BILBAO. El concurso pretende evaluar, por medio del voto de los clientes y de un jurado especializado, la calidad de este tipo de pintxos, imprescindible en cualquier barra de bar, y poner en valor, así, un producto muy demandado por el público y con una gran tradición en el corazón de Bilbao.
Bajo el pretexto de la Cuaresma, la época del año en la que más bacalao se ha consumido tradicionalmente en el botxo, la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo de Bilbao da un nuevo paso así en su afán por realzar la gastronomía de los bares y restaurantes de la zona histórica, “donde se conserva el auténtico sabor de Bilbao”. El I Concurso de Pintxos de Bacalao de Cuaresma, que ha comenzado este fin de semana, se suma a otros certámenes que se desarrollan a lo largo del año y que miden, siempre a través del voto del cliente, la calidad de las gildas, las rabas o el caldo, entre otros.
Los 26 bares y restaurantes participantes han dado ya forma a sus pintxos de bacalao con variedades tradicionales en muchos casos -acompañados con salsas como pilpil, vizcaína o pimientos-, y, en otros, creaciones innovadoras, que pasan por aderezar el bacalao con productos tan diferentes como nueces, especias o frutas. “El pintxo de bacalao no puede faltar en nuestras barras; porque es uno de los pintxos más jugosos y demandados”, explica el presidente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo, Alberto Gómez.
En esta ocasión, además, los hosteleros recomendarán un acompañamiento con el pintxo de bacalao: los caldos de Bizkaiko Txakolina. La entidad se suma a este concurso como patrocinador y propone una unión excelente al bacalao “para que el cliente pueda apreciar un maridaje ideal”.
GRAN TRADICIÓN
Y serán los clientes los que otorgarán la mitad del voto en este concurso. Por medio de papeletas específicas, que tienen a su disposición en los locales inscritos, podrán calificar, del 0 al 10, tres cualidades: el sabor, la presentación y el conjunto. “El bacalao goza de una gran tradición en todo Bilbao, en los bares y en nuestras casas, por lo que los clientes tienen un opinión muy formada de cómo les gusta este plato típico”, considera Jon Aldeiturriaga, gerente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo de Bilbao.
Después, será un jurado especializado, compuesto por críticos gastronómicos y txakolineros, entre otros, el que pondrá el 50% restante de la nota a las creaciones presentadas en este concurso. Los clientes que voten, además, entrarán en un sorteo de tres Opari Txartela de Kutxabank de 100 euros cada una para gastar en los comercios y locales hosteleros de la asociación de comerciantes. El voto del público y el especializado servirán, al mismo tiempo, como encuesta de satisfacción dentro del proceso de mejora constante de la hostelería y gastronomía de enclave histórico bilbaino.
Los comerciantes y hosteleros del Casco Viejo quieren honrar, al mismo tiempo, un producto histórico en Bilbao que se convirtió en un plato esencial en los hogares fruto de una casualidad. En 1835, José María Gurtubay, un comerciante del casco histórico que se dedicaba a la importación de bacalao, realizó un pedido a sus proveedores en el que escribió: “Envíenme primer barco que toque puerto de Bilbao 100 o 120 bacaladas primera superior”. “Las cantidades estaban escritas en cifras y se interpretó mal la “o”, confundiéndola con un 0; así que recibió en puerto un millón ciento veinte mil bacaladas”, recuerda Aldeiturriaga.
Justo en esas fechas, por fortuna para el comerciante, la Villa fue sitiada por las tropas carlistas y no podía entrar ni salir ninguna mercancía de la ciudad. Así que el bacalao del comerciante se convirtió en la alimentación de los bilbainos durante aquellos meses. Mucho más tarde, a finales del siglo XX, el escritor estadounidense Mark Kurlansky, un gran conocedor del pueblo vasco, definiría al bacalao como “el pez que cambió el mundo”. “El bacalao es, posiblemente, uno de los platos que bordamos los bilbainos; mucho mejor que en cualquier otro lado”, sostiene Aldeiturriaga.