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Devoción con palmas, laurel y muchos niños en la procesión de 'El Borriquito'

La procesión de El Borriquito congrega a muchos niños alrededor de la iglesia de San Vicente El buen tiempo permite disfrutar del Domingo de Ramos con sonido de cornetas y tambores

Devoción con palmas, laurel y muchos niños en la procesión de 'El Borriquito'J.M.M.

Bilbao - Beatriz lleva desde las 8.45 horas en pie, al lado del paso de Nuestra Señora de Ramos y del Rosario, una virgen más alegre y sencilla que el resto. Es cofrade desde los 11 años y aguarda ante la céntrica iglesia de San Vicente en Bilbao el momento en que saldrá el paso de la Virgen, en torno a las 13.00 horas, detrás de la de El Borriquito. A su lado está Pilar, una riojana afincada en Bilbao desde hace cuatro años. "Es la primera vez que vengo a esta procesión. Me gusta ver las tradiciones de otros lugares y conocer las raíces", confiesa con una rama de laurel en la mano.

El Domingo de Ramos se vive de manera especial en la villa. Los más pequeños se convierten en protagonistas en una procesión, la de El Borriquito, que atraviesa el centro de la ciudad a plena luz del día. Además, las agradables temperaturas que acompañaron durante el día de ayer permitieron que cientos de bilbainos salieran a la calle para disfrutar de una de las procesiones más participativas y tradicionales de Bilbao. "Vengo todos los años, desde hace sesenta. Es una procesión muy especial por todo lo que significa y porque mi marido fue cofrade de San Vicente", cuenta Ester, que disfrutaba de los pasos desde un banco de los Jardines de Albia. La imagen de Jesús sobre el borriquito, conmemorando su entrada a Jerusalén, estuvo en todo momento acompañada por ramas de laurel, símbolo de la victoria, y por palmas que sujetaban personas de todas las edades. "Hemos venido a traer a la nieta que, aunque se ha asustado un poco, ya lo ha visto y se le quedará en la memoria", contaba Emilia, de Portugalete. "Es la procesión que más me gusta porque es alegre y se desarrolla en un entorno muy bonito de la ciudad", comentaba Mari Cruz. Desde los Jardines de Albia, atravesando la Gran Vía hasta la plaza Moyúa y volviendo al punto de partida por la calle Ibáñez de Bilbao, la procesión del Borriquito causó sensación, sobre todo, entre los más pequeños. "Mira, aitite, ahí viene Jesús en el burro. ¿Quién es ese señor que viene detrás vestido de rojo?", preguntaba. "Es el hermano mayor de la Cofradía de la Pasión". "¿Y por qué no le llevan a hombros?", volvía a preguntar. "Porque aquí la mayoría va sobre ruedas".

Al paso del Borriquito le siguió el de Nuestra Señora de Ramos y del Rosario (Luis Álvarez Duarte, 2006) vestida al estilo hebreo, que acompaña en procesión a Jesús y avanzaba sujetada por 24 personas, entre las que se encontraba Beatriz. "Cada vez hay más mujeres y niños cofrades", se escucha entre los asistentes que miran embelesados a la Virgen, a su paso por alameda Mazarredo.

Tradición que va a más

La opinión entre los asistentes era unánime. "Cada vez viene más gente y hay que seguir con esta tradición que va a más. Ha pasado por todos los procesos, hasta casi desaparecer, pero ahora la expectación está creciendo", expresaba José María Txarroalde, antiguo jefe de tambores de Escolapios, que acudió a la procesión con su nieto de un año. "La gente se sigue animando a esta procesión, que es de toda la vida", decía María Clara.

Más de 900 cofrades de las nueve cofradías bilbainas, en las que destacó la presencia de los niños, pusieron color a las calles. El olor a laurel por el centro de la ciudad, el continuo sonido de las cornetas y tambores y la numerosa presencia de las palmas continuaron ayer con la Semana Santa bilbaina, en un soleado Domingo de Ramos.