BILBAO

HACE ya seis años que el concejal de Acción Social, Ricardo Barkala, cambió su barrio en San Inazio por Miribilla. Probablemente fue uno de los primeros que hicieron el traslado, sin saber a ciencia cierta como sería el futuro de las antiguas minas. Barkala, sin embargo, no tuvo dudas. "Cambiábamos a una vivienda nueva, en un barrio que se creaba, con lo que eso implicaba en cuanto a que está bien ordenado y, además, con buenas comunicaciones". Ahora, Miribilla no podría tener mejor cicerone.

Se acuerda de que cuando llegó, aún no había comercios. "Sólo una panadería", recuerda. Y las viviendas de protección oficial todavía eran una incógnita. Poco a poco el barrio fue creciendo y se fue poblando con matrimonios jóvenes con hijos. "Es gente nueva y se socializa en su nuevo barrio", un aspecto que da vitalidad a Miribilla. A las cinco y media de la tarde los dos parque infantiles que hay en la avenida principal parecen hormigueros de niños. Allí, es también donde pasa algunos de sus pocos ratos libres el concejal, con su nieto Axier.

Pero, quizás una de las cosas que más valora es la proximidad a todos los sitios. "A mí me gusta bastante andar y, vivir en Miribilla, me permite venir a casa a comer andando y no coger el coche, siempre que saco tiempo. Tardo unos 20 minutos y puedo tomar caminos alternativos". Eso cuando está trabajando porque en sus fines de semana disfruta de salir de casa con las obras y estar en dos zancadas subiendo al Pagasarri sin tener que pasar por ningún otro lado.

Como vecino también tiene sus reivindicaciones. La más importante para Barkala la construcción del centro de salud prometido. Ahora tienen que ir a San Adrián.

Los colegios, lo sabe por sus hijas, tienen bastante demanda, lo que no es de extrañar puesto que es un barrio muy joven y, se echa en falta algún comercio más, aunque todo se andará. Sin embargo, reconoce que "hay una buena oferta hostelera y de calidad que te permite dar una vuelta por el barrio las tardes. Además, ahora han abierto el batzoki y a mí me gusta pasar por allí".

Este concejal cree que las comunicaciones son muy buenas e incluso se atreve decir que "la estación de tren es un lujo. Por número de usuarios, ahora no hubiera compensado la inversión". Y sí, reconoce que a veces hay problema de aparcamiento, pero cree que "no hay demanda de compra".