BILBAO - La experiencia de abrir comedores sociales para niños el pasado verano en Bilbao resultó un éxito, según valoró el entonces concejal Juan Félix Madariaga cuando concluyó el programa. Por primera vez ese año, durante los meses de julio y agosto 150 niños con necesidades básicas no cubiertas pudieron beneficiarse de este servicio. De hecho, Bilbao fue una de las pocas ciudades del Estado que atendieron las llamadas de las ONG para que ningún niño se quedara sin comida una vez que había terminado el curso escolar, cuando los niños tienen garantizado al menos una comida.
El objetivo, al igual que ahora, era dar cobertura alimentaria a los menores empadronados en Bilbao cuyas familias tenían necesidad. Las colonias sirvieron para recoger las altas y bajas de los niños y, a su vez, notificar a los servicios sociales de base aquellos casos que no se hubieran podido detectar como posibles situaciones de riesgo de desprotección. Los niños acudían a las colonias hasta media mañana y eran trasladados en autobuses a los comedores sociales que se adecuaron para esta iniciativa.
Colaboración El servicio se ofreció en Los Ángeles Custodios y el comedor de los Franciscanos en Zabalburu. Educadores especiales se encargaron de que los niños procedentes de todos los barrios de Bilbao estuvieran atendidos durante todo el verano.
Los pequeños tuvieron turnos diferentes en los comedores sociales de manera que en ningún caso coincidieran con los transeúntes que a menudo comen en estos servicios que se ofrecen a través de las ONG. La medida se llevó de manera rigurosa para evitar en todo momento que los niños pudiera ser estigmatizados.
El coste de la iniciativa supuso una partida que rondó los 50.000 euros. Para poner en marcha esta iniciativa, el concejal de Acción Social mantuvo reuniones con los responsables de los comedores sociales así como con los directores de su equipo y las asistentas sociales.
Como suele ocurrir más veces de lo que sería deseable, la realidad superó las previsiones que se habían realizado desde el área. El Ayuntamiento tenía detectados 50 menores que podrían necesitar este servicio pero al final llegaron a 150 las solicitudes, de las que 80 resultaron ser casos urgentes puesto que provenían de familias que no percibían ningún tipo de ingreso y esta posibilidad resultaba muy importante. “Ha sido una experiencia positiva de colaboración público-privada entre servicios educativos, servicios sociales y servicios de atención a la infancia”, según valoraron desde el Ayuntamiento. - O. Sáez