EL Surne Bilbao Basket tiene motivos sobrados para estar satisfecho con su recién clausurada semana fantástica tras haber resuelto de manera sobresaliente dos choques de tremenda trascendencia dentro de las competiciones que disputa. Primero, remontó con gran autoridad los 19 puntos de desventaja que acumuló en la pista del Legia Varsovia en la ida de los cuartos de final de la FIBA Europe Cup, catapultándose con un inapelable 81-53 hasta las semifinales, donde le esperan los Chemnitz Niners, líderes de la Bundesliga. Posteriormente, dieron buena cuenta del Joventut (92-71) para cosechar su décima victoria en la Liga Endesa e impulsarse hasta una zona clasificatoria tranquila, con un colchón de cuatro triunfos sobre la zona de descenso a falta de nueve jornadas. En ambos compromisos hubo un aspecto común: el factor Miribilla, el escenario que saca a relucir los máximos niveles de energía, concentración, aplomo y acierto del conjunto que entrena Jaume Ponsarnau.

Los mismos hombres de negro que ofrecen una versión tan timorata, irregular y empequeñecida en los desplazamientos –en la competición doméstica no ganan fuera desde que lo hicieran el 3 de diciembre en Valencia y suman hasta el momento siete derrotas seguidas– mutan a contundentes, eléctricos y efectivos ante el calor de la marea negra. El equipo vizcaino no abandona el Bilbao Arena cabizbajo como consecuencia de una derrota desde que el 9 de diciembre se pegara un peligroso tiro en el pie ante el Río Breogán (68-76) por culpa de unos horribles once minutos finales de choque. Desde entonces, ha encadenado cinco éxitos en Liga Endesa, tanto contra rivales directos de la zona media-baja de la tabla como el Bàsquet Girona y el Casademont Zaragoza como contra otros que luchan por entrar en las eliminatorias por el título, tales como Baxi Manresa, Valencia Basket o el Joventut. Precisamente, contra estos tres últimos contrincantes ha protagonizado algunas de las mejores actuaciones del presente curso, batiendo por quince puntos a los de Álex Mumbrú (93-78), por veinte a los de Pedro Martínez (74-54) y por 21 el pasado domingo a los de Carles Duran. Además, en competición doméstica no conoce el amargo sabor de la derrota como anfitrión.

Este notable balance como anfitrión, con un 8-4 en Liga Endesa y un 7-0 en la FIBA Europe Cup, ha servido para construir tanto el actual estado de tranquilidad con el que vive en la competición doméstica, aunque todavía queda trabajo por hacer, como los sueños de gloria continentales al verse en la antesala de la gran final. Recuperar la consistencia como local después de un complicado periodo entre finales de octubre y principios de diciembre, en el que Lenovo Tenerife, Real Madrid, Unicaja y Río Breogán pescaron de forma sucesiva en el Bilbao Arena, ha sido providencial para estabilizar e impulsar la trayectoria deportiva y alejarla de incómodas urgencias.

La versión lustrosa y fiable del conjunto vizcaino como anfitrión tendrá que volver a aparecer el miércoles de la próxima semana (20.00 horas) ante el Chemnitz para tratar de jugar la vuelta de las semifinales continentales siete días después en tierras alemanas con el mejor marcador posible, mientras que en lo referente a la Liga Endesa es tranquilizador que cinco de los nueve compromisos pendientes vayan a disputarse en el recinto de Miribilla, ante Baskonia el próximo domingo, Dreamland Gran Canaria, Monbus Obradoiro, Palencia y Barça.