Aburto, un buen tipo de pies a cabeza
Cariñoso y detallista. Trabajador, exigente y constante. Superadas las expectativas como familiar, compañero y amigo, al candidato del PNV a la Alcaldía de Bilbao, Juan Mari Aburto, le queda una asignatura pendiente: el mus
DICEN que Juan Mari Aburto es una buena persona y eso ya es todo un logro estando uno vivo. Un tipo de fiar, de esos a los que “les comprarías un coche de segunda mano sin dudar”, apuntaba el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao. De esos, va más allá Juan María Atutxa, a los que les confiarías incluso a tu propia familia. “Cuando transcurría el primer lustro de los años 90, en aquellas circunstancias en las que algunos se empeñaban en hacer alguna barbaridad respecto de mi persona, mis hijos eran jóvenes y la edad del pequeño era de un solo dígito todavía. Una vez le dije a mi mujer: Si algún día pasara algo, que puede pasar, no dudes nunca en acudir a Juan Mari Aburto porque él te ayudará a recomponer la situación y a ordenar las cosas. Hasta ese extremo llega la valoración que hago de Juan Mari”, se sincera el que fuera consejero de Interior del Gobierno vasco. Y con eso está todo dicho.
Afable, sencillo, bondadoso, honrado... Todas esas cualidades se condensan en el término “bonhomía”, con el que Atutxa define al candidato del PNV a la Alcaldía de Bilbao. “En euskera, cuando me refiero a los varones en general suelo decir gizonezkoak y cuando quiero destacar a alguien porque realmente es hombre de los pies a la cabeza digo gizona, que es la palabra que utilizo siempre para hablar de Juan Mari”, explica. Tal era la confianza que tenía en él que en 1991, siendo Aburto funcionario de la Diputación de Bizkaia, lo llamó para que ocupara la Dirección de Servicios del Departamento de Interior. “No titubeó ni un momento aun cuando la situación en aquel entonces era bastante entretenida”, recuerda Atutxa. Trabajaron cuatro años juntos y “la amistad y la admiración”, dice, “han ido in crescendo”. “La entrega, la claridad y la fiabilidad que siempre me ha transmitido han sido impresionantes. Confié en él entonces, en aquellas situaciones por las que atravesábamos, y sigo confiando plenamente ahora”, afirma.
También pondrían la mano en el fuego por él los viceconsejeros Iñigo Pombo y Ricardo Barkala, con quienes comparte cuadrilla, trabajo y afición por el Athletic. “Es una persona que nunca te va a dejar tirado, que se preocupa mucho por tu situación, que sufre y disfruta contigo, una persona que tiene un compromiso total con ese vínculo”, ensalza Barkala. En el círculo de amigos, dice, “es uno más, que eso también es bueno”. “Le gusta impulsar planes: Vamos a pasar un fin de semana a La Rioja, vamos a coger una casa rural en Navarra... y, después de una comida, le gusta echar una partidita al mus. Ahí tiene mucho que mejorar todavía. Algún fallo tenía que tener”, bromea.
Pombo, con quien Aburto mantiene una “relación muy estrecha”, asegura que sus planes, cargos aparte, son como los de cualquiera. “Nos solemos juntar los viernes y los sábados al atardecer, paseamos por Deusto o por otros barrios de Bilbao, de vez en cuando hacemos una salida... Cosas que hace la gente normal y corriente, como somos nosotros”, subraya, sin olvidar los “momentos duros” que han vivido juntos. “En lo personal, el fallecimiento de su aita. En lo profesional, la situación de los menores extranjeros no acompañados en Bizkaia en 2005 y 2006. Fue difícil y trabajamos codo con codo para solucionarlo”, recuerda.
Cuando ambos se conocieron, Aburto trabajaba en Presidencia de la Diputación. “Hablando con él, llegué a pensar: Y este ¿por qué no está en Servicios Sociales? Esa capacidad de empatizar, de preocuparse por los problemas de los demás e intentar buscar soluciones ha sido una trayectoria en toda su vida”, destaca Pombo. Ser tan “sensible”, apunta Barkala, hace que repare incluso en los temas menores, pero también le puede pasar factura. “Es fácil que sufra porque ve cosas que le gustaría cambiar y a veces no es posible”. Si está en su mano, eso sí, pone toda la carne en el asador. “Es un hombre muy exigente consigo mismo y con los demás. Le gusta el trabajo bien hecho porque de ello depende que personas vivan mejor o peor”, da fe Pombo. Barkala, que descubrió junto a Aburto las entrañas del Gobierno vasco, lo confirma. “Es una persona muy trabajadora y nunca deja un cabo suelto. Es integrador, constante y honesto. Te puedes fiar de él. Todo lo que prometa seguro que lo va a hacer. Si no, no lo prometería”.
Quienes lo conocen en la intimidad, como su sobrina Oihane Díez, no vienen sino a confirmar lo que trasluce fuera. “Osaba es una persona responsable y comprometida. Le gusta hacer las cosas bien y trabaja duro para ello”, indica. “Muy cariñoso y detallista”, se interesa por la vida de cada miembro de su familia y trata de ayudarles. “Siempre he recibido muy buenos consejos cuando he hablado con él”, señala su sobrina.
Como padre y pareja, atestigua, es ejemplar. “Es un aita responsable, se interesa por sus hijos y se implica en todo lo que necesitan. Con izeko lleva toda la vida y así seguirán. Tienen una relación estupenda, se cuidan mucho el uno al otro”, aplaude. Tampoco como hijo hay nada que objetar. “Es muy familiar y siempre ha tenido muy buena relación con sus padres. Les ha cuidado, atendido y acompañado en todo momento”, cuenta y recuerda “las celebraciones familiares en la casa de sus aitas en Bakio. En pleno verano y con buena comida. Osaba es muy cocinillas, le encanta estar entre fogones”.
Entre fogones y entre balones, a juzgar por su pasado como entrenador en el colegio La Salle de Deusto. “Más que un entrenador, era un educador que utilizaba el fútbol para transmitirnos valores, como trabajar en grupo o intentar superarte. Recuerdo que nos ponía monedas en el suelo para marcarnos las posiciones y que el equipo estuviera equilibrado”, relata Iñaki Gamboa, a quien entrenó diez años. Carambolas de la vida, él acabó dando clase de educación física a sus hijos. “Como padre, siempre ha respetado al profesor, nunca ha utilizado esa figura de poder”. Es más, “igual estaba en Interior, discutiendo cosas del Gobierno de altas esferas, y a las ocho de la noche venía al colegio a hablar de cómo organizar un equipo de fútbol 5 y eso -subraya Gamboa- también dice mucho”.
“Sigue hasta al tercer equipo del Athletic”. Juan Mari Aburto, en la imagen con sus hijos Jon y Asier camino de la final de Copa de 2009, es un “apasionado” del Athletic. Hasta el punto, dice su amigo Ricardo Barkala, de que “sigue al segundo y hasta al tercer equipo y sabe que hay un chaval que sale de no sé dónde que tiene buena pinta, o sea, que profundiza”.
“SE SABE LOS CUMPLEAÑOS DE TODOS LOS AMIGOS”. “Es muy amigo de sus amigos, vive de cerca tus problemas y le afectan personalmente. Es detallista, se sabe los cumpleaños de todos y te sirve de recordatorio”, agradece Iñigo Pombo, con quien Aburto comparte cuadrilla, al igual que con Ricardo Barkala, tal y como se aprecia en la foto, tomada en 2011 en Amaiur.
“No va a prometer mucho, sino a a hacer todo lo que pueda”. De ser elegido, “su capacidad de trabajo y de conformar equipos” harán de Aburto un alcalde de “primera división”, afirma Juan María Atutxa. Iñigo Pombo añade que será “cercano y que no va a prometer mucho, sino a hacer todo lo que pueda”. En la foto, su última firma como consejero con Iñaki Azkuna.
“Quemaba algodón del botiquín para calentarnos los pies y no faltó al partido ni el día después de su boda”. Cuenta Iñaki Gamboa, al que Aburto entrenó en el colegio La Salle de Deusto, que “era serio, pero cercano”, y que tenía con ellos un compromiso tal que “no faltó al partido ni el día después de su boda”. “Cuando hacía mucho frío en el vestuario, más que corregirnos cosas, rociaba el algodón del botiquín con un poco de alcohol y lo quemaba para calentarnos los pies y que pudiésemos jugar la segunda parte”, recuerda con cariño.
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