Los dueños del edificio en ruinas de Zabala asumen su rehabilitación
Surbisa instó a los propietarios a llevar a cabo la reforma a petición de la asociación vecinal
Bilbao - Las reiteradas advertencias y multas coercitivas por parte de Surbisa, sociedad municipal encargada de rehabilitaciones, han surtido efecto. El último toque de atención a los propietarios del edificio ubicado entre los números 10 y 14 de la calle Bruno Mauricio Zabala, donde anunciaron la ejecución subsidiaria de la reforma, provocó que finalmente los responsables del inmueble lleven a cabo la obra. Tras la reparación de la fachada y el retejo, el proyecto de reforma puntual presentado por los dueños -Panificadora San Isidro y Constructora Red Fonsal- concluyó recientemente para alivio de los residentes de Zabala, quienes a través de la asociación vecinal Zabala Berri, llevan demandando la reforma desde 2011.
La insalubridad del inmueble urgía a tomar cartas en el asunto conforme a lo establecido por Surbisa para estos casos, que consiste en garantizar la seguridad de los vecinos y los viandantes. “El Ayuntamiento exigió a la propiedad que cumpliera con las condiciones. Después de mucho tiempo sin ejecutar las obras, se les sancionó”, explica Marta Ibarbia, directora de Surbisa. La falta de reacción de los Panificadora San Isidro -en los números 10 y 12- y Constructora Red Fonsal -en el 14- provocó la imposición de dos multas de 1.500 euros a cada propietario y una tercera de 5.000 euros a la panificadora por el reiterado incumplimiento de las resoluciones municipales.
“El Ayuntamiento les dio dos meses para actuar. No ha hecho falta llegar al punto de ejecución subsidiaria, estaban en fase de orden de ejecución, con multas coercitivas”, evidencia Karmelo Anakabe, portavoz de Zabala Berri, que ha seguido de cerca el proceso. “En verano presentaron un proyecto de arquitecto conforme a lo ordenado y, en principio, parece que la obra está finalizada”, señala Ibarbia.
De esa forma, según Anakabe, el 1 de octubre instalaron los andamios y comenzaron las obras que han consistido en la reparación de la fachada, de donde han retirado varios elementos para evitar desprendimientos, y el arreglo del sistema de cubiertas, con un retejo en el que han intercalado tejas nuevas entre las antiguas. “Desde el punto de vista estético se ha mejorado y desde el punto de vista práctico pasa el peligro”, señala el portavoz de la asociación vecinal.
Antes de dar la obra por concluida, “falta que nos presenten la documentación justificante, para lo que también tienen un plazo”, evidencia Ibarbia, quien explica que una vez el proyecto autorizado sea llevado a cabo, después de ser comprobado, el expediente estaría cumplido. Desde Zabala Berri, sin embargo, muestran otra preocupación: “Lo que queda por saber es si a consecuencia del retejo desaparecen las humedades que padecen las viviendas de las primeras plantas del número 8. Además, creemos que en el interior la inmundicia sigue intacta; es un elemento a constatar”.
foco de humedad “Cuando los vecinos del número 8 llevaron a cabo la rehabilitación de su fachada lateral, la que da al número 10, denunciaron que no pudieron terminar el aislamiento porque la cubierta de la panificadora no estaba en buen estado”, relata Ibarbia sobre las afecciones que han sufrido los vecinos de las primeras plantas del edificio colindante al recientemente regenerado. “Mi vivienda ha padecido una humedad del 80% durante muchos años”, denuncia José Lezeta, uno de los residentes en el número 8.
Según el afectado, tras el retejo, las humedades deberían desaparecer, aunque mantiene dudas sobre si no volverán. En cualquier caso, actualmente su objetivo consiste en conocer la identidad del propietario de Panificadora San Isidro. “Tenemos un informe pericial, pero nadie sabe quién es el dueño por lo que mi seguro no tiene contra quién actuar”, expone Lezeta, quien agradece el apoyo recibido por Zabala Berri. Sobre esta cuestión, desde la sociedad municipal señalan que se trata de una relación entre privados y que la protección de datos es un obstáculo para solicitar responsabilidades. “Les sugerimos cómo creemos que podrían defender su petición para que el Ayuntamiento les pueda ayudar. Entendemos que es un problema, pero saber quién es el dueño no es fácil. Es algo que supera a lo público”, declara Ibarbia.
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