Por la mañana, taichi y gimnasia. Por la tarde, cartas y bingo. La vida fluye sin descanso en el centro para mayores de Zabala situado en el número 7 de la calle Xenpelar de Bilbao. “Aquí lo pasamos muy bien, no perdonamos ni una tarde de cartas y bingo”, resume entusiasmada Araceli Mínguez, una de las 142 personas asociadas del centro y vecina del barrio desde hace más de medio siglo.

Recién remodelado por el Ayuntamiento de Bilbao, el nuevo centro gestionado por la asociación Gure Astialdi sustituye al anterior situado en la calle Zabala 41. Ayer fue inaugurado por el alcalde, Ibon Areso, junto al concejal de Salud y Consumo, Mariano Gómez. “Soy de vuestra quinta y, de personas mayores, nada. Todavía tenemos mucha guerra que dar”, les espetó Ibon Areso, quien les pidió que hagan todo tipo de actividades para mantenerse activos. “Espero que no os dediquéis solo a la brisca y el tute. Hay que darle también al ordenador y a la gimnasia. Aquí sois independientes y tenéis que darle al coco para mantenerlo bien”, afirmó.

El Consistorio bilbaino emprendió hace tiempo una cruzada a favor del envejecimiento activo y, para ello, ha dispuesto de diversas instalaciones bien equipadas -como el recientemente inaugurado centro de Zorro-tza- donde los más veteranos de la villa puedan mantener una vida repleta de actividad.

Este es el caso del centro de Zabala. Un acogedor espacio de 455 metros cuadrados donde no admiten al aburrimiento. “Los lunes y miércoles por la mañana hacemos gimnasia y los martes tenemos una hora y media de taichi. Por la tarde se pueden hacer trabajos manuales, como pintura, o talleres de escritura y, los viernes, baile”, describe Araceli, que se muestra orgullosa del ambiente que reina en el centro. “Hacemos muchas amistades y nos juntamos hombres y mujeres”, señala emocionada.

El aspecto social es fundamental para estas personas. Muchas de ellas han vivido toda una vida al lado de otra persona que ya no está y ahora necesitan una compañía que les aleje de la soledad de sus hogares. “Me quedé viuda hace diez años, después de 50 años de matrimonio, y en casa estoy sola. Por eso vengo aquí, para hacer amistades. Me lo aconseja el médico”, indica María Ángeles Allende, vecina de Zabala de 80 años. Sin embargo, también hay espacio para los matrimonios que acuden para enriquecer su vida social. “Estamos pocos hombres porque la mayoría son mujeres viudas”, apunta Manuel Moreno, miembro de la junta directiva de la asociación y vecino de Zabala de 73 años que acude junto a su mujer. Manuel aprovecha cada mañana para hacer un poco de ejercicio. “Lo que más me gusta es rodar en la bicicleta estática y también correr en la cinta pero poco porque mis rodillas no aguantan mucho. Por la tarde juego a las cartas”, añade.

Bingo El remodelado centro cuenta con una sala para charlar, otra para hacer manualidades, peluquería, sala con masajista y podólogo, aparatos de gimnasia y una oficina para la junta directiva. Además, todas las estancias están adaptadas para favorecer la accesibilidad. No obstante, a pesar de las variada oferta de entretenimiento, la actividad estrella es el bingo. “No perdonamos una tarde de bingo”, señalan Araceli y María Ángeles. Cada cartón cuesta dos céntimos y así las partidas se suceden una tras otra. “Ahora el bingo es lo que más me gusta porque ya tengo 92 años y no puedo hacer gimnasia por los problemas en la cadera”, comenta Josefa Carralero, más conocida como Pepita, la mujer más veterana de la asociación. Además del bingo, los que no padecen los achaques físicos propios de la edad, acuden a las clases de baile de los viernes, todo un acontecimiento. “Bailamos salsa y merengue”, relata, entusiasmada, Marian, que no se pierde una clase.

Sin duda, todo vale para mantener a raya el envejecimiento. “Estamos mejorando paulatinamente”, diagnostica, satisfecho, el presidente de la asociación Gure Astialdi, Javier Cabada.