Bilbao

MIRA ama, mi clase es la de color verde!". Una larga procesión de familias caminaba ayer entre Basarrate y Bolueta, instantes antes de las nueve, camino de Mina del Morro, donde se sitúan las nuevas instalaciones de la ikastola Karmelo, tras su mudanza navideña desde Santutxu. Los nervios por la vuelta a clase tras las vacaciones festivas se unieron ayer a la curiosidad por ver operativo el moderno centro que esperaban estrenar desde hace tres años, cuando empezó a construirse en diciembre de 2010.

El flamante complejo, de titularidad pública, se alza sobre los terrenos de una antigua zona minera que actualmente se ha convertido en sede de una de las instituciones educativas más vanguardistas de Bizkaia. Su espectacular frontón, con una cubierta oval, es una de las joyas de la corona. "Cuando está iluminado, el contorno de la fachada se ve como un ojo que vigila todo Santutxu, es un diseño pionero que está integrado en el barrio", indicó el arquitecto Aitor Ruiz, responsable del diseño junto con la ingeniería Lantec.

El salto cualitativo y cuantitativo que supone poder contar con estas instalaciones es muy importante, según valoró la directora del centro, Gotzone Etxebarria. "Hemos pasado de estar en los bajos de una casa a tener un edificio para nosotros". En este sentido, Etxebarria se mostró satisfecha por comenzar de manera "fluida", y según lo previsto, el primer día de actividad lectiva después de un "intenso" traslado a contrarreloj que completaron este martes.

Una de las principales novedades es que ahora los 620 alumnos -de entre 2 y 12 años- podrán hacer ejercicio al aire libre sin limitaciones ni obstáculos y de forma diferenciada. "Antes no teníamos patios diferenciados por edades, ni tampoco gimnasio", explicó Etxebarria, que ahora mira al futuro con optimismo. "Nunca hemos tenido problemas con las matriculaciones pero estamos expectantes por ver cómo se desarrollan próximamente con las garantías que supone este centro", señaló.

El estreno de las instalaciones coincide con la celebración de las bodas de oro del centro, lo que supone la guinda para el proyecto educativo. "El año que viene habrá ESO y se va a convertir en un centro integral, con una única dirección para primaria y secundaria", desveló Etxebarria.

Equipamientos "Es enorme y todo nuevo, tiene dos patios, gimnasio...", destacaron Arantza e Isabel, dos madres que acompañaron a sus hijos de 8 y 11 años en el primer día de clase en el centro nuevo. "Antes nos pillaba a dos minutos de casa y ahora a diez, pero las instalaciones son espectaculares", resumieron. La belleza estética de la ikastola fue algo que también ensalzó Amaia, madre de dos niños de 8 y 10 años, quien reconoció que "es muy bonito, sobre todo comparándolo con el otro, que se caía a cachos".

Uno de los aspectos más destacables del nuevo centro es su código de colores. "Hemos utilizado diferentes tonos según las zonas, como si fuera un arco iris, porque los niños se fijan más en eso que en los carteles", resumió Aitor Ruiz, en referencia a los tonos amarillos -de las salidas de evacuación- y verdes que presiden algunas estancias. También se ha empleado este sistema en las aulas. "Están orientadas en función del sol y hemos puesto color en las paredes de influencia -la de la pizarra- para enfatizarlas, y el resto lo hemos dejado con tonos neutros para ayudar al rendimiento escolar", detalló el arquitecto.

Por otro lado, se han tenido en cuenta aspectos como el ruido, con sistemas de aislamiento acústico en paredes, techos y suelos, así como sistemas de captación solar con paneles y de accesibilidad con amplias rampas, diferentes tipos de baldosas antideslizantes, fachada ventilada, suelos amortiguadores de caucho para el gimnasio... Y un sinfín de prestaciones óptimas para la práctica educativa que ayer pasaron con nota el primer examen.