Simplemente tango
Isabel Soriano ha hecho de este baile su vida y preside la asociación que lo promociona en Bizkaia
NO es ni viejo ni nuevo. Es simplemente tango". Es la definición más completa que se le ocurre a Isabel Soriano al hablar de este baile argentino que han enraizado en todo el mundo. Se inició en este arte junto con su pareja hace nueve años y, lo que comenzó siendo una mera afición, se ha convertido en un estilo de vida.
Isabel Soriano llegó como alumna a Garua, la Asociación de Amigos del Tango de Bilbao que, el próximo cinco de noviembre, celebra su 15º aniversario. Hoy, aunque sigue siendo fiel a sus clases semanales, se desenvuelve con soltura en el escenario, participa en todos los festivales y eventos tangueros en los que puede y, además, es la presidenta de Garúa.
"Siempre me había gustado el tango así que decidí aprenderlo", explica. "Cuando llegas tienes que tener la mentalidad de la asociación. Llegas a un sitio en el que te dan unas cosas hechas: profesores y un sitio donde tomar clase. Sabes que la gente que está ahí no está cobrando, lo hace por amor al arte, porque les gusta ese hobby", asegura Isabel Soriano. Dominar esta danza es "un reto muy difícil. Es un movimiento corporal no coreográfico. Tienes que entender lo que está haciendo el hombre, lo que quiere hacer y la mujer tiene que ir donde él quiere. En una pista en la que viene gente por todas partes, hacer todo eso es muy difícil", explica Isabel. Es un baile tan complejo que "yo quise dejarlo pero al final me lo propuse como un reto y terminé viajando con mi pareja a Buenos Aires. Dijimos: o nos rompemos la cabeza o aprendemos a bailar. Empleamos 20 días de nuestras vacaciones durante cuatro años seguidos a viajar allí". Sin embargo, asegura que no es necesario cruzar el charco, hasta la cuna del tango, porque "aquí tenemos profesores muy buenos. Ahora tenemos dos de Donostia que son buenísimos. Pedagógicamente nos enseñan mucho".
Si por algo destaca Garúa es por la calidad y nivel de sus mentores. "Se trae lo que la gente quiere, si las clases se llenan es que les gusta el profesor. Vamos mirando, comparando y procuramos traer diferentes personas para que los alumnos elijan si les gusta o no. Además, es bueno tener donde elegir porque cada uno tiene sus técnicas, sus métodos…", señala la presidenta de la asociación. El tango no es solo un baile, una afición. Exige implicación pero devuelve bienestar. "El tango te gusta o no te gusta pero, si te gusta, lo haces una parte de ti. Hay un montón de historias que se mueven a su alrededor. Te cuidas la imagen y te mantienes en forma porque tienes que mantenerte bien", asegura Isabel Soriano.
Mantenerse en forma
Un baile que agradece el cuerpo
El cuerpo agradece los movimientos que requiere esta danza. "Hay estudios médicos que dicen que es un movimiento corporal buenísimo, tendemos a disociar y hay movimientos de contraposición que es lo que hace que la gente mayor no pierda movilidad", comenta. Y es que los años no son excusa, de hecho, en Garúa "la mayoría andamos en la cincuentena aunque también hay treintañeros y alguno de veintitantos".
La imagen también tiene mucho peso sobre el escenario. Isabel compara cada festival y milonga con una boda. "Te preparas como si fueras a una boda para estar perfecta. A las bodas la gente va más a bailar y pasarlo bien que a comer, esto es lo mismo".
Lo más importante del atuendo es la comodidad. Luego, cada cual tiene sus manías o preferencias. Isabel, por ejemplo, no concibe el tango sin tacones. "Cuando aprendes con tacón, bailas con tacón porque tienes que buscar tu centro y tu estructura. Yo siempre uso sandalias de tacón y, normalmente, me las traigo de Buenos Aires", confiesa.
Aunque "todavía estoy aprendiendo y seguiré toda la vida siendo alumna", Isabel ha recorrido un sinfín de ciudades por todo el mundo bailando tango. "Si quisiéramos podríamos estar todos los fines de semana en alguna ciudad", explica. El cansancio no es una opción para la presidenta de Garúa. La música no cesa después de clase. Los viernes, tras una nueva lección, se van con la milonga a otra parte, exactamente al Hogar Navarro hasta la una y media de la madrugada o hasta que el cuerpo aguante.
Tango, vals tango y milonga. Son los tres estilos que impregnan Garúa y los que Isabel Soriano anima a conocer. Por ello, la asociación ofrece clases gratuitas los primeros sábados de cada mes y alienta a futuros amantes de este baile argentino. "Con dedicación lo puedes controlar en dos años, pero ya en un año o año y medio lo bailas. Las chicas antes porque los hombres tienen que aprender más", asegura. El rol de uno y otro es muy diferente en el tango. "La mujer cree que el hombre tiene que mandar pero ella tiene que bailar, moverse con él y ayudarle", explica. Isabel asegura que "el tango nunca va a morir. Lo escuchaban mis padres, lo escucho yo, los escucharán mis hijos y los de ellos. No se que tiene pero es una música sensual, no es un baile agresivo sino armónico que se puede bailar a cualquier edad. Es expresar con el cuerpo algo que te gusta o te sugiere la música", asegura.
Y lo más importante "tengo la suerte de que a mi pareja le encanta bailar y lo hace muy bien. Nos divertimos muchísimo juntos y eso es lo importante".