Balance de 7-13, un triunfo menos que el pasado curso a estas alturas y todo muy ajustado en la zona media-baja de la tabla. ¿Cómo valora la situación del equipo?
—Tengo la sensación de que estamos donde teóricamente nos toca y, aunque no nos guste, esta situación es la que hay. Hemos estado cerca de poder estar bastante mejor, creo que ha habido muchos partidos que hemos competido bien y que se nos escaparon porque en posesiones clave no estuvimos acertados, el otro equipo sí, algún rebote que se escapó, algún tiro libre fallado... Hemos estado a muy poco de poder estar mucho mejor. Nos ha faltado un poco de acierto y suerte. Pero esto es lo que nos toca y creo que es importante que todos seamos conscientes de que esta situación es muy exigente, aunque creo también estamos en un sitio en el que todos juntos podemos llevarlo bien.
Usted habla siempre de la necesidad de mejorar porque los rivales y la competición también lo hacen. ¿Está satisfecho con el nivel de mejora del equipo desde septiembre?
—Creo que como equipo hemos mejorado, pero lo que no hemos encontrado es inspiración sólida. Hay muchos partidos que no encontramos a nadie inspirado y eso sí que me preocupa, porque creo que hay capacidad por parte de los jugadores pero por lo que sea no estamos encontrando ese influjo de confianza en los partidos que se ponen equilibrados, que son muy partidos de jugadores. Pero lo que es el resto, muy bien. El equipo trabaja muy bien, está comprometido y compite siempre. Una prueba de ello es nuestro average, que a pesar de tener más derrotas que victorias está muy bien. Todos los entrenadores rivales respetan nuestra capacidad para agarrarnos a los partidos y eso es algo en lo que siempre he creído y siempre he visto que en Bilbao es importante para que nuestra gente crea en nosotros y quiera jugar con nosotros.
¿Qué es lo que más le gusta de su equipo?
—Me gusta el compromiso que tiene en el día a día y en el partido a partido. Me gusta que el equipo es capaz de jugar bien y de defender bien.
¿Y lo que menos?
—Tenemos tres problemas básicos: nuestro acierto desde la línea de tres puntos, nuestro rebote y que cuando el nivel es muy físico y el criterio arbitral es muy permisivo nuestra defensa y ataque no tienen tanto éxito. Sin ninguna duda son los elementos en los que estamos más focalizados en mejorar y podemos mejorarlos.
¿Le da la sensación de que el equipo ha perdido frescura y chispa con respecto al arranque de curso?
—Al final los partidos pasan y cuando un jugador afronta situaciones con determinación y no mete esa determinación que no lleva al éxito se va metiendo en la cabeza. A lo mejor más que falta de chispa se les nota falta de confianza y, como consecuencia, de determinación. También es cierto que hace nada jugamos ante Lleida y hace no mucho contra Manresa y ganamos sin estar acertados. Hay un partido también al que le doy mucha importancia, el del Cholet en casa. Son citas en las que a pesar de no estar acertado el equipo tuvo empuje, chispa, estaba bien en rebote, en agresividad defensiva provocando muchas pérdidas... Si somos capaces de, desde esta energía, condicionar algo más los partidos, creo que llegará la inspiración.
¿Hicieron mucho daño a la confianza del colectivo esas derrotas en la prórroga en Murcia y Girona tras partidos muy bien controlados?
—La temporada pasada hubo puntos de inflexión más drásticos por derrotas duras. Después de esas derrotas que comentas vinieron buenos partidos también. El equipo, cada día después de un duelo de esos, trabajó bien, con buena mentalidad, armonía y buen ambiente. No creo que nos hayan hecho especial daño. Eso como equipo, pero individualmente ese tiro libre o ese triple que fallas es importante, esa pérdida que haces también y eso se va colocando en la mochila y sin duda es un peso muerto de cara a encontrar un poco más de confianza.
El equipo tiene un déficit claro en el triple, pero en cambio genera buenas posiciones y situaciones de lanzamiento. ¿Frustrante?
—Queremos que el equipo se congratule de encontrar un buen tiro y que siga trabajando. Que no entre frustración, porque la frustración sí que es un enemigo doble. Por un lado, hace que sea más difícil que la próxima vez la metas y, por otro, que no creas en trabajar y en hacer las cosas bien para encontrar un buen tiro y, por lo tanto, pases a jugar mal. Ese es, sin duda, un gran caballo de batalla. Y hemos tenido irregularidades, pero una de las cosas de las que estamos satisfechos es de que volvemos a los partidos. Menos ese día que no he renunciado a identificar, la segunda parte en Lleida, en cuanto a mentalidad volvemos y buscamos jugadores que quieran volver al partido. Pero sí que allí no hemos encontrado ese acierto especial para acabar de ganar.
A veces parece que el equipo juega con mayor solidez en situación igualadas o cuando va por detrás en el marcador que cuando lo domina. Le cuesta mantener las ventajas.
—Le damos vueltas a la razón por la cual se nos escapan estos parciales. Nos ha pasado en ocasiones fuera de casa con el factor ambiental, que te meten un triple y el público consigue que parezca que te hayan metido 10 puntos. O con el arbitraje, que subjetivamente mira el marcador y en ese momento deja que el otro equipo suba su nivel físico. Yo lo veo más un problema, sobre todo, de saber desarrollar nuestro juego ante la adversidad, sobre todo física y mental, de ese momento. Nuestra defensa es muy táctica y busca que al otro equipo le cueste encontrar buenas opciones. Y creo que nos va bien. Pero es cierto que cuando el otro equipo encuentra una inspiración especial a nuestra defensa eso no le va tan bien. Ahí sí que vamos desarrollando más opciones para que el otro equipo tenga que cambiar el camino. Lo que pasa es que en el global estamos contentos con nuestra defensa. Es buena, los números así lo dicen y tampoco queremos cambiar tanto nuestra personalidad. Trabajamos para ser capaces de hacer las cosas un poco mejor en esos momentos porque es necesario.
¿El problema para encontrar jugadores inspirados es por un déficit de calidad individual?
—Erróneamente o no, hemos querido construir una manera de defender y de atacar colectiva. Queremos ganar los partidos porque defendemos y atacamos bien. Si el equipo y la idea de juego las hubiésemos construido a partir de la carrera, de las segundas opciones, de presionar y robar balones, pues a lo mejor no echaríamos tanto en falta que en ciertos momentos no encontremos más acierto. Pero hemos construido el equipo y una forma de jugar de esta manera y por eso seguimos percutiendo para encontrar nuestras máximas calidades en todo momento, también en los difíciles. Y ahora no es momento de cambiar. Podemos hacer un esfuerzo en correr más o rebotear mejor, que queremos hacerlo, y en defensa tener toques de proactividad para ver si robamos algún balón más. Pero al final la esencia de todo lo que vamos a conseguir es defendiendo y atacando bien como equipo. Y lo que queremos sumar en esta idea es a nuestra gente, especialmente en casa, porque esta segunda vuelta nos da muchos partidos muy importantes en Miribilla.
¿A este Surne Bilbao Basket le falta la figura de un ‘killer’?
—Es evidente que en algunos momentos hemos echado de menos esa figura, pero también somos conscientes de que el no tenerla nos ha permitido estar mucho más enfocados en el juego colectivo. El año pasado acabamos con Adam Smith y Hornsby y ahora no tenemos ningún jugador de esta capacidad killer que tenía incluso Sacha Killeya-Jones, pero el año pasado no jugábamos tan bien como ahora. Más que en lamentarnos de lo que carecemos, nuestro foco está en potencializar lo que tenemos.
¿Abdur-Rahkman no puede asumir ese rol o no se considera que deba ser su función?
—En algún momento de partido esperábamos un poquito más de protagonismo desde la eficacia por su parte, pero no ha sido así. En cambio hemos encontrado un Mars muy comprometido en defensa, casi siempre defendiendo al mejor jugador rival y un jugador que la idea coral la ha entendido y no ha condicionado en nada. Sí que él, como el resto, debe tener más determinación en los momentos en los que le llegan buenos tiros y tomarlos sin dudar. Y lo sabe.
Omar Silverio se ha quedado muy lejos de ser la solución esperada.
—Hicimos el movimiento en un momento en el que nos quedamos sin dos exteriores. Había algo de urgencia, debía ser no extracomunitario y necesitábamos cosas muy determinadas, sobre todo triple. Él ha hecho un esfuerzo por encajar, pero la marcha que requiere entrar en un grupo que está en dinámica no está en su hábito y le ha costado. Hicimos bien en intentarlo, pero no tenía sentido alargar la situación porque no era exactamente lo que necesita el equipo.
Se sigue buscando triple.
—Sí. Lo que pasa es que vas a la estantería de triplistas y no hay nadie. Y si lo hay, tiene tal envoltorio que es inalcanzable. Conviene tener paciencia, y sobre todo, debemos estar más pendientes de lo que tenemos entre manos y no de lo que deseamos. Los que tenemos entre manos van a ser los jugadores que nos van a ayudar a acabar haciendo un buen ejercicio.
¿El fichaje de Silverio le ha desconfigurado la rotación exterior en cuanto a roles y confianzas? Sobre todo centrado en Kullamae.
—Al principio intenté que nadie resultara muy afectado alargando el número de jugadores, pero al final, viendo que la prueba con Omar teníamos que hacerla realmente, el de Kristian y también el de Rabaseda han sido los papeles más afectados. Y hubo otro factor con la aparición en la rotación de Rubén Domínguez. Faltos de triple, necesariamente le tenemos y le queremos tener en cuenta. Todo eso ha trastocado un poquito. Siempre he dicho que me gustaría tener cinco jugadores y no tener que hacer cambios, pero el baloncesto no va así. Profesionalmente todo el mundo lo ha llevado lo mejor posible, pero está claro que nos faltan confianzas. Veremos si todo el mundo está preparado para dar un paso adelante.
¿Le trastocó mucho que con el equipo ya hecho Fedor Zugic decidiera salir y llegara un jugador de un perfil distinto como Zoran Dragic?
—No, porque fue con suficientemente tiempo para adaptarnos. Tener a Zoki nos encanta con sus virtudes y defectos, sumar un jugador con ese carácter especial al equipo le ayuda. Ha sido muy importante en las victorias. No lo debemos perder de vista pese a acordarnos de esos días en los que ha estado mal o desacertado. Más que lamentarnos, debemos felicitarnos de tener un jugador de ese nivel.
Ahora queda la ilusión por hacer algo importante en Europa y mucho trabajo en la Liga Endesa, con la zona media-baja muy igualada.
—Europa es una ilusión para todos por la posibilidad de ganar un título, pero sin olvidar que nuestra máxima responsabilidad está en la ACB. La liga está diferente respecto a otros años. No hay equipos malos y lo que era la clase media es ya clase alta. Estamos muchos equipos luchando por el mismo objetivo con presupuestos más altos que otros cursos y mayores calidades. Debemos adaptarnos con la convicción de que todo esto lo afrontamos juntos: equipo, club y afición.
Les quedan muchos duelos en casa y en Miribilla se han mostrado muy contundentes ante los rivales directos. Además, en momentos de máxima exigencia clasificatoria.
—Esta ha sido una virtud que hemos tenido. Somos un equipo que entiende la idea del partido a partido, que aprovecha los encuentros para aprender y que sabe corregir aspectos también desde la mentalidad. Igual que el resto, somos más competitivos en casa y vamos a intentar mantener ese nivel, pero sabiendo también que nosotros queremos ir a por todos los partidos. Independientemente del rival y de dónde se juegue.