EL Surne Bilbao Basket es un equipo notable a la hora de agarrarse a los partidos, cuando tiene que pelear en situaciones complicadas con el luminoso en contra incluso contra rivales de nivel superior; tiene incluso el juego suficiente para fabricar marcadores más que favorables, de los que dejan el éxito al alcance de la mano, cuando juega lejos de Miribilla, pero hay un aspecto del juego que le penaliza enormemente este último mes: su falta de contundencia cuando debe gestionar situaciones de ventaja en el marcador, su flojera cuando solo falta asestar el golpe de gracia al contrincante. El último ejemplo, el domingo en Badalona, cuando un claro 69-76 a un minuto del final fue volteado por el Joventut para acabar ganando por 81-78 con un triple sobre la bocina de veinte metros de Andrés Feliz después de que los hombres de negro pusieran mucho de su parte para que llegara su quinta derrota seguida en ACB.

En los diez encuentros que ha disputado hasta el momento en la Liga Endesa, cinco se han resuelto por diferencias de tres o menos puntos. En los dos primeros salió cara –ante Obradoiro (77-78) y Granada (94-93)– y en los tres últimos cruz –contra Tenerife (93-94), Real Madrid (84-87) y Joventut (81-78)–. El conjunto vizcaino resolvió las cinco primeras citas del curso con un gran balance de 4-1 que bien pudo ser peor; ahora acumula un dañino 0-5 que con mayores dosis de fortuna, contundencia y acierto en momentos claves podría ser bastante mejor, con el importante incremento de la exigencia del calendario como principal variación entre ambos segmentos competitivos.

Lo sangrante para sus intereses es que durante esta racha de cinco derrotas el conjunto vizcaino ha dejado que la victoria se le escurriera entre los dedos dos veces por blandura en el juego y desacierto. La debacle en la cancha del Zaragoza, donde ganaba por 17 puntos a falta de 16 minutos y acabó perdiendo por 14, tuvo continuidad el domingo en la del Joventut. Con distintos matices –mayor influencia de la horrible toma de decisiones global contra los de Fisac, más encogimiento de muñeca en el momento decisivo frente a los de Duran–, pero igual desenlace.

Por contra, durante esta racha adversa ese mismo equipo ha combatido de poder a poder en casa contra el potente Tenerife y el por entonces invicto en ACB y Euroliga Real Madrid siendo capaz de reponerse de situaciones muy difíciles. Ante los de Vidorreta, pasó de un adverso 73-78 a 1:20 del final a tener en su mano el triple de la victoria, con fallo de Adam Smith pero Denzel Andersson siendo objeto de falta en el rebote y forzando desde la línea de tiros libres una prórroga en la que se consumó la derrota. Frente a los blancos, llegó a perder por once puntos en el primer cuarto, se puso cuatro arriba en el segundo, caía por catorce a otros tantos minutos del final y se recuperó llegando a colocarse 72-68 arriba a falta de cinco minutos. Pese a los triplazos de Campazzo y Hezonja, su resistencia llegó hasta el 81-83 a 16 segundos del final tras fallar Melwin Pantzar un tiro libre.

Calendario, mal momento de varios jugadores, problemas de sostenibilidad lejos de Miribilla, falta de dureza mental para jugar con aplomo los minutos de la verdad, la fortuna y las dinámicas... Muchos factores para argumentar una falta de colmillo que está teniendo un coste elevado.