Bilbao

En Finlandia, Islandia, Suecia, Polonia y Dinamarca, el 40% de la energía que se consume está producida en sistemas de calefacción central de distrito. La Comisión Europea premió en noviembre pasado a la ciudad de Barcelona por "el impulso a la energía sostenible" que ha supuesto la implantación de esta fórmula para dotar de calor y frío al distrito 22@ de la Zona Franca. En Donostia, en la zona de Antondegi, se trabaja en el primer complejo residencial energéticamente sostenible de Euskadi para 4.030 viviendas.

Estos son algunos ejemplos, con localizaciones y cifras, de la fórmula de District Heating que se pretende implantar en Zorrotzaurre. Un dispositivo que se compone de una planta donde se genera el calor o el frío quemando gas natural, una red de tuberías bajo las calles por la que circula el agua a la temperatura deseada y unos dispositivos en cada bloque que lleva el fluido a cada una de las viviendas.

Un sistema con muchas cualidades, pero que en Bilbao ha sido rechazado por ecologistas y el grupo Bildu, a pesar de que se vende como un sistema de ahorro de energía y reducción de la contaminación. La clave de esta negativa no es el sistema en sí, sino la construcción de la planta donde se centralizan todas las calderas que generan el calor o el frío tras la combustión de gas natural.

Miedo en el cuerpo Su ubicación también ha provocado posicionamientos que, casi con toda probabilidad, van a dar al traste con este proyecto. Unas chimeneas de las que se desconoce su altura final o unos decibelios en forma de ruido, que se puede minimizar a niveles legales, es lo que ha metido el miedo en el cuerpo tras unos cuantos titulares en los que aparece la palabra térmica.

Desde la comisión gestora de Zorrotzaurre defienden que la ubicación se ha pensado muy bien, ya que el desnivel con que cuenta la parcela permite tener menor volumen visible del edificio.

Por ello, sus defensores hablan de que para la ciudad en general, el rendimiento conjunto de producción de calor y frío sería superior al que se saca en cada vivienda, lo que significaría un ahorro global en el consumo de combustible, calculado para Zorrotzaurre en 9.600 toneladas equivalentes de petróleo. Ello conllevaría una menor contaminación y menos emisiones de CO2, en concreto 30.000 toneladas, equivalente a lo aportado por casi millón y medio de árboles. Para los futuros vecinos que ocuparán las 5.400 viviendas previstas, la centralización del sistema permitiría comprar más barato el gas y, por ende, un precio inferior de venta de la energía al usuario. Además, se despreocuparían del mantenimiento y de la gestión de la instalación, y se tendría mayor seguridad en el abastecimiento y el consumo, el cual, por otra parte, podría visualizarse en tiempo real.

Otro argumento a su favor es que se ahorraría el espacio que en cada piso ocupan ahora las calderas y los equipos de aire acondicionado, los cuales, desaparecen con el District Heating. Bilbao como ciudad y como marca que se vende muy bien en el exterior también se vería beneficiada al aumentar la calidad y el valor del espacio urbano. Las ventajas incluso serían hasta estéticas, ya que el nuevo distrito insular carecería de los horribles condensadores en fachadas o las torres de refrigeración en sus tejados.