El Bilbao Basket tiene la oportunidad hoy de dejar casi visto para sentencia su pase a la siguiente fase de la FIBA Europe Cup y para ello debe superar al Caledonia Gladiators. Cuando arrancó el torneo, nadie podía imaginar que ambos equipos llegarían igualados a este tercera jornada, pero los escoceses, a priori el rival más débil del grupo, han sorprendido y ese es su mayor peligro: que ya pueden creerse capaces de cualquier cosa y querrán jugar todas las bazas que tengan a su alcance. “Afrontamos el partido con la máxima rivalidad y respeto al rival porque es muy físico, con varios jugadores que pueden asumir la responsabilidad y, si están inspirados, defenderles va a ser muy difícil”, comenta Jaume Ponsarnau sobre un conjunto atípico, que practica un juego sin pautas claras, al contrario que el Tenerife, el último rival de los hombres de negro.
En el Caledonia Gladiators la principal consigna es correr, cualquiera puede tirar desde cualquier sitio y sus jugadores hacen gala también de una dureza que los árbitros suelen consentir en Europa. “Son un equipo pintoresco, pero que como nosotros juega por algo más y defiende el pabellón del baloncesto escocés”, apunta Ponsarnau en una clara advertencia a sus jugadores de que deberán aplicarse con rigor, concentración e intensidad para imponer la diferencia técnica y táctica que se supone entre un equipo de la Liga Endesa y otro de la Liga británica, alejada de la élite del baloncesto europeo.
Además, también habrá que tener paciencia, en la cancha y en la grada, porque quizás el partido no se rompa pronto y haya que madurar a un rival que llega a Bilbao muy motivado porque, de foma inesperada, aspira a meterse en la ronda de los dieciséis mejores.