El mercado de la Liga Endesa va cogiendo ritmo de crucero, pese a que la competición aún no ha acabado. El Real Madrid y el UCAM Murcia inician hoy la final mientras el resto de clubes están anunciando altas y bajas. Se barruntan muchas novedades en la mayoría de las plantillas, algo habitual cada verano, y un factor ocupa las mesas de las direcciones deportivas: el de los cupos, los llamados jugadores formados localmente en el argot de la ACB. Muchos jugadores con esta condición van a cambiar de equipo, siempre con la obligatoriedad de contar con cuatro en cada plantilla, que tienen que ser cinco para aquellos equipos que compiten en Europa en los torneos de la FIBA.

El Bilbao Basket ha perdido a Tomeu Rigo y Álex Reyes, por lo que tiene que encontrar dos jugadores que les sustituyan. Rafa Pueyo no se ha mostrado preocupado por este motivo porque tienen contrato Melwin Pantzar y Xavi Rabaseda y puede utilizar el comodín de inscribir a Thijs De Ridder con licencia sub 22, que también cuenta a esos efectos reglamentarios en la Liga Endesa. El sueco es pieza codiciada por esa etiqueta de cupo y el club, por ello, ha ampliado su contrato hasta 2026, con una mejora de sus condiciones económicas. Además, estos dos jugadores no vendrían para ocupar puestos importantes en la rotación, sino para completar la plantilla y buscar sus minutos en Europa, si se repite presencia. Unai Barandalla también saldrá, en principio, y su rol irá para alguno de sus compañeros estos años en el equipo EBA.

De todas formas, la búsqueda, si se quiere cumplir unos estándares de calidad, no es sencilla porque la de cupo es una pieza muy solicitada y en algunos casos, no precisamente barata. Desde los más poderosos hasta los más modestos, todos deben cumplir la misma norma y hay muchos jugadores que prefieren ser cola de león a cabeza de ratón. El Real Madrid, que perderá a Rudy Fernández y quizás al Chacho Rodríguez, o el Barça, en el que no continuará Oriol Paulí y se duda del futuro de Ricky o Brizuela, tendrán que incorporar cupos y acudir al mercado porque ellos, como el Joventut o el Zaragoza, están siendo víctimas de la fuga de talento hacia Estados Unidos. Las grandes promesas de sus canteras (Demin, Diagne, Jakucionis, Mara, Conrad, etc) no esperan la oportunidad de escalar al primer equipo y recalan en la NCAA donde ahora pueden ganar dinero gracias a los contratos NIL (Name Image Likeness), que se basan en explotar sus derechos de imagen y mercantiles. Esto supone añadir un competidor más para clubes que ya se están replanteando si les merece la pena mantener la inversión en formación si no hay paciencia para esperar los frutos

La calidad general en este perfil de jugadores, sobre todo en los que son seleccionables por España, ha caído, pocos marcan la diferencia en sus equipos y no es sencillo armar bloques competitivos en torno a ellos, como hicieron en su día el Valencia o el Unicaja, y sorprender a los grandes. El UCAM Murcia, por ejemplo, no tiene ningún cupo seleccionable por España, pero no le va a ser sencillo retenerlos a todos.

Así que en este mercado va a haber muchos cambios de cromos de jugadores que busquen más protagonismo o dinero, salvo que algunos clubes se decidan a dar la alternativa a muchos de esos jóvenes que ganan medallas cada verano, algo que, mientras no cambie la normativa, tendrá que ocurrir por necesidad más pronto que tarde ya que no se puede vivir eternamente de las generaciones de los 80 y los 90. La LEB Oro puede ser un buen caladero y, en el caso del Bilbao Basket y por tradición, no es descartable que alguno de estos cupos llegue desde la segunda categoría.