Bilbao - Txema Oleaga, exportavoz socialista en Bilbao, no ha podido quitarse aún de encima la sensación de "vacío" que le invadió cuando se enteró de la muerte de Azkuna. "Era una persona muy humana, excepcional. Irrepetible", admite. Con él tuvo una relación "muy franca y directa", como gustaba el regidor. "Siempre supo distinguir lo que era la lógica discrepancia política y las relaciones humanas, que superan las siglas políticas". Oleaga se queda con dos de los momentos vividos junto a él, ambos en un viaje a Roma con la Fundación Bilbao 700. "Recuerdo estar con él, sentado en las escalinatas de la Piazza Espagna, con un refresco en la mano, como si fuéramos turistas, charlando sobre la gente que paseaba por allí. Y la emoción que sentía al visitar la iglesia del Gesú, donde descansan los restos de San Ignacio de Loyola". Era esos momentos de ternura del alcalde las que se grabaron a fuego en su memoria. "La sentía con pequeñas cosas, como cuando se le acercaba la gente. Ahí se veía a ese Azkuna sin caparazón". - A. Atxutegi