, especialmente desde 2010. “Estando como está la noche con la crisis, el descenso de natalidad, el paro juvenil, los nuevos modos de ocio y relación, pues estamos trabajando mucho y vamos sacando las cosas adelante. El público responde, aunque luego gaste poco”, lamenta el portavoz. “La mayor dificultad es ser competitivo en un país en crisis y competir internacionalmente para poder atraer figuras de cualquier disciplina. Las ayudas son casi inexistentes y las salas estamos en desventaja clara frente a otros eventos en los que se vuelcan las ayudas y presupuestos culturales”, indica Medrano.
Fever, que mantiene una relación mensual con el Guggenheim a través del programa Art after Dark, sigue adelante para “poder acercar a Bilbao DJs y bandas de primer nivel, estando bien posicionados con programación a nivel estatal”, indica. “Muchas veces nuestras propuestas atraen público de todo el norte peninsular y el sur de Francia. Eso nos enorgullece ya que poner a Bilbao en el mapa de las giras internacionales no es nada fácil sin ayudas”, concluye Medrano.
La sala celebra su primera década de actividad con un concierto de The Jon Spencer Blues Explosion, que tendrá lugar mañana, en el que el trío presentará su último disco, Freedom tower, en el que ofrece otra magnífica sesión de rítmico, sudoroso, distorsionado, sucio y sexual rock teñido de funk, hip hop y blues con espíritu punk. Como telonera estará Gemma Ray, británica residente en Berlín que practica una particular mezcla de pop y folk, y se acerca con su disco nuevo, Milk for your motors.