El Surne Bilbao Basket acabó el sábado la visita al Joventut con un pobre 32,1% en el triple, exactamente el mismo porcentaje que luce en el global de la Liga Endesa y le sitúa como el tercer peor equipo de la competición en esta faceta del juego, con solo UCAM Murcia (30,8%) y Bàsquet Girona (31,3%) por detrás. El lanzamiento desde la larga distancia era uno de los factores que el conjunto vizcaino creía que había mejorado en el pasado mercado estival, pero la realidad ha acabado siendo distinta –33,3% la pasada campaña, 33,1% hace dos, notable 36,4% hace tres– hasta convertirse, probablemente junto a los problemas a la hora de cerrar el rebote ofensivo, en la principal tara de los hombres de negro, uno de los factores que han impedido alcanzar mayor sostenibilidad y un mejor balance de resultados.
En un baloncesto como el de hoy en día en el que factores como el ritmo de juego o el triple, tanto en volumen como en acierto, gozan de sobresaliente importancia, el conjunto vizcaino no es ajeno a esta realidad. En quince de los treinta partidos de competición doméstica disputados hasta el momento, exactamente la mitad, no ha llegado al 30% de acierto, perdiendo once de ellos. Por contra, en siete ha superado el 37% y su balance mejora hasta el 4-3. A falta de pívots capaces de generar puntos por sí mismos o de interiores especialistas en el arte de jugar al poste, los vaivenes en el acierto desde más allá de la línea de 6,75 tienen notable importancia en el rendimiento de los hombres de negro. El pasado sábado en Badalona, arrancaron con un 4 de 9 (44,4%) en triples, lo que les permitió gozar de un colchón de diez puntos en el amanecer del segundo cuarto; a partir de ahí, 5 de 19 (26,3%) y derrota. Incluso más llamativo fue lo que aconteció hace dos domingos en Miribilla contra el Murcia. El 8 de 33 (24%) del conjunto vizcaino fue horrible, pero lo llamativo fue su distribución: 2 de 15 (13,3%) en los tres primeros cuartos para acumular un déficit de veinte puntos en el luminoso, 6 de 12 (50%) en el último para protagonizar una gran remontada y forzar la prórroga y 0 de 6 en el tiempo extra para acabar perdiendo. Otro aspecto llamativo de los pobres porcentajes de los de Ponsarnau radica en que muchos de los fallos llegan en situaciones cómodas, en lanzamientos liberados. Vamos, que la fabricación de las jugadas es en la mayoría de ocasiones la correcta pero falla la ejecución final.
En lo que respecta al reparto de efectividad entre los jugadores, solo uno de los ocho componentes de la rotación de bases, escoltas y aleros supera el 33% de acierto: Rubén Domínguez, con un 40%. Curiosamente, los cuatro siguientes en el ranking son jugadores interiores. En el caso de Marvin Jones (45,5%) y Amar Sylla (44,4%), su aportación en esta faceta del juego es residual debido a que no llegan ni siquiera a un triple intentado por partido, pero los mejores índices se concentran en los dos jugadores principales en la rotación de cuatros: Tomasz Gielo (39,3%) y Thijs De Ridder (38,3%). A partir de ahí, solo Harald Frey (33%) y Muhammad-Ali Abdur-Rahkman (32,6%) superan, y por muy poco, la media del equipo. Melwin Pantzar se queda en un 31,1%, Malcolm Cazalon no pasa del 26,7% siendo el tercer jugador del equipo con más lanzamientos por choque, Kristian Kullamae en el 25,4%, Zoran Dragic en el 21,7% cuando es el segundo con más intentos por detrás de Mars y Xavi Rabaseda en el 15,4%.
Porcentaje
40%
Es el porcentaje que luce desde más allá de la línea de 6,75 Rubén Domínguez, el mejor entre los ‘hombres de negro’ que lanzan más de un triple por partido.