El Bilbao Basket puede conseguir hoy en Fontajau su victoria 300 en la Liga Endesa, una cifra redonda dentro de la celebración de su 25 aniversario. Precisamente, en el pabellón gironí sufrieron los vizcainos una de sus derrotas más inverosímiles cuando en su primera campaña en la Liga ACB perdieron tras prórroga por un triple casi desde el centro del campo de Terrell Myers. Ahora el proyecto del Girona es otro, liderado desde los despachos por Marc Gasol, y se ha convertido en rival directo del Bilbao Basket desde que ascendió hace un par de temporadas. Además, en el banquillo catalán está Fotis Katsikaris, que condujo los momentos deportivos más destacados de la entidad bilbaina, lo que añade aún más reminiscencias históricas a un duelo con cierta trascendencia en el presente, aunque solo hayan transcurrido seis jornadas.

Una victoria permitiría al Bilbao Basket abrir hueco con los puestos de descenso, sumarse a la todavía amplia lista de candidatos a la Copa y cerrar con nota alta un tramo del calendario que tenía mucha dificultad. Jaume Ponsarnau ya ha advertido a sus jugadores de que cabe esperar una mejor versión del Girona, al menos en cuanto a su actitud y también su acierto. Las palabras de Marc Gasol en la previa buscan estimular a su plantilla, en la que hoy podría debutar Williams Howard, alero francés que debe añadir calidad donde sobra capacidad física.

Precisamente, esa es una de las preocupaciones del técnico del Bilbao Basket, que ha tratado de convencer a sus jugadores para que reaccionen de inmediato cuando el Girona consiga una de esas acciones espectaculares que levantan la moral de un equipo y de su público. Los hombres de negro van a ceder kilos y, sobre todo, músculo en varios emparejamientos, pero su armadura táctica debe permitirle estar en el partido y competirlo hasta el final, como ha hecho en todos sus desplazamientos hasta ahora.

El Girona, por su parte, aparece como un rival imprevisible, falto de acoplamiento y una clara idea de juego al que las lesiones de Juani Marcos y Sergi Martínez y la posterior sanción a Juan Fernández han privado de piezas claves para Katsikaris, que aún está buscando los quintetos que mejor le funcionen. Ike Iroegbu, Nike Sibande o Aljami Durham se están mostrando muy inconstantes y eso lastra al equipo porque son los llamados a llevar el peso anotador. En el juego interior, James Nnaji y Francisco Cáffaro son meros finalizadores a los que la defensa del Bilbao Basket puede controlar cerca del aro.

El Girona, por debajo de los 70 puntos por partido, apenas está anotando un 28% de sus triples, pero los vizcainos deberán estar atentos a un especialista como Mindaugas Susinskas, que está en el 53%. Algunos jugadores del conjunto de Fontajau ya tienen la cruz encima y el Bilbao Basket puede aprovecharse de esa presión para imponer su trabajo colectivo y llevar el partido a su terreno.