Bilbao

MIREN y Ander, dos hermanos del municipio vizcaino de Meñaka, se subieron ayer en sus bicicletas para ayudar a las niñas de Anantapur, en India, donde la Fundación Vicente Ferrer lleva años trabajando. Cuando las agujas del reloj marcaban las diez de la mañana los madrugadores pequeños depositaron sus ahorros en una urna para ayudar "a quien realmente lo necesita", afirmaron. "Nosotros tenemos bici, pero las niñas de Anantapur sino tienen una no pueden ir a la escuela a estudiar. Nosotros vamos a la ikastola en autobús. Venimos a ayudarles participando con amatxu en este recorrido", relataba Miren, de siete años, mientras pegaba el dorsal en su mochila. "Anoche, Aita nos dijo que cogiésemos dinero de la hucha para participar en esta carrera", continuaba la explicación.

Y así lo hicieron. Sin rechistar, ataviados con casco, zapatillas y chubasquero, los dos hermanos acudieron con su ama para solidarizarse con esta causa. Una bicicleta cuesta en Anantapur 45 euros. Una salida a la esperanza que puede cambiar la vida de niñas de entre 12 y 14 años. No en todas las aldeas hay escuelas de secundaria y, una vez que las niñas finalizan la primaria, sus padres optan por dejarlas en casa, al cargo de las tareas del hogar.

Las condiciones de pobreza no permite costear el transporte público y a la hora de elegir a cuál de sus hijos e hijas animará a seguir estudiando las familias eligen siempre a los varones. "La vida resulta muy diferente dependiendo del lugar en el que una nazca. En algunas culturas las mujeres no tienen salidas solo por su condición de mujer. Es triste. Da mucha pena, pero aún todavía se elige a los hombres", indica María, que ayer también se sumó al recorrido solidario con Julen, su niño de 5 años.

A través de este proyecto, -impulsado por el Colegio de Médicos de Bizkaia- se pretende conseguir que numerosas niñas de aquella región puedan desplazarse para continuar sus estudios de secundaria y labrarse así un futuro, que de otra manera, no sería posible. "Su destino está abocado a la eterna pobreza", destacan desde la Fundación Vicente Ferrer. El Colegio de Médicos de Bizkaia, al igual que la propia Fundación Vicente Ferrer está "firmemente convencido de que la educación es fundamental para garantizar el desarrollo, la libertad y la dependiencia de las personas", indican.

Sirimiri El tiempo no acompañó las buenas intenciones de los participantes. Pero esa no sirvió de excusa. Bajo un cielo gris, plomizo y, con un incesante sirimiri, los solidarios participantes acudieron a las explanada del Guggenheim donde daba comienzo el recorrido por la Ría de cinco kilómetros. Abandoibarra, Puente Euskalduna, Botica Vieja, Campo Volantín, Puente Ayuntamiento, Plaza Pío Baroja y finalmente nuevamente, Guggenheim, completaban los 5,2 kilómetros de Biziberria. Miren y Ander no fueron los únicos que pusieron su granito de arena por esta causa que bajo el lema Biziberria se desarrolló en la capital vizcaina. A lo largo de toda la mañana se fueron sumando a esta iniciativa cientos de personas a las que no les importó, pedalear. Pedaladas vitales, saludables que ayer cobraron, si cabe, una relevancia especial. Entre las caras conocidas que participaron en este evento destacaron los ciclistas de Euskaltel Euskadi Igor Antón, campeón la semana pasada de la etapa de la Vuelta en Bilbao y Koldo Ferández de Larrea. Los corredores del equipo Orbea, Mikel Bizkarra, Aritz Etxebarria, Ricardo García y Adrian Saez Arregui también se sumaron al recorrido Biziberria. Junto a estos deportistas de élite, Ane, Jon y Mikel también se unierón al pelotón para realizar los más de cinco kilómetros por la villa. En el recorrido se instalaron carpas relacionadas con la salud y el deporte, alguna de ellas orientadas fundamentalmente a los más pequeños. En la zona de Botica Vieja se mostraba, concretamente, la técnica de la reanimación cardiopulmonar, de la mano de Axia, empresa que fabrica desfribiladores. En el Puente Euskalduna, los participantes pudieron hacer una pequeña parada para tomarse la tensión. Pero también hubo tiempo para degustar unos pinchos solidarios en la carpa de Bascook.

Amenizado con la música en directo de los cantantes del grupo Taberna Ibiltaria hubo quien prefirió realizar el recorrido a pie o sobre patines. "Lo importante es participar. Sin la solidaridad de la gente no hacemos nada. Es clave que tanto pequeños como grandes se sumen a este tipo de iniciativas en las que se mezclan diferentes aspectos, todos enfocados a un mismo fin, ayudar a los que sí lo necesitan", comento Cosme Naveda, presidente del Colegio de Médicos de Bizkaia.

Por su parte, Irune Pascual, delegada de la Fundación Vicente Ferrer, también estuvo presente en el punto de partida del recorrido. "Al mal tiempo hay que ponerle buena cara y la gente nos ha demostrado que se entrega y se solidariza con este tipo de iniciativas", añade. Izaro con tan solo tres años también se subió en su bicicleta de color rosa con pegatinas de Hello Kitty con la que se divierte y hace deporte. "En la India una bicicleta no es un instrumento para hacer deporte. Es una necesidad vital", destacan desde Vicente Ferrer. En Anantapur una bicicleta ayuda para alcanzar la luz de la esperanza, la de una vida sin tanta pobreza.